LOS DÍAS para poder fumar en el interior de bares, cafeterías, restaurantes, pubs, etc. están contados, ya que todos los grupos parlamentarios reunidos en el pleno del Congreso de los Diputados que se celebró el pasado día 22 de junio acordaron admitir a trámite la proposición de ley para la reforma de la ley antitabaco, que conllevará la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados.

Según la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, para octubre o noviembre próximos podrá estar culminada la tramitación de la reforma legislativa, cuyo texto contempla una relación de los lugares en los que se prohíbe fumar. Como novedad se extiende la prohibición a todos los centros de ocio y esparcimiento, salas de fiesta, discotecas, establecimientos de juego, bares, cafeterías, restaurantes, etc., eliminando las excepciones que fija la vigente ley para los establecimientos de hostelería en función de sus dimensiones.

La nueva ley, que entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2011, será de "obligado cumplimiento" y contemplará que se podrá fumar en algunas habitaciones de los hoteles, los clubes de fumadores y los lugares donde haya personas recluidas, tales como cárceles y centros psiquiátricos (con sitios habilitados para tal fin). También se podrá fumar en espacios públicos abiertos, como campos de fútbol, plazas de toros, explanadas donde se celebren conciertos, etc.

Hagamos memoria. Mientras que en muchos países de la UE se han aprobado en los últimos años leyes antitabaco que prohíben fumar en todos los establecimientos públicos cerrados, España sacó en 2005 una normativa tan poco restrictiva que apenas limita el consumo de tabaco en los lugares comunes de ocio, ya que la ley española deja en manos de los propietarios de los locales de menos de 100 metros cuadrados (la mayoría de ellos) si se permite fumar o no, y sólo en los establecimientos de hostelería de más de estas dimensiones se puede delimitar un espacio para fumadores. ¿Y qué está ocurriendo? Pues que en casi todos estos locales sus propietarios han optado por permitir que en su negocio se fume, porque si lo prohíben la clientela fumadora optaría por acudir a otro establecimiento donde, al amparo de la ley, no pongan ninguna restricción. Y ahí está el fallo de la vigente ley, porque si en todos los locales públicos se prohibiera fumar, como prevé la nueva ley, los clientes que quieran tomar una consumición, fumadores o no fumadores, al estar generalizada la prohibición de fumar, no tendrían otra opción que mentalizarse de que no podrán hacerlo en dichos espacios y si lo desean deberán esperar a abandonar el local.

Contra la nueva ley los gremios de hostelería han advertido de que la prohibición total de fumar en estos espacios supondrá una pérdida de clientela y, por consiguiente, de sus ingresos por consumiciones y de puestos de trabajo. Así de contundentes se han expresado dibujando un escenario apocalíptico para estos negocios. Sin embargo, estas afirmaciones carecen de fundamento. Veamos por qué.

Si en todos los bares, restaurantes, etc. se prohíbe fumar, los fumadores seguirán acudiendo a ellos porque no tienen la opción de elegir otro donde se permita hacerlo. La costumbre de tomar el barraquito, la cervecita o el güisquito mientras se charla de "La Roja", del Tete o de la crisis y el paro con los compañeros o amigos no va a desaparecer por no poder encender un cigarrillo. Es más, según la Sociedad Española de Medicina y Comunitaria, la prohibición total de fumar supondrá un claro beneficio para la hostelería, dado que el 32% de los españoles dice que iría más a los bares y restaurantes frente al 16% que dice que iría menos.

En este debate se imponen dos posturas antagónicas: la salud y los intereses económicos. ¿Cuál de ellos debe prevalecer? Está claro que el primero, porque afecta a todas las personas que en la actualidad acuden a los bares donde en la mayoría de ellos se permite fumar. Y esto sin considerar a los trabajadores de hostelería que se ven obligados, quieran o no, a respirar el humo de los clientes fumadores horas y días seguidos. Así lo ha entendido la mayoría de los representantes políticos del arco parlamentario al abogar por la protección de la salud de los ciudadanos evitando la exposición al humo en los lugares públicos.

Así que ¡a fumar a la calle!