¿A QUIÉN dará don Paulino los votos para los Presupuestos Generales del año próximo, Pepe Ignacio, si no habrá Presupuesto, sino prórroga por doceavas partes, ya que antes deberán haberse celebrado elecciones y es muy posible que Coalición Canaria, a la vista de los trapicheos que se ha traído estos días en el Archipiélago para quedarse con lo que en las urnas no ganó, su propio electorado le castigue aún más en las generales por haberse uncido al carro del perdedor?

A esa situación puede conducirnos a los canarios el un día prudente don Paulino Rivero si se empeña en ningunear y marginar al Partido Popular en todas las instituciones del Archipiélago, después de que fuera el partido más votado en las últimas elecciones autonómicas y locales. ¿Es eso lo que más le conviene a Canarias para los próximos cuatro años, cuando el sonado de Zapatero, a su regreso de su excursión al Kazajstán de este fin de semana, se enfrente ante la imposición del que ya está ejerciendo como presidente, sin haber sido nominado todavía oficialmente como candidato, que se verá obligado a ponerle a la firma el Decreto de disolución de las Cámaras? ¿Conseguirá evitar que las turbas de indignados que hoy, domingo, quieren tomar Madrid le proclamen la tercera República y le nombren presidente de la misma?

Porque la dejación de autoridad, la permisividad del ministro del Interior y su uso prudente -dice él- de la fuerza pública a lo largo del mes último nos ha conducido a un secuestro del orden y de la democracia en las calles de España por las columnas de alternativos y okupas, llegadas de toda Europa, con el propósito de aprovechar el mal manejo de la crisis en los países mediterráneos, para intentar llevarnos a lo que ellos llaman el "socialismo del siglo XXI". Que no es más que una reedición de los archipiélagos Gulag que residualmente se han instalado en Cuba, Venezuela, Bolivia y Guatemala.

Todas esas hordas que han mantenido en jaque al Parlamento catalán son los que pueden acabar definitivamente con el pacto constitucional del 1978 y proclamar la III República con la que sueñan los nietos del franquismo, como Zapatero y Rubalcaba. Es la enseña tricolor la que preside todos los actos de los partidos de izquierda que solemnemente han prometido ante el Rey respetar el orden constitucional. Y es la misma bandera que tremolan los indignados a lo largo del mes en el que han puesto a prueba toda la legalidad, el orden y las instituciones de esta imperfecta democracia que quieren cambiar por la fuerza los que más chillan.

Si ante su violencia se aplica la "prudencia política" para modular la permisividad y se les entrega la calle, los más de veinte millones de españoles que votaron en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo último se verán más que legitimados para hacer lo que estimen mejor para el país para disolverlos a ellos y a los que, con su pasividad, les han dejado que se adueñen de la calle, cerquen los parlamentos, impidan la normal convivencia ciudadana e impongan la justicia por su mano. Un día impidiendo un desahucio -probablemente injusto-, otro asaltando un hipermercado o un banco y a no tardar, como los elegidos dicen "no les representan", proclamándose el único poder. Es el nuevo fascismo totalitario que surge y pretende legitimarse por la lucha callejera y por la inacción del Gobierno, al que todavía no le hemos visto que increparan. Lo que abona las tesis de la complicidad, como han demostrado las comprensivas declaraciones de algunos sociolistos.

Sobre esas bases quiere gobernar el presidente en funciones D. Rivero en los próximos cuatro años. ¿Qué pasará cuando Europa le diga a Zapatero, en los próximos días, que ya no puede endeudar más a España, y que las medidas que le recomendaron para no expulsarnos del euro ya no valen? El riesgo-país que en esta semana casi llega a los 300 puntos básicos de diferencia con el bono alemán, y la "kale borroka" que gobierna lo que resta de España, obligan a la Unión Europea no ya a rescatarnos como a Grecia, Irlanda o Portugal, sino a dejarnos flotar en el limbo de los económicamente irrecuperables, porque la herencia del socialismo zapateril nos va a dejar social, política y moralmente quebrados para varias décadas.

Y, sin embargo, Rubalcaba ¿quiere refundar la izquierda retroprogre sobre los desechos del socialismo real que murió con la caída del muro de Berlín, hace justo veintidós años, y pretende ir a la Tercera República Española con los mimbres de los que le obligó a su padre y al de Zapatero a luchar contra la Segunda? ¿Será para trasladar al corazón de Europa el socialismo cutre de los Castro, Chávez, Evo y Ortega?

Por eso, Pepe Ignacio, ¿cómo te extrañas de que Europa le haya recordado esta semana a Zapatero que tiene que hacer más reformas si no queremos ser rescatados como los demás países del arco mediterráneo que no han hecho todos los deberes necesarios para salir de la crisis?

A resultas de lo que se encuentre Zapatero a la vuelta de su excursión a caballo con los kazajos, se puede acelerar el proceso político nacional antes del veraneo, al presentarle el "presidente de facto", Alfredo, como gusta que le llamen, a la firma del que todavía dice mandar, para enviar al BOE el Decreto de disolución de las Cámaras.

Porque, o el químico prodigioso juega a empeorar aún más la situación nacional, para erigirse como salvador del partido, en una obligada dimisión de Zapatero, ofreciéndose para un inevitable Gobierno de "salvación nacional" que le permita al PSOE mantener algunos de los enclaves desde los que domina la calle, los sindicatos, el control de algunas autonomías y ayuntamientos, el mando de ciertas fuerzas del orden, para esperar asentados en residuales parcelas de poder a que los indignados le entreguen, como fruta madura, la tercera República; o bien trata de movilizar a sus huestes para alzarse con el poder por una vía revolucionaria, con la colaboración de los de Bildu en el País Vasco, y la connivencia del PSC y CiU en Cataluña.

Has visto que ese president en apuros que llega en helicóptero al Parlament, porque no se atreve a cruzar a pie o en coche el parque de la Ciutadella, cercada por los ilegales indignados, es el mismo que pide "comprensión" a los ciudadanos de Cataluña, si se vieran obligados a dar órdenes a los mossos de scuadra a que utilizaran la fuerza para disolver a los que estaban perturbando el normal funcionamiento de la democracia. Es el mismo president que dice que no hace caso de la legalidad constitucional al ignorar las sentencias del periclitado Tribunal Constitucional, cuando le obliga a mantener el castellano como lengua cooficial en Cataluña, o cuando firma manifiestos y promueve algaradas de desobediencia civil a las sentencias sobre el Estatut... ¿Tú crees que son estos los que van a salvarnos de la toma por los alternativos de la santa indignación de los españoles con el Gobierno socialista?

Es más que dudoso que Europa no le obligue a Zapatero, la próxima semana, a acelerar el proceso político interno, si no queremos que nos abandonen en la tutela de la recuperación económica y social. ¿Y creen ustedes, señores de Coalición Canaria, que en una situación como esa, si ustedes se hacen con el Gobierno del Archipiélago con el apoyo del socialismo, van a poder mantenerse mucho tiempo, cuando los ciudadanos, como el pasado 22 de mayo, voten en masa a un Gobierno del PP? ¿Se van ustedes a ofrecer entonces para sostener a Rajoy, o van a proclamar la República Canaria? Todo es posible en medio del río revuelto. Son cada día más los que temen a la santa indignación de esos más de ocho millones de españoles que votaron una derecha sensata para conducir al país por la senda del sacrificio, el trabajo y el esfuerzo. Sin mirar al pasado, pero respetándolo, que es la única actitud que puede sacarnos de la crisis. No ese millón de firmas con las que ahora los sindicalistas a sueldo de las manirrotas dádivas zapateriles quieren asegurarse que un Parlamento moribundo les mantenga sus prebendas, aplicando una no reforma laboral que está hundiendo al país en una quiebra más profunda.