Con el pechito inflado y esos cuerpos rebosando en testosterona, dos barrenderos municipales frenaron el camión, se bajaron y fueron a dar caza a dos vecinos para inflarlos a trompadas. Qué maravilla, qué machos. Ocurrió hace cuatro días en la avenida de Bélgica, en Santa Cruz. Imagino que en la cabina del vehículo la hombría se cortaba con un cuchillo. Seguro que hasta la tendrían decorada con pósters de revistas porno. Sí, sí, como en esas películas republicanas de Hollywood donde los americanos son muy catetos y sólo responden a instintos primarios. Siempre es una alegría darse cuenta de que nuestros empleados municipales (estos por parte de Urbaser) tienen la misma inteligencia y templanza que Charles Bronson o que el propio Chuck Norris.

¿Pero qué causó tal somanta de hostias? La versión más oficial cuenta que "hubo algo más que palabras", y eso me ha dejado más tranquilo. Entonces que se maten; en Hiroshima también hubo algo más que palabras. Desde la tarde del jueves voy con ocho ojos mirando dónde dejo la basura, no sea que me equivoque en el color del contenedor, y de la nada, cual desembarco de Normandía, aparezcan tropecientos operarios de la limpieza santacrucera no a agredirme, sino a llevarme a un callejón oscuro para hacerme un hijo. Porque, tal y como anda el servicio, todo es posible.Fuera vacilones, los operarios de limpieza gozan en Santa Cruz de un respeto absoluto, por favor, a todos, condenen esto. Gracias.

@JC_Alberto