El 27 de septiembre de 1999 celebrábamos el Día Mundial del Turismo, como apertura de la XIII Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en Santiago de Chile.

Allí, en el Teatro Municipal de Santiago, oíamos al ministro de Economía y Turismo Jorge Leiva Lavalle y al presidente de la República Eduardo Frei Ruiz-Tagle, con sus enjundiosas y medidas palabras, destacar el turismo como el auténtico motor del desarrollo de los pueblos, junto a la optimista pero mesurada intervención del secretario general de la OMT Francesco Frangialli.

Ha llovido mucho desde entonces. Ahí en esa oportunidad la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo aprobó el Código Ético Mundial para el Turismo. Un significativo logro que hoy es referencia mundial para los hombres de bien que trabajan por el turismo.

Volver a recordar aquella excepcional ocasión es retrotraernos al majestuoso escenario del iluminado y lleno de banderas de más de 140 países del mundo, Teatro Municipal de Santiago, y la regia presentación del acto, que como preludio poético-musical estuvo brillantemente adornado, en esta impresionante ceremonia de inauguración, con la escenificación de la obra "Pequeña Cantata de los Poetas de Chile" -Gabriela Mistral, Pablo, Neruda, Nicanor Parra...-, que nos transportó durante toda la representación a un mundo pleno de emociones, gracias a la magnífica interpretación que todos los componentes de la obra supieron hacer de ella. "Queremos ofrecer a nuestros distinguidos visitantes un espectáculo que tenga claros elementos de nuestro carácter, nuestra sensibilidad, nuestros rostros y coloridos..., nuestra geografía, nuestros sentimientos, nuestros personajes..., nuestra identidad nacional". Así entienden en Chile lo que hay que mostrarle al visitante. Como debe ser.

Hoy, cuando estamos a las puertas de celebrar un nuevo 27 de septiembre, no podemos menos que recordar aquella hermosa ocasión signada por su feliz desarrollo y marcada por toda una larga serie de consecuciones que ilustran la vida de la OMT.

Parece oportuno entonces que nuestra colaboración con esta significativa celebración esté relacionada con la imparable marcha ascendente del movimiento turístico mundial, el cual rompe todas las previsiones posibles, pues los problemas que pueden paralizar al sector intermitentemente en algunos de sus múltiples escenarios se ven compensados por la actividad de destinos emergentes que entran de lleno en el mercado de la oferta y la demanda, con una irresistible capacidad de captación, toda vez que han sabido adaptar sus valores turísticos a las nuevas exigencias que cada día se segmentan más en todo el mundo viajero.

El movimiento turístico mundial avanza a pasos agigantados -habría que mirar solamente para Dubai-; sus perspectivas son incalculables. Según las concienzudas pero recatadas previsiones de la Organización Mundial del Turismo, en el 2020 vamos a tener sobre la faz del planeta -y en el espacio también- el doble de turistas que hay ahora. Como decía aquella famosa frase acuñada por un touroperador de los de antes: "En algún lugar hay un turista para usted". Encontrarlo y atraerlo hacia nuestro destino es labor de profesionales. Y no sigamos confundiéndonos: el turismo que va a los casinos de Montecarlo o de Estoril no es el mismo del "todo incluido" que va al Caribe... El que quiera entender que entienda.

Un año más celebramos el Día Mundial del Turismo. Los caramelos y las flores que se regalen a los turistas en algunos destinos "consolidados" son una buena muestra del turismo que los visitan... Está claro que todos los lugares no se pueden regalar Rolex ni Mercedes último modelo...

Hace pocos años la Organización Mundial de Turismo utilizó el eslogan: "Turismo: fuerza impulsora de la lucha contra la pobreza, de la creación de empleo y de la armonía social".

Ante la magnitud y la oportunidad de este mensaje, hacemos un llamado a la cordura y la sensatez de quienes están planificando el turismo como un elemento de desarrollo sostenible, para que estas vertientes, claras y precisas, que contienen este mensaje estén siempre presentes en la planificación de las actividades consecuentes en la evolución de los pueblos, muy en especial teniendo en cuenta que desarrollo no significa crecer, como muy bien insistía reiteradamente, una y otra vez, en sus enjundiosas y brillantes clases sobre planificación del territorio turístico, nuestro prestigioso profesor doctor arquitecto Juan Julio Fernández.

Hace ya algunos años, el secretario general de la OMT invitaba a todos los agentes del turismo, especialmente a las administraciones nacionales de turismo y al sector turístico privado, a reforzar sus actividades con este nuevo enfoque de reducción de la pobreza. "Estamos convencidos -decía- de que encontrarán muchas maneras de combinar solidaridad con rentabilidad, el crecimiento turístico nacional con las oportunidades de empleo para los pobres, y el éxito empresarial a largo plazo con la sostenibilidad socioeconómica".

Cultura de paz, unida a la filosofía del trabajo bien hecho, deben de ser metas para producir esa felicidad que necesita todo ser humano, y que se conseguirá solamente cuando todos tengamos un nivel de vida consecuente con el trabajo que desarrollemos, ganándonos el pan con el sudor de nuestra frente, sin prebendas ni regalías, pero disponiendo de los medios necesarios para adquirir ese cultura que nos lleve a disfrutar de la vida como debe ser: honrada y honestamente. Amén.

*Del grupo de expertos de la Organización Mundial del Turismo