Es como se muestra el representante de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, respecto de su consolidada idea de cerrar la Refinería. Don Guillermo Guigou no cesa en su pretensión. Al menos, espero que ese acendrado deseo no se vea, ahora, adornado por la idiotez con que se manifestó el Pleno del ayuntamiento capitalino el 20 de febrero de 2009 apoyando, entonces, la moción de Ciudadanos con las aportaciones de otros grupos políticos en aras del consenso: "Instar al Gobierno de Canarias a que proceda a iniciar la tramitación para el cierre de la Refinería, teniendo en cuenta la estabilidad de los puestos de trabajo". Ante tal imbecilidad ya me pronuncié en esta columna, lo más suavemente que pude, el 28 de febrero de 2009.

El pasado 11 de octubre podía leer en este periódico alguna síntesis del debate mantenido por los grupos políticos en cuanto al deseo del Sr. Guigou de que el grupo de gobierno respondiese respecto a si se sumaría a la demanda presentada en la Fiscalía por la contaminación producida supuestamente por la Refinería. Y lo que me contrarió sobremanera fue que, ante la manifestación del concejal Díaz-Estébanez respecto a que había que mirar por los puestos de trabajo que se perderían si cerrase la Refinería, don Guillermo Guigou matizó que "para tener trabajo, primero hay que estar vivo". Yo, que he entregado más de treinta años a ese centro de trabajo, cuando las especificaciones en cuanto a nivel de contaminación no eran tan estrictas como lo son ahora, disfruto de buena salud. Y como yo, mis compañeros de entonces y los que permanecen. Y lamento esta nueva patujada de don Guillermo. A mis 75 años de edad ya no estoy vinculado a la Refinería ni a Cepsa en su conjunto. El último vínculo que tenía con Cepsa era mi condición de accionista, vínculo que adquirí para poder llevar al seno de la Junta de accionistas inquietudes de mi entonces condición de sindicalista. Y ese último vínculo se fue al traste cuando me vi sometido a la OPA forzosa que los Emiratos Árabes Unidos, con la aquiescencia del gobierno zapateril, emitieron sobre las acciones de Cepsa.

Dicho lo anterior, queda claro que nada tengo que ver ya con Cepsa. Pero me duele que a los trabajadores que quedan en la Refinería se les venga a considerar como suicidas por una patulea política digna de mejor causa ¿Quién contamina a Santa Cruz? ¿La Refinería? ¿La intensa carga de tráfico que padece la ciudad? ¿Las desgraciadas afirmaciones de unos personajes a los que unos y otros hemos puesto en los cargos con nuestros votos? Quede a la reflexión del lector.