El Gobierno de Canarias, Loro Parque Fundación y las universidades públicas canarias estudiarán los efectos del cambio climático en el mar y en la biodiversidad marina de Canarias y la Macaranosia.

Esta investigación está incluida en el proyecto CanBio, financiado por el Gobierno canario y la Fundación Loro Parque con una aportación de dos millones de euros para cuatro años.

En una rueda de prensa tras la firma de los convenios, el director de Loro Parque Fundación, Javier Almunia, ha detallado que las dos universidades públicas del archipiélago, la Universidad de La Laguna (ULL) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), realizarán las mediciones con equipos “de más de 30 investigadores”.

Investigaciones que estarán subdivididas en ocho subproyectos de ambas universidades, que estudiarán durante estos años los efectos del cambio climático sobre los océanos o la acidificación oceánica.

También recopilarán información y datos sobre la monitorización del ruido en los mares y el impacto de las modificaciones del clima sobre la biodiversidad marina, sobre todo en especies como cetáceos, tortugas marinas, tiburones y rayas.

“Estamos seguros de que será un proyecto punta de lanza y que nos pondrá en el mapa sobre la investigación del cambio climático, sobre todo en los efectos en la biodiversidad, parámetro importante que aún no está muy estudiado”, ha indicado Joaquín Almunia, en la rueda de prensa a la que también ha asistido el presidente honario de Loro Parque Fundación, Wolfgang Kiessling.

En esa línea, el rector de la ULPGC, Rafael Robaina, ha valorado la capacidad y los conocimientos de los que disponen las dos universidades canarias para aportar datos en torno al cambio climático, una “realidad” que pone en peligro “a todos”, y su influencia en especies marinas como los sebadales.

Por su parte, el consejero de Economía del Gobierno regional, Pedro Ortega, ha incidido en que “CanBio” establece una forma de afrontar estos problemas ambientales que podrá ser copiado por otras empresas.

Ortega ha insistido además en que las dos universidades públicas del archipiélago también podrán convertirse en “referentes” internacionales en torno a esa investigación.

Una de las primeras medidas ha sido la colocación de una estación de medida en el Benchijigua Expres, buque de la naviera Fred Olsen, que ya ha comenzado a recopilar datos sobre la acidificación costera.

Esta recopilación de datos se complementará con otra estación en el barco “Renate P”, de NISA Marítima, que realiza trayectos entre Tenerife, Las Palmas, Lanzarote y Barcelona, por lo que alcanzará así toda la región macaronésica.

Según el profesor de Química Marina en la ULPGC Melchor González, son buques de mercancías o de pasajeros que realizan rutas fijas durante todo el año, por lo que permiten cubrir toda la región canaria y de gran parte de la Macaronesia, y así exportar el modelo a otras regiones y a otras islas.

A lo largo de este año también está previsto la colocación de una red costera de monitorización de distintos parámetros del medio marino, que consistirá inicialmente en dos boyas equipadas con instrumental científico en Gran Canaria y en Tenerife.

Según Melchor González, ya hay una estación de series temporales a 60 millas al norte de las islas cuyos datos son representativos del océano abierto.

Una estación referente a nivel internacional, entre otros aspectos, en torno a los índices de dióxido de carbono en la atmósfera y sus incrementos, o de la acidificación de los océanos.

“Lo que ocurre cerca de las costas es lo que se desconoce. Estos datos que se generarán con CanBio estarán disponibles en tiempo real y pasarán a redes internacionales de acidificación oceánica y a otras que miden cuánto dióxido de carbono toman los océanos”, ha explicado el investigador.

Por todo ello, la proyección del proyecto es global porque estudiando regiones, a su juicio, se pueden crear mapas globales, un modelo de investigación que resulta menos complejo que de la forma inversa.