COMENZAMOS este comentario, primero de la semana, con unas notas históricas sobre la famosa frase "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando". Un lema referido, como saben nuestros lectores, a Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, más conocidos como los Reyes Católicos. Unos monarcas de infame e infausto recuerdo para los canarios, pues durante su reinado se consumó la genocida conquista de este Archipiélago y se dio carta blanca a la llamada "Santa" Inquisición, que a la larga sería un eficaz instrumento de tortura y terror para mantener sometidos con el miedo a los indígenas de estas islas recién esclavizados. Cuentan algunos eruditos que la frase inicial se limitaba al "Tanto monta" y aparecía sólo en el escudo de Fernando II. Con ella se hacía referencia a otro hecho histórico sustentado en lo que dijo Alejandro Magno cuando, en vez de ponerse a desatar el intrincado nudo gordiano atado en torno a un yunque, lo cortó de un tajo con su espada. "Lo mismo da cortar que desatar", dicen que dijo el joven y entonces invencible conquistador. La leyenda "Tanto monta" figuraba, efectivamente, en el escudo del citado rey aragonés. No está claro el momento en que se añadió el resto de la frase, una vez desposado Fernando con Isabel. El hecho importante, desde el punto de vista actual y también del que nos sirve como introducción a este comentario, es su significado intrínseco. Ni Fernando mandaba más que Isabel, ni Isabel más que su esposo.

Tanto monta, monta tanto doña Ángela como don Paulino. Aunque todo parece indicar que es ella quien manda más. No queremos decir que sea la señora Mena quien lleva los pantalones -en asuntos domésticos no entramos-, pero sí que ha ejercido una perniciosa influencia política sobre su marido. Aunque a nadie se le oculta que don Paulino es un político pernicioso por sí mismo, sin necesidad de que nadie lo ayude. Con él, Canarias, que ya había dejado de ser el archipiélago afortunado de otro tiempo, ha caído en una miseria como no se conocía desde los tiempos de la postguerra franquista. Hay paro, hambre, colas en la asistencia sanitaria, deficiencias importantes en nuestro sistema educativo, desesperanza entre la juventud, despotismo, nepotismo y, en general, una corrupción política que clama al cielo y que ocasionará, más pronto que tarde, un brote de sublevación popular que tal vez no sea pacífico. Será algo que lamentaremos, lo decimos una vez más, pues siempre hemos propugnado que el proceso de liberación nacional de Canarias se desarrolle pacíficamente. Detestamos la violencia y a los violentos, pero el hastío popular es cada vez mayor.

Hemos comparado a la señora Mena y al señor Rivero con los Reyes Católicos, pero salvando las distancias. Los citados monarcas españoles, como decimos ignominiosos para nosotros, consiguieron importantes logros durante su mandato. Entre ellos cabe citar, además de la ya mencionada incorporación de Canarias a la corona de Castilla, la conquista de los reinos de Granada y Navarra, lo cual supuso también el sometimiento de sus respectivos pueblos; en el caso de Granada, con una cultura y un refinamiento muy superior al que tenían los castellanos. No es el caso de doña Ángela y don Paulino, que carecen de categoría política -en los aspectos personales nunca entramos- para gobernar Canarias. Las pruebas de que tenemos razón en esto que decimos son muchísimas. El sábado, sin necesidad de remontarnos más atrás, publicábamos en nuestra primera página otra mala noticia: "Aumenta el pesimismo empresarial en las Islas". Y añadimos: "La construcción canaria ha perdido 7.000 empresas y 34.000 puestos de trabajo en tres años". Y esto es sólo una parte del problema. También padecen serios problemas las empresas que no pertenecen al sector de la construcción. Nosotros mismos estamos atravesando una situación difícil, acrecentada por el despotismo político del matrimonio Rivero-Mena que nos ha privado de una emisora de radio, muy benemérita, para favorecer a empresas de amigos y otras de procedencia peninsular. Este es el nacionalismo que practica esta pareja.

No nos extrañaría, lo decimos una vez más, que en el momento menos pensado se produzca un estallido social en la calle. ¿Quién le ha dicho a esta pareja -tanto monta, monta tanto- que tiene capacidad para regir los destinos de Canarias y de los canarios? Gobernar es muy difícil y no está al alcance de cualquiera. Tan difícil como tener buen juicio para crear riqueza en vez de destruirla, que es lo que hace este dúo. Que dimitan los dos y desaparezcan políticamente de estas Islas para siempre.