La recuperación económica ha vuelto a convertir a Canarias en destino de población trabajadora. Esta condición, que comparte con Madrid y con las regiones costeras y más orientadas al turismo, se consolida año a año, según los datos de la Agencia Tributaria referidos a 2017 -los últimos disponibles-, que revelan que el Archipiélago recibió a 1.112 trabajadores más que los que expulsó hacia otros territorios del país.

La estadística sobre movilidad del mercado de trabajo recoge las salidas y llegadas de trabajadores de unas comunidades autónomas y otras, de tal manera que permite observar el flujo producido entre 2016 y 2017. Los datos confirman que el saldo migratorio de trabajadores de Canarias ha sido positivo por cuarto año consecutivo y que, de hecho, es cada vez más abultado: la diferencia entre quienes llegaron y marcharon por motivos laborales fue de 336 personas en 2014, de 613 el año siguiente y de 976 en 2016, hasta culminar -por el momento- en las citadas 1.112 de 2017, un ejercicio en el que la Comunidad Autónoma recibió a 6.509 ocupados, frente a los 5.294 que salieron.

De cualquier manera, en los dos ejercicios previos, correspondientes a los peores momentos de la crisis económica, presentaron cifras que, aún siendo negativas, arrojaban diferencias entre salidas y llegadas inferiores a las positivas de los años más recientes. Así, en 2011 salieron con destino a otras regiones del país 460 trabajadores más de los que se instalaron en las Islas, un dato que en 2012 se redujo hasta los 297.

La estadística demuestra también que se produce un cierto "intercambio" de población trabajadora entre comunidades autónomas, de forma que aquellas de las que procede un mayor volumen de personas llegadas a Canarias se corresponden, en líneas generales, con aquellas que acogen a más asalariados provenientes del Archipiélago.

Andalucía, con 1.591 personas, es la región que más trabajadores aportó a Canarias en 2017. A continuación se situaron la Comunidad de Madrid, con 1.286, y Cataluña, con 763, y Galicia.

Madrid fue el territorio al que entre los años 2016 y 2017 se desplazaron más asalariados desde las Islas, un total de 1.556. A la comunidad de la capital de España la siguieron Cataluña, con 863 personas, Andalucía, con 851.

Entre los dos archipiélagos -potencias turísticas ambos- no se registró un flujo importante de población: 277 asalariados procedentes de Baleares se trasladaron a Canarias y 370 radicados en Canarias se desplazaron a Baleares.

Los datos sobre movilidad del mercado de trabajo que publica la Agencia Tributaria dibujan un movimiento imparable desde el centro del país -con la salvedad de Madrid, gran polo de atracción laboral- hasta las zonas del litoral, donde un sector turístico que no deja de ir viento en popa ofrece oportunidades laborales a las población que procede de las zonas rurales.

De esta manera, la potencia de las actividades relacionadas con el turismo y los servicios -que, en el caso de Canarias, es aún mayor que en los años previos a la crisis económica- parecen explicar el magnetismo que ejercen las áreas costeras para los ocupados, incluso en aquellas que, como el propio Archipiélago, mantienen elevados niveles de paro (2017 terminó con una tasa superior al 22%).

La región que ganó un mayor volumen de población trabajadora entre 2016 y 2017 fue Madrid (que registró una diferencia positiva entre llegadas y salidas de casi 17.500 personas). En cuanto a Baleares -gran receptora de mano de obra para el turismo en los meses de verano- se apuntó un saldo positivo -más llegadas que salidas- de más de 3.800 trabajadores.

En el otro extremo se encuentran las mencionadas zonas rurales, en las que las cifras de asalariados que se desplazaron a otros territorios del país superaron a las de trabajadores instalados. Es el caso de Extremadura -casi 3.000 trabajadores menos-, y Castilla y León y Castilla-La Mancha, ambas con alrededor de 4.700 menos.