AUNQUE no les guste a los amigos asalariados del llamado Frente Polisario, y se pongan como energúmenos acostumbrados a actuar en el santuario de Canarias a su libre albedrío, y que aquí solo se escriba en contra de Marruecos y para insultar a su pueblo y a su rey, la realidad es como es y no como nos la quieren vender. Y esa realidad nos muestra a diario cómo un número cada vez más creciente de jóvenes saharauis se unen a grupos armados islamistas en el norte de Malí desde los campamentos de Tinduf, que en ningún caso pasan desapercibidos.

Una situación que deteriora y pone en evidencia el liderazgo del Polisario que, según fuentes bien informadas de los propios campamentos, no puede hacer frente a los acusadores informes de las embajadas occidentales en la región que son evidentes: las filas de los grupos armados islamistas, que controlan la mitad norte de Malí, son saharauis cada vez más jóvenes. Desde los campamentos supuestamente controlados por el Polisario esos jóvenes no tienen ningún problema para moverse a través de fronteras porosas del desierto entre Argelia y el norte de Malí. Además, el estancamiento en la solución de la cuestión del Sahara Occidental, y la falta de perspectiva de futuro han causado desesperación en esos jóvenes que no ven ninguna otra salida.

Esta es la razón, según esos informes, de la reacción y el enfrentamiento de los jóvenes saharauis con la dirección del Frente Polisario; y de ahí, su disposición a unirse a los grupos que han prometido lealtad a Al Qaeda. Entre otras razones, porque los jóvenes saharauis hacen buena la elección de la yihad en el Sahel. Los informes de inteligencia citan también las grandes sumas de dinero con las que son tentados y que provienen de Ansar Dine, aliados de AQMI y Mujao. Por otra parte, la relación entre los líderes yihadistas más reconocidos que son antiguos miembros del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) argelino y elementos del Polisario son un factor peligroso que, según los servicios de inteligencia occidentales pueden acarrear graves consecuencias. Los primeros están en deuda con este último por los valiosos servicios de tráfico de armas, drogas, emigrantes ilegales etcétera; siendo también cruciales sus servicios en la toma de rehenes occidentales como se ha visto últimamente.

Analistas internacionales llevan más de dos años advirtiendo de la deriva terrorista y criminal por la que han optado elementos vinculados al Frente Polisario, tanto por la vía de la yihad de AQMI, como por su vinculación a los diferentes fenómenos criminales del avispero en que se ha convertido la zona sahelo-sahariana. Pese a las evidencias y a los análisis prospectivos, también conocidos por Argelia, desde este país no se ha desarrollado en relación con tales "derivaciones" ninguna acción ejemplarizante y/o preventiva; imaginamos que "los de siempre", como dicen los propios militares argelinos, no están dispuestos a reconocer, de facto, un error histórico que les inculpa.

Pero, existiendo militares de Estado Mayor en Argelia, que son conocedores de esta circunstancia, resulta impropio de una nación, que ha sufrido como pocas los golpes del terrorismo yihadista, que esté "jugando" todavía la baza del Polisario como si le fuera a dar réditos. ¡La historia no camina en esa dirección! La corrupción en ciertos niveles del Polisario, la dictadura ideológica a la que someten a los saharauis, las actitudes de ciertos pseudodiplomáticos del Frente, que no dudan en criticar, incluso a Argelia en diversos foros; todo lo que está sucediendo en el Magreb, requiere un cambio de orientación respecto al diferendo saharaui, por parte de Argelia.

Así, una parte muy significativa y preparada de altos oficiales argelinos son conscientes de los potenciales peligros que pueden devenir de la situación en la que se encuentran los confinados en Tinduf. Son conscientes de que cualquier tensión respecto del diferendo saharaui hará que el yihadismo del área, en lento pero creciente número de apoyos, patrimonializará el conflicto. Argelia no se puede permitir que, por falta de prospección o por mirar hacia otro lado, sigan muriendo argelinos a manos, especialmente, del que fuera GSPC y, en la actualidad, desde 2007, Al Qaeda en el Magreb Islámico. Fuentes argelinas y saharauis de Tinduf han vuelto a facilitar datos fiables que evidencian -y así lo estiman en el seno de la Inteligencia Argelina- que la operatividad desplegada por los secuestradores fue posible porque contaron con cómplices que suministraron información o que incluso cooperaron en la ejecución del rapto de los cooperantes internacionales. "No es posible que sucediera todo sin ciertas complicidades", han enfatizado las mismas fuentes.

Y ello, pese a que la zona de Rabuni es un área militarizada, que cuenta con operativos militares argelinos, por tierra y aire, existen miembros de los servicios secretos argelinos y están los milicianos del Frente Polisario. Sin embargo, las fuentes consultadas en Argelia, tanto militares como del propio grupo independentista, tienen meridianamente claro que esas "criminales complicidades" han existido; con la particularidad que en el Polisario se temen las consecuencias de una investigación internacional a fondo de lo que se cuece dentro y en el entorno inmediato a ciertos ocupantes de los conflictivos campamentos.

Téngase en cuenta, por otra parte, que AQMI combina las actividades criminales de diferente orden, tráfico de armas, secuestros, tráfico de drogas, y otros como métodos de financiación y para ello cuenta con elementos que pertenecen o han pertenecido a las fuerzas armadas del Frente Polisario. No es una simple especulación, las pruebas son evidentes. Recordemos que las fuerzas de seguridad de Malí, hace apenas seis meses, llevaron a cabo una importante operación contra un grupo de narcotraficantes integrado por seis personas que procedían del Frente Polisario, y conformaban uno de los tres grupos más importantes de los que se encargan de introducir la droga entre esta parte del África saheliana hacia Europa. El operativo de las fuerzas militares de Malí se produjo, casi de forma simultánea, a otra operación ejecutada por las autoridades de Mauritania que desarticularon a un grupo de narcotraficantes, de los cuales, dos murieron en los enfrentamientos y siete fueron entregados a la Justicia. Tanto los detenidos por Malí como por Mauritania estaban vinculados entre sí, tanto por su procedencia saharaui, como por su pertenencia a AQMI.

El Frente Polisario está, pues, en la picota. Si en algún momento se tuvo la percepción de que era un FLN, y que defendía una "causa justa", con el paso del tiempo se ha visto con toda claridad que todo era una farsa, y que en la práctica es un ente que está dominado por una estructura de poder endogámica basada en la defensa de espurios intereses personales y tribales que actúa de forma dictatorial. Basta poner como ejemplo que sus máximos e incombustibles dirigentes siguen siendo prácticamente los mismos cuarenta años después, el mismo tiempo que ha estado en el poder uno de los líderes africanos más carismáticos y que más apoyó al Frente Polisario: el Presidente de Libia -ya asesinado-, el coronel Muamar El Gadafi.

El Frente Polisario, además, y como se podrá recordar, logró -entre los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado- inocular el virus de la violencia entre los saharauis, ejecutando, en sus comienzos acciones terroristas contra militares y civiles españoles; inclusive, entre canarios, como el execrable atentado a los pescadores isleños del artesanal "Cruz del Mar", que estaba faenando en el llamado banco pesquero canario-sahariano; y que engrosa una larga lista de atentados terroristas perpetrados por el Polisario, que sería prolijo enumerar ahora, y de los que todavía no ha pedido perdón. Aunque lo peor del caso es que ningún Gobierno español ha hecho nada al respecto.

¿Qué hace todavía el pueblo canario, tan solidario con causas ajenas y tan pasota con la propia, apoyando económica y moralmente a esos desalmados del Frente Polisario?

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