Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada en el mundo

Albert Camus.

El editorial de la revista Turista Magazine Destinos, impecablemente construido por su directora, Elena Villar, nos alerta sobre el panorama mundial que estamos observando sobre una imparable crisis de valores, el cual enlazamos con un enjundioso artículo que publicaba el martes el diario La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria, de la pluma del relevante periodista Ángel Tristán Pimienta.

En ambas publicaciones está presente el escenario que estamos viviendo en una sociedad que parece estar más corrompida cada día que pasa. Por supuesto que no es de recibo el dispendio, la arrogancia y el espectáculo que nos ofrecen, cada día, personajes que deberían predicar con el ejemplo.

Y es que cuando hablamos de turismo, de empresas turísticas, de funcionarios, o de personajes relacionados con este sector, se nos viene a la imagen toda una larga serie de conferencias e intervenciones que tuvimos la suerte de presenciar en el Palacio de Congresos de Torremolinos, hace unos pocos años, bajo el tema "El Turismo Justo". ¿Podemos entender esta meta en un mercado donde la corrupción lo invade por todos lados? Indudablemente, no.

Un mundo donde la comprensión, la amabilidad y el trato justo deben de ser sus principios, no puede tener entre bambalinas la imagen de la corrupción y la descomposición moral. Todo un tratado sobre la ética y las buenas costumbres, debería ser impuesto a todos los niveles en el conocimiento de los personajes involucrados en el desarrollo turístico, que es lo mismo que decir en el desarrollo de la sociedad mundial. Aquí no escapa nadie.

Estamos ante un panorama que necesariamente tenemos que cambiar si queremos caminar hacia el progreso de la humanidad, en el cual el movimiento turístico es un paradigma de especial significado, dada la magnitud espectacular con la que avanza en todas las regiones del mundo, por lo que debería de servirnos como punto de apoyo de una palanca que inspire la ética necesaria para cambiar el escenario en el cual nos movemos actualmente de una forma desordenada, lleno de inmensas lagunas de corrupciones, de la que no escapan los más importantes personajes de la política, la empresa, y las representaciones sociales, como en el caso de España. Una auténtica vergüenza que nos sonroja solo en pensarlo.

El mundo del turismo, con todo su entorno mágico, donde la buena fe, la comprensión, y la justicia deben imperar, es el modelo sobre el que tenemos que trabajar con honestidad y honradez para conseguir erradicar las malas artes que criticamos y que son, hoy en día, la preocupación más importante de la sociedad mundial.

Un turismo justo -como tiene que ser- deberá de estar basado en una relaciones donde "la buena fe, como base en los negocios y en las profesiones, el aprecio a toda ocupación útil y la dignificación de la propia en beneficio de la sociedad", como recogen lo principios rotarios. Algo que está precisamente en contra de toda manipulación onerosa que desvirtúe la verdadera esencia de unos valores morales, más que necesarios para conseguir una convivencia ideal en la sociedad mundial.

El desarrollo del turismo debe ser la fórmula exacta que se imponga definitivamente de forma pragmática en una buena gestión, seria y trasparente, en la cual participen todos sus actores, desde el empresario hasta el mas humilde de sus servidores.

Precisa y esclarecedora la frase final del editorial de Turista Magazine Destinos que nos inspiró este comentario, pronunciada por el rey de España, Felipe de Borbón: "Hoy más que nunca, los ciudadanos demandan, con toda razón, que los principios morales y éticos, inspiren nuestra vida pública...". Eso.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo