¿De dónde saldrán los treinta y cinco millones y medio de euros que deberá pagar el Gobierno de Canarias a la Universidad de La Laguna y a la empresa Trasmediterránea? Saldrán del bolsillo de todos, como siempre. ¿Por qué se ha tenido que llegar a un pleito judicial para abonar unas cantidades a las que, según sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, tenían derecho tanto el citado centro superior como la mencionada empresa? ¿No era más conveniente para el bolsillo del contribuyente pagar inicialmente?

La negativa de este Gobierno –formado por necios políticos– a cumplir los compromisos que ha adquirido con la Universidad de La Laguna tiene una explicación. A Rivero, entregado a Las Palmas porque necesita el apoyo de los socialistas canariones para seguir en el poder, le trae sin cuidado arrasar las instituciones de la más importante de las siete islas, que es Tenerife. La más extensa, poblada y rica. Si el Sanedrín de Vegueta le exige que le dé chucho a Tenerife, los tinerfeños tendremos chucho. Por eso decimos que Rivero es un político impresentable. No puede estar al frente de un partido quien no entiende que la unidad de Canarias, imprescindible para avanzar con paso decidido hacia nuestra independencia, es imposible de alcanzar mientras una isla mantenga sus ínfulas hegemónicas sobre las demás.

Dice un apreciado colaborador de esta casa que la independencia acabará con el pleito insular, pues éste siempre ha sido fomentado por los españoles para mantener desunidos a los canarios. Negamos la mayor. Nunca ha existido un pleito insular. Lo que ha existido, y sigue vigente, es un afán de ser superiores por parte de quienes nunca lo han sido. No nos referimos al pueblo de Canaria porque los canarios somos todos hermanos, sino a los mediocres políticos de esa isla, salvando algunas excepciones, que siempre han sido hostiles a Tenerife. Lo fueron de manera muy virulenta en los inicios del siglo XX. Lo fueron tanto que no pararon hasta conseguir la división provincial mediante sus maquinaciones en Madrid. Ya desde entonces los políticos de Las Palmas preferían entenderse con los peninsulares antes que con los demás canarios, cuyos intereses como pueblo pisoteaban a su antojo para defender los suyos. No es de extrañar que estén en la tercera isla la sede canaria de los dos grandes partidos estatistas presentes en el Archipiélago.

A esos intereses se ha entregado neciamente ese traidor político a su isla y a su tierra que preside el Gobierno de Canarias. Mientras tanto, más colonialismo, más miseria, más hambre, más muertes en las listas de espera, más emigración y más abusos fiscales. Nos llegan muchísimas cartas de personas que apostillan nuestros editoriales y comentarios de las últimas semanas sobre la auténtica razzia que está desarrollando en las Islas la Agencia Tributaria española. Empresarios que no pueden salvar sus empresas porque han de pagarle al fisco de quienes nos invadieron –y nos ocupan desde hace casi seis siglos– cuantiosos impuestos. A eso no hay derecho.

¿Qué hace Paulino Rivero para remediar esta injusticia? Nada; absolutamente nada, salvo denunciar a esta Casa y a su editor por decir la verdad. Resulta irónico que el presidente de un partido que pretende ser nacionalista ataque con tanto ahínco a quienes defendemos la libertad del pueblo canario. Lo hace porque no consiente que le digamos las verdades en su cara. Para él solo sirven los periódicos sometidos con subvenciones. ¿Qué será de esos medios cuando ya no esté Rivero en la presidencia del Gobierno autonómico?

También nos preguntamos un día más si ya le ha entregado Marisa Tejedor a Paulino Rivero el cheque con los fondos de CajaCanarias que, según nuestro colaborador Andrés Chaves, le ha reclamado el déspota político que nos gobierna a esta tan querida institución para los tinerfeños. Lo preguntamos, pero no esperamos respuesta porque estamos en manos de gentuza política. Sin embargo, es importante que conozca el pueblo si la señora Tejedor ha cumplido la ruin orden que le dio la serpiente política, a la vez que la hipnotizaba como un ratoncito a punto de ser devorado. ¿En qué lugar debemos situar a partir de ahora a Marisa Tejedor? Una persona a la que tanto hemos apreciado desde su época de rectora de la Universidad de La Laguna. ¿Cómo puede seguir a las órdenes de alguien que tanto ha perjudicado a esta institución?