CASI que estoy en condiciones de asegurar que lo que cuento a continuación está muy estudiado por los que lideran este planeta.

Asumido el nuevo orden mundial en el que potencias como China, India, Brasil… ya se han escapado por arriba y marcan sus propias dinámicas independientes restando protagonismo a los dioses surgidos del equilibrio posterior a la Segunda Guerra Mundial -EEUU, Rusia, Gran Bretaña, Francia y sus satélites, e integrados Alemania y Japón-, no queda otra que, de cara al siglo XXI, dejar espacio para que de una manera integral y beneficiosa para el conjunto se configure el nuevo encaje para aportar bienestar y desarrollo a los nuevos y, a la vez, un mercado orientado hacia su componente especializado a los antiguos mandamases para que se pueda seguir asentando el nivel alto alcanzado por los vencedores, más el resto de la Unión Europea, Australia, Canadá, Turquía, México o Argentina...

A priori podría haber dos estrategias para el resto: 1.- tratar de integrar a todos los territorios del globo; 2.- mantener una parte de los que no comen caliente en "stand by" -consumo en espera- hasta que cuadre.

En sentido general y desde un punto de vista "sin alma", lo que más interesaría fríamente a los que ya se encuentran en posición de dominio son Estados pequeños y débiles, manipulables, moldeables, vulnerables, rotos o insuficientes. Zonas desestructuradas que traten de construirse y se destruyan, para así venderles estructuras, amenazándose los unos a otros para así colocar armas, con corrupción y mangoneo para así controlar a precios de saldo las materias primas y posiciones interiores de monopolio, con sátrapas o dictadores untados para encima darles golpes en el hombro o lecciones de democracia cuando interese.

Por preferir, puede que si ahora desde el punto de vista de los Estados poderosos tuvieran la opción de elegir entre un país -vamos a suponer Costa de Marfil- estable, perfectamente ordenado y estructurado con un mercado potencial y el mismo país con una guerra civil y necesidad de comprar armas o reparar siniestros, quiero pensar que se optaría por lo primero, dado que es la apuesta adecuada para el medio y largo plazo. Pero para que exista esa posibilidad habría que crear previamente, con inversiones, un tejido asentado, y eso es lo que no es viable. Por lo tanto, que sigan igual, en el puro desastre. De las dos estrategias que comentaba se llega a la conclusión de que la primera es imposible, así que mejor que continúen en descomposición y se aplica la segunda.

Es posible que ya hayan emitido un veredicto. Que espere África; primero hay que digerir a los nuevos campeones que llegan a las esferas de mando. La filosofía sería: mejor que comiéramos todos repartiéndonos lo que hay para producir más, pero si es inviable por lo menos que coman más de lo que comían antes.

¿Interesa el desastre? Pues no -si en realidad en el fondo las potencias tienen buen corazón-, pero si no queda más remedio, pues sí, ¿qué le vamos a hacer?, se le sacará su buena tajada.

Siguiéndole el hilo a Costa de Marfil, de la que ya he hablado en concreto, era un país estable con muchas concreciones para convertirse en un referente de crecimiento para la zona y ahora es una Libia II, con una guerra civil que se recrudece en un escenario con un millón de desplazados según ACNUR. Con la huida despavorida de los que intentaban hacer negocios medio normales. Ganan los que llegan a estallar y pierden los que venían a integrar. Ahí lo que se implanta es el desastre.

Guinea Ecuatorial, sin ir más lejos, ahora parece ir bien, pero se tiene claro que Teodoro Obiang Nguema y la oligarquía instalada son un chupadero a nivel exagerado. ¿Tú has visto protestar a alguien últimamente? De momento se le hace el juego por los intereses (es lo que hay), y en base a ello se le da la vidilla aunque se asuma una inestabilidad muy probable de cara al futuro. Se construye mal, y seguro que al final se cae. Es, por decirlo así, un Gadafi II, pero antes de que se encuentre a los pies de los camellos. Podrían intentar apostar por presionarlo y forzar el cambio, aunque en ese sentido ya ha habido algunas experiencias negativas. Quizás, peor el remedio que la enfermedad.

No. Me da la impresión de que África tendrá que esperar.

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