ES UNA FAMOSA frase de sir Winston Leonard Spencer Churchill -el tipo gordo, del tremendo puro- y se lanza en el periodo preliminar a varias de las más grandes batallas de la historia de la Humanidad. En el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Exactamente dice en el Parlamento a la Cámara de los Comunes y de los Lores: "No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor"; y continúa: "Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis: ¿cuál es nuestra política? Os lo diré: hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política. Me preguntáis ¿cuál es nuestra aspiración? Puedo responder con una palabra: victoria, victoria a toda costa, victoria…".

Se estudia en los libros, porque fue una soflama que ganó una guerra. Europa estaba en crisis: tres días antes Hitler había invadido Francia y Holanda. El gobierno inglés, muy tocado por las acusaciones de no estar enfrentándose con suficiente vigor a Alemania, entre el escepticismo general -"nunca he creído en él", declaraba un diputado; "es un desastre", murmuraba otro- confió el mando a Churchill.

Los empresarios canarios han vaticinado este miércoles pasado un 2010 y 2011 de "sangre, sudor y lágrimas" para la sociedad canaria, con éste como el "más complicado de los últimos 50 años" en las Islas y un próximo ejercicio con perspectiva "compleja y difícil".

En concreto, el secretario general de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), D. José Cristóbal García, aseguró que tras cerrar 2009 con una caída del 4,2% en el PIB, el 2010 "será negativo y por debajo que España" y de 2011 se espera un crecimiento "entre el 0 y el 1 por ciento". "Sangre, sudor y lágrimas", dijo García que les espera a los canarios en estos dos años.

El presidente de la CCE, D. Sebastián Grisaleña, por su parte, dijo que para el próximo 2011 la situación será "compleja y difícil", aunque menos que este año -"el más difícil de los últimos 50 años o más en Canarias"-, aunque apuntó como dato positivo que los indicadores económicos se muestran, aunque todavía negativos, al alza.

García destacó que "hay que tomar medidas mucho más serias y mucho más drásticas" de las que se han y se están tomando e "impulsar el sector exterior", con exportaciones y turismo, ya que es la "solución" para Canarias "en el corto plazo".

"Es la única vía para recuperarnos, la exterior, donde no hemos caído tanto como en la demanda interna (-7% sin deflactar)", explicó durante el transcurso de la presentación del informe anual de la economía canaria 2009.

Entiendo que puede ser el momento adecuado para esgrimir la segunda parte de la intervención de Churchill, "victoria, victoria a toda costa, victoria". El desafío es general: "Llegó la hora de creer, hoy este debe hacerse fiel al peso de una realidad que con tanta calidad no se puede contener. Llegó la hora de morder cada balón que caiga entre los pies. Llenar la grada de pasión enseñando a la afición todo lo que quiere ver".

Es falso que los mayores inversionistas estén todavía jugando al golf. En estos dos años pasados puede que lo hicieran, pero ahora están preparando el contraataque, se han puesto el traje de combate y comienzan a investigar las posibilidades de los mercados.

Los gobiernos están trancando los chiringuitos estatales con una factura que, pendiente en parte, puede desgravarse; y la iniciativa privada empieza a tener campo en los mayores horizontes abiertos. A futuro, quizás, este será el instante de partida de numerosos proyectos o empresas. No digo que aún no quede camino por recorrer en la penuria de la crisis, pero sí que por fin hemos tocado el fondo con bastantes de sus inercias. Por lo menos está tomada la decisión de enfrentarse al bicho, ahora se puede soñar.

Canarias haría bien en demandar una reforma ambiciosa en la herramienta fundamental del REF, con su RIC y con su ZEC, con un nuevo rejo abierto hacia el sur con el beneplácito de Europa. Si no nos faltara un cacho tan gordo como el que rodeaba a la construcción, habría mejor solución.