"EN LA HISTORIA íntima de Vigo" Montenegro López Amador nos da esta noticia periodística: "Seguramente que muy poca gente de España sabe que las populares y lucrativas quinielas que se juegan con el fútbol nacieron en Vigo, pero no somos muchos más los que siendo nacidos en esta ciudad y viviendo en ella conocen esta circunstancia en verdad interesante, pero la verdadera historia de este invento es así:

Los Hermanos de S. Juan de Dios habían fundado una casa en Vigo para atender a niños con grandes defectos físicos, y para su interesantísima obra habían adquirido una finca, que habían pagado con los donativos reunidos, y con gran optimismo, previa aprobación de los planos, dieron comienzo a la construcción de un edificio que podía considerarse magnífico y con una amplitud necesaria para instalar un sanatorio para niños que se llamaría Hogar de San Rafael.

La amplitud del edificio y el número de plantas del mismo era en realidad una utopía. Visto esto por una peña de amigos, trataron de inventar algo, pensando en terminar la obra en la temporada futbolística 1945-1946, y así de fácil lo veían D. Ángel Crespo y el propio director del centro, el hermano Miguel Ángel Martínez Fariña, natural de Orense, organizando las quinielas, que para evitar gastos los empleados de Asenjo y Manuel Sanjurjo repartían el material en los bares y otros establecimientos, recogiendo asimismo los boletos y efectuando todo el trabajo preciso.

Faro de Vigo colaboró con gran eficacia en la divulgación y propaganda del "invento", y con la mayor economía a favor del Hogar de San Rafael, que empezaba a hacer posible la terminación del edificio que hoy posee y que en aquel momento no parecía más que un sueño.

Estas quinielas se empezaron a jugar en la segunda vuelta del torneo nacional de la Liga del año 1945, y las hormas fijadas para obtener los premios eran bastante complicadas, y consistían en poner el número de goles, puntuando los aciertos y que en aquel momento no parecía más que un sueño. Los ingresos tenían un reparto sencillo: 50º se destinaba a premios, 5º para gastos y el 45º restante se destinaba al Hogar Clínica de San Rafael.

El permiso para esta quiniela lo daban tácitamente el gobernador y el alcalde de Vigo, sin que, no obstante, en ningún momento fuera posible obtener el permiso por escrito, y fue tal el éxito que se llegó a jugar en toda Galicia e incluso esta inventiva era noticia en toda España; la Administración envió sus funcionarios a San Rafael y el Estado se apoderó de las quinielas implantándolas a nivel nacional, suprimiendo naturalmente las de San Rafael, con la promesa de mantenerles una cantidad que rápidamente fue olvidada, sin que de nada sirvieran los recordatorios de las formales promesas.

Como los beneficios de las quinielas nacionales se repartían proporcionalmente al ingreso de la provincia, a las Diputaciones, para cubrir el capítulo de Beneficencia Provincial, es muy posible que el "olvido" de San Rafael fuera aplicado por la propia Diputación, ya que ésta tampoco acusaba recibo de las reclamaciones. Y menudo invento se había hecho en Vigo, sin que se haya tenido siquiera la más leve referencia a Vigo ni a Galicia".

No quiero puntualizar esta falta de agradecimiento por parte de los poderes políticos que, tan lamentablemente, en todas las épocas se repiten con las instituciones y cooperación de personas, que llevaron el consuelo, el alivio y la curación de la niñez enormemente dañada por la enfermedad de la polio y la pobreza familiar, sin regatear tiempo ni imaginación. En todos los santuarios sanatoriales, extendidos por toda la geografía española desde mediados del siglo XIX al XX: Madrid, Barcelona, Valencia, Jerez de la Frontera, Sevilla, Córdoba, Granada, Bilbao, S. Sebastián, Gijón, Calafell (Tarragona), Manresa, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria... en todos ellos un pueblo de la parte más sencilla y con unos métodos de los más singulares, como este Vigo.

Allá en Sevilla, contemplando a los periodistas, cada uno con una carretilla, avanzando por sus calles recogiendo la ayuda del pueblo sevillano, tan sencillo como generoso. Aquí, en Tenerife, las dos obras de caridad, la "Hartanga Gigante" y "Peña la Paz", fueron fruto de la admirable labor por el locutor, bueno y noble, César Fernández-Trujillo. Quiera Dios que no falte alguna persona o institución financiera que recoja estos maravillosos episodios y circunstancias sociales y políticas que en este tiempo se vivían en España.

Finalmente, es digno de recordar al grupo de hermanos limosneros y a las señoras Damas y Caballeros de S. Juan de Dios, que jugaron también un papel muy importante en todos los centros.