Nieto de Abelardo Díaz e hijo de Fino Díaz, David Díaz (Santa Cruz, 1983) es uno de los mentores de la nueva Ni Pico forjada después de la última vez que no pasó a final, hasta llevarla al tercero de Interpretación 2018. Nació diez años después de la fundación de Ni Pico, la misma edición que la murga logró su primer primero. Comenzó en 1995 en la fila para regresar en 1997 hasta la fecha. Desde 2001 es el vicepresidente, diseñador, artesano...

¿Cómo se reflota una murga?

No lo he hecho solo. Hice un comentario en redes sociales que prometí poner a la murga donde se merecía y juntos lo estamos consiguiendo: Nino, Óscar, Carlos... los componentes.

¿El futuro de Ni Pico pasa por usted?

Depende de mi padre, que es el que está, y si quiere, aquí estoy. Yo espero y además quiero.

¿Cómo se ha rearmado Ni Pico?

La clave está en trabajar y buscar buena gente, que sirva y valga la pena. Primero busqué a Nino, porque necesitábamos un letrista; eso fue hace cinco años. Llevábamos tres sin pasar a final.

¿Los premios traen componentes?

Sí, siempre. Ni Pico eran 42 componentes el año pasado y este somos 60, gracias a las doce personas llegadas de Los Que Son.

¿Vinieron o los fue a buscar?

Llamé a un amigo mío, el Pana, y ya luego vino el resto.

¿Qué hay que hacer para llegar a la final de murgas?

Estar en final cada año es más difícil.

¿Qué es más difícil: llegar a final o coger un premio?

Coger un premio depende del puesto que logres en la final. Aunque me digan que las fases no sirven, para mí las fases cuentan. Para mí los cuatro temas perfectos no existen, siempre hay uno mejor.

¿Haría una final a un tema?

No, el formato no lo tocaría; aunque la final la celebraría un sábado y con nueve murgas.

¿Imagina dos murgas del Norte en final?

No lo sé...

¿Y dos murgas femeninas?

Otros años sí las ha habido; tal vez este no. Una puede que sí.

¿Ve a Ni Pico en final?

A la única murga que le tengo miedo y respeto es a la mía. Ni Pico depende de sí mismo si lo hace bien.

¿Cuál es el estilo de Ni Pico?

La ironía. No actuamos con caras de mala leche ni gritamos, sino usamos el doble sentido.

¿Hace falta dinero para tener una buena murga?

Hay dos factores esenciales para tener una buena murga: gente y dinero.

¿Siente presión tras ganar el tercero de Interpretación 2018?

Yo no la tengo. Si no paso a la final, reconoceré que doy un paso atrás, pero lucharé por darle una vuelta y pelear por volver a estar arriba. Estamos satisfechos de haber logrado cuatro pases y un tercer premio. Espero seguir.

¿Quedó en una anécdota la polémica de los 40 componentes?

Para mí, sí. Forma parte de envidias y celos en los que no voy a entrar. Nunca desprestigiaré el trabajo de nadie. Lo haga mal o lo haga bien, siempre venimos a ensayar después de la fase para la final.

¿Están de moda las murgas?

Estamos llegando al tope de la moda, y cuando esto se agote vamos a caer. Creo que no puede haber murgas con más de cien personas, frente a otras con 35 o 40. La gente ya no es murguera; ahora la mayoría de nuevos componentes va detrás de un premio.

¿El año electoral influye en los premios?

Yo creo que no.

¿Echarán lo mejor en fase?

Queremos pasar y pasar bien, y a la final no vamos mal, si pasamos. Dependemos un 50% de nosotros y otro 50% del jurado.

¿Qué le da la murga para seguir?

Tranquilidad. Llevo 26 años de tranquilidad durante seis meses al año, los otros seis meses estoy enmonado (se ríe).