1.- Cuando uno se va, como yo ahora que estoy en Madrid, quiere arreglar todo lo pendiente en un día, a última hora, corriendo. Escribir lo solicitado, archivar lo amontonado, ordenar lo desordenado, como si fuera el último viaje. Bueno, quién sabe. A mí no me gusta escribir de estas cosas, me da yu-yu. Por cierto, "Iberia" es mucho más barata que "Air Europa" en sus vuelos con Canarias. Lo digo para que no se lancen a viajar con una u otra compañía antes de comparar precios. "Iberia" está tirando la casa por la ventana. Antañazo, "Iberia" me invitaba a todas partes pero era cuando ejercía como jefe de prensa de la compañía mi querido y admirado compañero , que fue muy amigo -César lo cita varias veces en sus diarios- de González-Ruano. Una vez estuvimos en Long Beach (California) para que ingenieros de Mac Donnell/Douglas nos explicaran por qué se caían los "DC-10". Fíjense: la culpa fue de una grúa que quebraba los bulones de sujeción de los motores cuando los sacaba para las revisiones. Qué cosas. Se vinieron al suelo tres o cuatro de estos modelos, con grandes pérdidas humanas. De "Iberia", ninguno.

2.- Aquellos viajes eran muy divertidos. Ya les conté que también me invitaron a ver el "Guernica", todavía en el MOMA de N.Y., antes de que lo trajeran a España, en un avión de "Iberia", y fuera expuesto en el Casón del Buen Retiro, donde también fui a contemplarlo. Ahora creo que está en el "Reina Sofía". Tenía, y un poco tengo, obsesión por ese cuadro de Picasso, que me impresionó siempre. Se vive el dolor del bombardeo en él. Qué bruto era Franco, coño.

3.- Con "Iberia" fui a Francia, a traer el primer "Airbus" que compró la compañía. Recuerdo que en ese viaje iba también Luis Mardones, ya no recuerdo quién más. Y con CajaCanarias, ya no con "Iberia" sino con "Air France", hicimos un viaje en el "Concorde" desde el Sur a Dakar en un plis/plas. Recuerdo que a mi lado iba el recordado Manolo Martínez Pardo. Ni se notaba la velocidad, el avión era muy incómodo, demasiado estrecho y las ventanillas minúsculas. Cuando consumí la copa de champán que nos dieron ya estábamos otra vez en Tenerife. El otro día le recordaba a Lorenzo Dorta un viaje que hicimos en un "Vikker Viscount" de hélice desde Belfast a Edimburgo. Casi nos matamos. Otro día lo cuento.

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