Supongamos que cualquiera de los lectores se somete a un chequeo médico completo. Le miran, le escanean, le radiografían, le pinchan de varias formas y en varios lugares; le analizan sangre y otros fluidos. Finalmente, tras cobrarle un Congo y entregarle un buen paquete de folios muy bien encarpetados, el médico director del chequeo le proporciona el siguiente resumen verbal: "Tengo la satisfacción de comunicarle que el 98,3 por ciento de su volumen corporal, estimado usuario, presenta un excelente estado de salud, con elementos patológicos y mórbidos limitados sólo al 1,7 por ciento de su volumen. Enhorabuena, le agradecemos que haya acudido a nosotros y esperamos verle de nuevo a bordo de nuestras modernas instalaciones".

En caso así, llegaríamos a la conclusión de que el doctor, o equipo de doctores, estaba sufriendo un caso de obnubilación, de etiología bastante imprecisa, y acudiríamos de inmediato a una segunda opinión, o a las que hubiere menester.

Pero ahora están de moda los porcentajes para todo. Por ejemplo, para los deportes: rebotes, asistencias, tapones, canastas (en baloncesto); "aces", errores propios, dobles faltas, etc. (en tenis); posesión del balón, en fútbol. Y así sucesivamente. Ése ha debido de ser el motor intelectual que ha impulsado a D. Francisco Caamaño, ministro de Justicia, a superar las primeras valoraciones cuantitativas. Porque Caamaño ha dicho que la sentencia sobre el Estatut catalán "viene a constatar que es casi plenamente constitucional en un 98 o 99%". "De un texto con cerca de 39.000 palabras y aprobado por las Cortes, el PP impugnó algo más de 16.000, y el TC dice que no hay más que 350 que merezcan algún reproche".

Para el ilustre jurista, tal parece que un texto -sea legal o pseudolegal, cual es el caso- tiene la consideración de objeto mensurable, de algo que posee dimensiones, no sólo en el plano del papel en que está escrito, sino en el espacio euclidiano de aquellos a quienes afecta. Lo que no está muy claro es la categoría que sirve de base de cálculo para el porcentaje en cuestión, ni el sistema de medidas en que se apoya tal consideración porcentual. Porque un texto legal -o ilegal- no puede ser sometido a comparación con ninguno de los sistemas de pesas y medidas actualmente en vigor. Hasta ahora, que uno sepa, nadie puede ser acusado de haber cometido un 83% de un asesinato o el 44% de una estafa. Claro está que si enfocamos la cuestión del porcentaje desde otro punto de vista, y con el retorcimiento mental adecuado al caso, podemos concluir que si de un texto legal o ilegal de, pongamos por caso, 100 artículos, se rechazan o se rectifican 20, podemos considerar que dicho texto es legal -o ilegal- en un 80%, secundum Caamaño.

J. Lavín Alonso

A nuestro abuelo

Isaías Chico Rodríguez es un hombre aventurero que el 6 de julio cumplió sus 90 años. Su infancia la vivió en El Escobonal (Güímar), junto con sus padres y sus ocho hermanos, de los cuales él es el mayor. Con tan solo 18 años marchó a la guerra civil, del lado de los franquistas. Al finalizar, regresó y fue ingresado en el sanatorio (actualmente Hospital del Tórax), donde lo trataron y acogieron con mucho cariño. Allí, después de recuperarse de su enfermedad, comenzó a trabajar ejerciendo diversos trabajos, uno de ellos la restauración de su capilla. Tiempo más tarde conoció a su esposa, Olga, la cual ejerció de auxiliar y lo cautivó con su dulce voz, mientras le cantaba para animar a tantos enfermos, ya que su espíritu de conseguir una vida mejor lo llevó a emigrar a Brasil, Paraguay y varios países más de Latinoamérica, hasta llegar a Uruguay, donde se instaló y encontró trabajo en una fábrica textil. Durante todo este tiempo mandó dinero a Tenerife para llevarse a su querida Olga. Allí vivieron durante 35 años hasta que llegó el momento de volver a su tierra natal, Tenerife.

A día de hoy, convive con su hija, yerno y sus dos nietas, los cuales le queremos agradecer con estas líneas todo el apoyo que nos ha brindado, sus cuentos en nuestra niñez, sus buenas y ricas comidas y destacar, sobre todo, el humor que le caracteriza. Que siga muchos años con nosotros.

Te queremos, abuelo.

Nietos de Isaías Chico Rodríguez