Miles de personas protagonizaron anoche una simbiosis de Carnaval, donde los grupos oficiales que han protagonizado durante tres semanas los diferentes concursos de murgas infantiles, adultas, comparsas, agrupaciones musicales, coreográficas y rondallas se encontraron en las calles de Santa Cruz para disfrutar del mayor espectáculo al aire libre, casi sin tregua, ignorando incluso la Cuaresma, pues después del próximo miércoles continuarán los actos, hasta el Sábado de Piñata, cuando quién sabe si "lloverá café" en el concierto de Juan Luis Guerra, después de Billo''s Caracas Boy y el trío cubano Orishas.

Cinco minutos después de las ocho de la noche, la hora prevista, arrancó la Cabalgata desde la avenida de Bélgica, con la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá y su director, Cándido Acuña, batuta en mano.

Se trata del desfile más largo, con cuatro kilómetros de fantasía y originalidad. A las ocho y veinte, la cabecera estaba en la plaza militar, y una hora después del inicio, la Afilarmónica casi había completado el recorrido, en las proximidades de la calle Villalba Hervás. Fue un inicio frenético, sin tiempo casi para sacarse las fotos con el público. Esta edición se estrenó el vallado en la avenida de la Asunción y se amplió en los aledaños de la plaza militar.

Antes de las ocho, "público rezagado" todavía buscaba un hueco para su sillita, muchas de las cuales hicieron tiempo, ellas solas, atadas, desde primeras horas. Luego pasó un furgón advirtiendo de que no invadieran las calles como medida de seguridad. Al ritmo de la caja, bombo y platillo de la Fufa, detrás, Joroperos, con una bailarina de lujo entre David Gómez y Arume "La Negra", la mismísima vedete francesa Marlene Mourreau, que vino de jurado y acabó cambiando sus pasajes para disfrutar del Carnaval hasta mañana.

Y del ritmo de la comparsa ganadora, a la carroza de la reina del Carnaval, para luego seguir de nuevo al compás de Cariocas, de José Manuel González. Siempre corriendo, siguió Zeta-Zetas, volando, como su tema del "Croma", con Adán Lemus -el hermano del director- al frente y justo detrás, Pablo Moreno, el responsable musical que marcaba el paso al resto de componentes. Carroza de la primera dama, batucada de Tropicana, grupo de disfraces, Caña Dulce -con carrito incorporado- y carroza de la candidata de Juan Carlos Armas.

Pasaron los primeros grupos y se hizo un pequeño alto, hasta que llegaron Chaxiraxi y, de nuevo, prisas para que desfilaran Bambones, tercero de Interpretación, cuando se esperaba a los Mamelucos, primeros de Presentación y segundo de Interpretación. Los de El Cardonal pasaron a fuego, y no solo por la llama de sus gorros. Hasta uno de ellos se quedó atrás, mientras hacía la ola animando la espera al público. Luego, las damas de Daniel Pages, que anoche estaba en la gala de Las Palmas, como Zara Díaz Mendoza, por donde lanzaban a las candidatas cuesta abajo por la pasarela mientras los ayudantes la separaban para evitar que llegaran a Tenerife.

La marejada del inicio de Carnaval comenzaba a tornarse en una marejadilla... A la altura de la confluencia de la plaza del Príncipe con la calle Galcerán la recurrida broma del semáforo: está rojo, decían algunos. Y llegó otra carroza. Y tuvo espacio Buzz Lightyear para coger carrerilla. Las clareas ya eran la tónica habitual. Había pasado una hora y media y del ritmo inicial solo quedaba el desconsuelo de lo rápido que pasaron los grupos, y comenzaban a hacerse notar los intermedios entre grupos. Llegó la agrupación musical Salsabor. Detrás, cerrando la formación, Moi Rodríguez, diseñador de este grupo y de Diablos, en su tributo a su padre, Ramón Rodríguez El Peca. Especial fue el desfile también de Manolo Yanes, que despejó el Enigma de su personaje y disfruta la presente edición del Carnaval.

Santiago Díaz, en sus bodas de oro encarnando el personaje de Harpo Marx, o la murga La Traviata, en su quince aniversario; Antonio Messeguer que jubiló hace años a Fidel Castro por La Viejita... Luego Siboney, Diablos Locos, con sus familiares e hijos delante de los trónicos, y seguido, Río Orinoco, con Dani Baute que puso a bailar hasta el asfalto... Y más clareas, que se hacían eternas en la calle El Pilar. A las once, comenzaron a salir los coches engalanados de la avenida de Bélgica. Había transcurrido tres horas del inicio del desfile, y continuaba, como el amago de una fina llovizna. Poco importa si no fue un desfile continuo. Santa Cruz es Carnaval.