El cronista ha tenido unos días muy ajetreados. Almuerzos y cenas de Navidad y viajes y visitas con situaciones y personajes de lo más variado. El encuentro con Charles Dickens fue extraordinario. En Landport, en la ciudad de Portsmouth, me recibió como si me conociera de toda la vida y me dio todas las facilidades del mundo para hacer uso del título de su gran obra "Canción de Navidad". Casualmente ese día, 24 de diciembre, estaba tomándose unas copas con sus amigos, los también admirados Alejandro Dumas y Julio Verne, igualmente amables y muy conocedores de Tenerife, en donde, en distintas fechas, habían estado.

-¡Oh, the Teide! ¡Oh, the valley of the "Ogotava"! ¡Oh, very good, beatifull potatoes and old fish! (se ve que les gustaron las papas bonitas con viejas).

Así estuvieron los tres halagando mis oídos con sus recuerdos de las islas.

-Y dígame, "my friend", ¿qué quiere en realidad de mí?

-Sr. Dickens, además de su autorización para usar el título de su obra "Canción de Navidad", me interesaba conocer la técnica que usted emplea, de propia voz, para escribir sus maravillosos cuentos.

-Por cierto, me dice (y el tono era con cierta sorna), sé que en España se han publicado y leído mucho mis obras; pero que nunca me ha llegado ni una libra procedente de la SGAE (Sociedad General de Autores).

-No se preocupe, lo hablaré cuando llegue a Canarias con los paisanos Caco Senante y Teddy Bautista.

-¡Ah!, veo que tiene usted, en una edición muy cuidada, un ejemplar de Don Quijote de la Mancha, mister Dickens.

-Le diré, "my friend journalist", que Miguel de Cervantes es uno de mis autores preferidos y algunas de sus narraciones españolas han inspirado pasajes de mis obras, tan crudas, pero a la vez simpáticas.

-La verdad que usted suele emplear mucho la ironía incluso en situaciones dramáticas.

-Ok, igual que él. (Dumas y Verne asintieron, también).

-Esa maravillosa escena de los molinos nadie la ha podido mejorar -dijo el autor de "Veinte mil leguas de viaje submarino".

-Dímelo a mí -apostilló Dumas-. Mis mosqueteros tienen mucha inspiración en esas aventuras caballerescas del Hidalgo manchego.

(Se me acerca Dickens con un papel en la mano).

-Bien, aquí tiene usted una autorización de puño y letra para que use el título en el periódico EL DÍA, y por una sola vez de mi obra "Canción de Navidad". Por cierto, le diré que fueron los españoles los que pusieron en uso las felicitaciones navideñas con postales y buenos deseos tras leer mi obra, y que les conmovió tanto que sus mejores sentimientos por estas fechas los expresaron con tarjetas alusivas a la fiesta.

-Me alegra saberlo. Costumbre que ya casi no se usa, señor Dickens. Ahora todo es por teléfono móvil con sms y whatsapp.

-Cierto, cierto. Le da usted recuerdos a Agatha Christie, que creo que está en su isla.

-No, no, aún no toca, Charles. Eso será dentro de bastantes años (y acertó el futurista Julio Verne, y como saben los vecinos del Puerto de la Cruz).

Salí encantado de la mansión de Charles Dickens.

Ya en la isla el cronista tiene que asistir a varios encuentros navideños: almuerzos-entrevistas. El cabildo reunió a un buen número de directores y responsables de medios informativos. Carlos Alonso se explayó en recuento de realizaciones del año que acaba y previsiones para 2015.

(Un grupo de comensales estaba ciertamente extrañado con que a los representantes de periódicos digitales no les pusieran el mismo número de platos de croquetas que a los de prensa de papel, radio y televisión). "Y además, puedes publicar, que mientras las nuestras son de pescado, sama, las de ellos son de jamón ibérico". Y queda dicho.

-Don Carlos, ¿y aquí no va a hablar de la transparencia, de eso no va a decir nada? (es Pepe Moreno el que pregunta).

-Sí, sí claro. Está preparado un amplio informe que les detalla el Sr. Medina. ¡Efraín, por favor!

-Sí, presidente. Amigos, gracias por asistir a este encuentro navideño. Como ha dicho don Carlos, hay un amplio dossier sobre transparencia y que ponemos a su disposición. Sí les adelanto que serán transparencias de gasa y de tul en variados colores muy vistosos y sugerentes, como no podía ser menos, con mucha insinuación y que servirá para que la moda canaria siga ganando... ( Y así durante una hora, amigos lectores, pero sí, se habló de transparencia).

En la reunión del ayuntamiento, coincidiendo con los mismos comensales, el alcalde José Manuel Bermúdez tuvo palabras de agradecimiento para todos los medios y para sus compañeros de gobierno "muy leales, aunque tengamos ideologías distintas" (todos aplaudieron, menos Cristina Tavío, enfrascada en la pantalla del móvil leyendo -según dijo alguien después- unos mensajes de José Manuel Soria y Antonio Alarcó).

-¡Alcalde, don José Manuel!

-Sí, Santiago (el jefe de informativos de la cadena SER).

-¿Y qué pasa con la transparencia?

-Pues, mire, no una, sino dos transparencias.

-¡Mejor, mejor! -dijeron todos los periodistas a la vez.

-Alberto, corre el telón y muestra la pantalla. (Bernabé Teja enciende un proyector de diapositivas).

-¡Aquí tienen: una transparencia de la playa de Las Teresitas, a rebosar de bañistas... ¡Pon la otra, Alberto!... Y otra transparencia... ¡Esta es... del Mamotreto! Ambas les serán entregadas a ustedes para que informen a sus oyentes y lectores. Y en el futuro se distribuirán en los muelles entre los turistas de crucero, para que se queden en la capital. (Aplausos... A alguien se le escapó un sonoro eructo. Sé quien fue, pero no lo publico).

"De almuerzo en almuerzo y tiro porque nos toca", me dice Carmelo Rivero ¡A ver qué nos dicen en el Parlamento!

Pues salvo la cara del presidente, de Antonio Castro y media docena de diputados, los demás son los de siempre. Castro tuvo el detalle de recibir a los periodistas obsequiándolos con una rapadura palmera (a mí me tocó de gofio con chocolate).

Y como es costumbre, a los postres preguntas.

-¡Presidente, don Antonio! No ignora usted que se ha hablado mucho de viajes, transportes y, especialmente, de dietas.

-¿Y qué quieres saber de las dietas, Belín, tú, que eres experto en gastronomía? ¡Jajaja!

-¡Pues lo que todo el mundo. Dietas, sí, pero con transparencia!

-Ya me lo suponía que me iban a preguntar por eso. ¡La transparencia, las dietas! (Toca las palmas, llamada de atención). ¡A ver, que pasen don Carlos y el Sr. Grande!

(Los periodistas se miran entre sí. ¿Carlos? ¿Grande?

Y entran en escena Carlos Arguiñano y Grande Cobián ( famosos por cocina y dieta científica, respectivamente).

-Pregunten lo que quieran sobre dietas que tanto el Sr. Arguiñano como el Sr. Grande les harán una muestra, una demostración transparente, repito, ¡transparente!, de cómo son las buenas dietas, con transparencia, sin ocultación, hechas delante de ustedes. Dietas y transparencia, que es lo mismo que decir, ¡claridad! Sí, transparencia y claridad! ¡Empiecen, señores!

¡Y tanta, tanta claridad, amigos lectores, que incluso en el recinto cerrado del Parlamento me tuve que poner las gafas de sol!

¡Jodida transparencia!