MARIANO Rajoy será el presidente del Gobierno que España merece. El mejor preparado de todos los tiempos. El histórico resultado del Partido Popular en las elecciones generales celebradas hace ahora una semana da una nueva mayoría a las Cortes Generales del Estado, y es una oportunidad de cambio que ha de guiarnos por la senda del empleo y la recuperación económica. Aportarnos, en definitiva, confianza e ilusión.

La ley es como es, y establece unos tiempos que a todos se nos antojan demasiado largos, pues Zapatero firmó su último y equivocado decreto, de nuevo, desde la irresponsabilidad. Pero ya Rajoy ha comenzado a recorrer ese camino tan anhelado por todos, con una primera declaración que ha sido un modelo de prudencia y serenidad. Y lo haremos aplicando el sentido común, la prudencia y las reformas que necesitamos, que habrán de ser explicadas a todos con transparencia y perfecta conexión con la sociedad.

Habremos de conjugar confianza, ilusión, nación, empleo, familia, reformas y no recortes, términos que nacen del sentido común, palabras que el PP utiliza con normalidad, en todos los sitios y lugares de esta gran nación.

No hay un minuto que perder para emprender esa senda, y a menos de un mes para la toma de posesión ya nuestro presidente inpectore está demostrando su categoría, reuniéndose con todos para comenzar a construir una España que ha de ser de todos y cada uno, y en la que no habremos de reconocer más enemigo que el paro y la exclusión social.

La nación española ha apostado por el cambio, y también Tenerife lo ha hecho. Porque los tinerfeños han hablado y han apostado en masa por el Partido Popular, castigando duramente a quienes adoptaron las medidas equivocadas negando la crisis, y también -muy especialmente-, a los que creyeron en su día que Canarias era suya, y que la única voz que se podía alzar era la de ellos.

Se acabaron ya los intermediarios -de los que ya hablaron en su día Los Sabandeños- y se acabó el hablar de defender a Canarias con un triste escaño y desde el Grupo Mixto. Con Mariano Rajoy y con sus diputados y senadores canarios, las Islas no necesitarán ser defendidas de nada.

Nunca antes en la historia de la democracia, dos diputados de las Islas habían hecho tanto daño a España y a las Islas de forma irreversible. Porque estas personas que se autodenominan la voz de Tenerife y de Canarias solo han demostrado durante esta campaña electoral su mal perder y su gusto por el juego sucio. Cuando una persona cruza la delgada línea roja ya no hay marcha atrás, y algunos ya llevan demasiado tiempo haciéndolo, víctimas de su propia fabulación, que les hace creer que las Administraciones públicas son suyas y que un puñado de votos justifican el uso de la difamación por sistema.

No ofende quien quiere sino quien puede, y esto no solo se estudia en primer curso de Ciencias de la Información, sino que forma parte de las más mínimas normas de la urbanidad.

Yo desprecio a esta casta de políticos, afortunadamente minoritarios, que no merecen dedicarse a este noble oficio, y que usan su posición en una institución para intentar hacer daño a la gente. El resultado en las urnas no pudo ser más demoledor: los candidatos de Coalición Canaria no fueron votados ni en sus propias mesas, ni en sus propios barrios, ni por sus propias familias.

Mientras, el Partido Popular cosechaba en Tenerife los mejores resultados de su historia, con el mejor resultado conseguido en toda España. Más de 200.000 votos en la provincia, con un aumento del 40% nos convierten en la organización territorial que más creció. De hecho, con casi 60.000 nuevos votos respecto a 2008, aportamos uno de cada diez nuevos sufragios del PP.

Ganamos en el 99% de las mesas electorales de Tenerife, 1.025 de 1.075 posibles, y gracias al apoyo de todos ustedes tengo el inmenso honor de haber encabezado la candidatura más votada al Senado de nuestra historia democrática. Con más de 167.000 votos doblamos al tercer senador en liza.

Después de la gran victoria llega el tiempo de la serena y madura alegría y de la administración humilde de estos históricos resultados, puesto que antes de la alegría debemos aplicar la responsabilidad. Cada uno de esos 167.000 votos es una razón para demostrar mi profunda gratitud a muchas personas que hoy quisiera recordar.

Quiero dar las gracias a Tenerife. Gracias a quienes nos votaron y a quienes no lo hicieron, puesto que les vamos a representar a todos y por todos trabajaremos. Solicito el consejo de los tinerfeños para ser mejores y representarles con orgullo, humildad y responsabilidad.

Es de justicia reconocer a quienes nos han ayudado a estar aquí, a llegar al lugar que hemos llegado. A todos los interventores y apoderados del Partido Popular, a cada una de las personas que han formado parte del equipo de campaña, que también se han entregado en la precampaña, a Nuevas Generaciones del PP de Tenerife, y cada uno de nuestros comités locales, que se han dejado la vida para lograr estos resultados.

A mi familia, por su apoyo. Gracias por ser como son. Sin ustedes, mi existencia no tiene sentido. A mis padres, de los cuales aprendí lo esencial. Si vivieran, no entenderían lo que han hecho personas que ellos conocen de siempre.

A mí gran amiga y compañera incondicional, Cristina Tavío, la mejor presidenta que ha tenido el Partido Popular de Tenerife en su historia, que ha sabido liderar a un equipo que se ha apuntado los mejores números de toda España, tiñendo también de azul nuestra isla. A José Manuel Soria, presidente regional del PP, que me adorna con su amistad y cuyo apoyo discreto e incondicional ha sido muy importante para que yo continuara en este camino, así como a nuestro secretario autonómico, Manuel Fernández, y a nuestro secretario insular, Manuel Domínguez. Gracias a todos por confiar en mí.

Y, muy especialmente, permitan que recuerde a una de las personas que, junto a Cristina Tavío, es responsable de mi presencia actual en política, Vicenta Díaz, recordada alcaldesa de Güímar, consejera del Cabildo Insular de Tenerife y secretaria insular del Partido Popular.

Nuestra querida Tita nos dejó un poco más solos a todos este año, pero nos queda el ejemplo de lucha y entereza ante la adversidad que nos lega, plasmada para siempre, en su testamento vital. Desde ese lugar incierto pero hermoso al que, sin duda, van las personas como ella, estará observando feliz este logro por el que tanto luchó en vida.

Solo les puedo garantizar una cosa. Soy una persona normal, y como todos tendré mis fallos y mis aciertos en los próximos meses de gobierno, pero les puedo garantizar que cuando me equivoco sé reconocerlo y pido perdón, como espero que hagan otros en idéntica circunstancia. Lo único que les aseguro es que nunca, nunca, seré negligente.

A todos, de corazón, muchas gracias.