De nuevo nos vemos obligados a hacer referencia a una noticia de portada por lo descriptiva que resulta sobre la gravedad de la situación económica y social de Canarias. "La clase media, cada vez más pobre", titulábamos el pasado viernes en nuestra primera página. Añadíamos en el resumen de esa noticia que "la exclusión social tiene rostro de varón, de 40 a 55 años y con trabajo hasta hace poco. La crisis también se ha cebado con mujeres con cargas familiares y jóvenes que ni estudian ni trabajan".

eberíamos haber agregado, para que la información estuviese completa, que mientras la clase media es cada vez más pobre, los pobres son cada vez más menesterosos y los mendigos están a punto de morir de inanición porque los comedores sociales no saben cómo multiplicarse para alimentar a tantas bocas. Tal vez, y lo decimos con todo respeto porque no pretendemos herir a nadie en sus creencias religiosas, sería necesario que descendiese Cristo sobre Canarias para repetir el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, porque en verdad solo un milagro puede salvarnos. Aunque también hay otra solución terrenal para nuestras desgracias, que de momento son muchas.

Esa solución es el final del colonialismo español y paralelamente, e incluso antes porque ello aceleraría dicho proceso emancipador de Canarias, la desaparición de Paulino Rivero de la escena política. Un nefasto presidente del Gobierno autonómico al que no dudamos en denominar, como lo hemos destacado en el título de este comentario, con el nombre completo de Paulino "Stalin" Rivero. No porque haya cometido crímenes físicos como el dictador de la antigua Unión Soviética, sino por sus crímenes políticos. No exageramos en nuestras apreciaciones porque es un crimen retirar las ayudas a los comedores escolares pero mantener las subvenciones a dos periódicos para que hablen bien de él, así como la Televisión y la Radio autonómicas y demás prebendas. Es un crimen que el presidente del Gobierno de Canarias viva en una mansión que se ha construido mientras muchos canarios, muchísimos de sus compatriotas, han perdido sus casas al no poder pagar las hipotecas. No las han podido pagar porque no tienen trabajo. Y no tienen trabajo porque son muchísimas las empresas, empezando por las del pequeño comercio -uno de los pilares de nuestra economía- que han quebrado a causa de la crisis. Crisis, lo decimos un día más, que ya ha pasado en los países avanzados tanto de Europa como del resto del mundo. Solo queda en España y en otras pocas naciones. En Canarias, esa crisis sigue clavando sus garras en los isleños porque somos una colonia; porque no podemos disponer de nuestros recursos. En vez de dimitir y exiliarse, que es lo que debía haber hecho hace mucho tiempo, el culpable de todo esto no solo se aferra a su puesto, sino que se construye un palacete. Hasta el Papa Francisco predica la humildad y decide utilizar vehículos nada ostentosos, como lo ha hecho en su recientísima visita a Brasil. No obstante, Paulino Rivero y la señora de su señor tienen que destacar; ella como paleta política -que es el equivalente a mago político en la Península- y él como gangochero de la política. ¡En manos de quién estamos! ¡Y encima el tío quiere repetir en 2015, según le dice a su periódico subvencionado de Tenerife! Lo que nos faltaba. Lo que le faltaba a Coalición Canaria es este tiro de gracia.

Mientras tanto, sigue sin investigarse el asunto de México. No afirmamos que Paulino Rivero y sus familiares sean culpables. Eso no lo hemos dicho nunca. Tan solo hemos manifestado, y nos mantenemos en esa opinión, que hay que investigar hasta que no quede atisbo alguno de sospecha porque la persona del presidente del Gobierno de Canarias no puede estar comprometida. A veces pensamos que nos ocupamos más de la respetabilidad y la honorabilidad de este político, que él mismo. e cualquier forma, estamos convencidos de que Rivero no puede ser un político respetable mientras no dimita. Sus tropelías contra el pueblo han sido tantas, que la única redención para él es el exilio a perpetuidad.

A tanto llega la maldad política de Rivero, tan elevado es su "estalinismo", que ha ideado otra treta para perjudicar a EL ÍA y a su editor. Ahora quiere cerrar lo que él llama las emisoras clandestinas de radio sin tener en cuenta, pues su caradura política es mayúscula, que el propio concurso de las FM está denunciado por esta Casa y la denuncia recogida por la Fiscalía Anticorrupción. En nuestro editorial de mañana, martes, nos referiremos de forma más amplia a este asunto.