La Marina Real marroquí disparó al aire para interceptar una patera que viajaba con 29 personas a bordo y que tenía por delante una larga travesía de unos 600 kilómetros en línea recta hasta las islas Canarias.

El suceso, que hoy relata el diario Al Ahdaz al Magrebiya, tuvo lugar en la noche del pasado lunes, cuando la patera desobedeció las órdenes de parar, conminada por una patrullera de la Marina, hasta que oyó los disparos.

A bordo de la patera viajaban 29 personas, en su mayoría menores de edad, entre ellos una muchacha, que habían pagado cada uno 15.000 dirhams (unos 1.400 euros) por la travesía con el objetivo de llegar hasta las Canarias.

Este suceso muestra que las pateras que salen de Marruecos ya no se limitan a surcar el Estrecho de Gibraltar o el Mediterráneo, sino que va siendo frecuente la intercepción de embarcaciones que se aventuran en travesías de cientos de kilómetros desde cualquier punto de la costa atlántica.

El año pasado se registró un récord absoluto en la intercepción de pateras por parte de las fuerzas marroquíes: entre enero y noviembre, el gobierno marroquí asegura haber abortado 76.000 intentos de emigración clandestina, lo que supone una media de 230 intercepciones diarias.

Las operaciones suelen ser pacíficas, pero en alguna ocasión la Marina ha utilizado fuego real con consecuencias fatales: el pasado septiembre, los disparos de la Marina acabaron con la vida de una joven de 19 años (además de causar heridas a otros tres) que se encontraba en una patera con rumbo a España.

Según la versión oficial de entonces, se trató de una bala perdida y las víctimas no eran visibles por estar escondidas en la patera; de hecho, los únicos perseguidos por aquel incidente han sido el patrón de la patera y los organizadores del viaje (entre ellos dos españoles), pero no así los autores de los disparos.