La vida de una familia canaria como otra cualquiera, la Canino Hernández, cambió de manera traumática el 22 de julio de este año. Ese día, Alexander, el hijo adolescente de la joven pareja que forman Juan Luis y Vanesa, sufrió un brutal accidente en un acantilado de la costa de La Matanza que obligó a su hospitalización. Al día siguiente, 23, cumplía 16 años y cuatro después, el 26, sufría un infarto cerebral a consecuencia del golpe recibido en la cabeza que complicó su situación. "Ha habido una evolución positiva y ya ha sido trasladado a planta desde la UVI donde estuvo dos meses y medio", asegura Vanesa, pero, añade "es fundamental la rehabilitación neuronal que aquí no le pueden dar". Por eso han hecho público el caso en las redes sociales y piden la solidaridad de todos para poder trasladar a Álex, como lo llaman en casa, al mejor lugar de todo estado para esta patología: el Instituto Guttman de Barcelona.

Juan Luis y Vanesa tienen 38 años y son naturales de Tacoronte, aunque residen desde hace casi 20 en La Matanza. Ella dice que, aunque las dificultades son aún muchas, "aquel día Álex volvió a nacer. Ahora nos toca remar para su recuperación". Y en esa batalla están. A día de hoy el chico tiene secuelas en el habla y en la movilidad de su lado derecho. Su gran esperanza es el Guttmann.

Vanesa recuerda aquel día, un domingo: "Nos pidió permiso para ir a la playa de EL Bao en la costa. A las cinco menos cinco me mandó un mensaje por wasap diciendo que ya salía para casa en cinco minutos y lo recogiéramos, como era habitual, a las siete o siete y media. Un rato más tarde recibí la llamada de uno de los dos compañeros que iban con él. Estaba llorando y agobiado pero nunca pensé que lo ocurrido tuviera esta magnitud".

Se preguntaban entonces por qué no estaba ese amigo con Álex. La respuesta: "Lo estaban atendiendo en el agua, donde cayó desde unos 20 metros, del acantilado a las rocas, tras perder pie. Lo ayudaba una enfermera del HUC que casualmente recorría la zona en una zodicac". Alexander no fue realmente a El Bao sino a La Negra, donde ocurrieron los hechos, otra playa matancera. "Nunca había estado allí", dice Vanesa.

Tras estos primeros auxilios, un helicóptero trasladó al niño a Los Rodeos y de ahí fue en ambulancia medicalizada al HUC con un traumatismo craneal grave y tras superar un semiahogamiento. Sus padres recuerdan que "vimos de lejos el aparato y fue el piloto el que contactó con nosotros".

"Esto pasó a las seis de la tarde y no lo vimos hasta las tres de la mañana en la UVI", recuerdan sus padres, muy enteros , al menos en la apariencia externa, y muy centrados en su objetivo.

"Durante los cuatro primeros días se despertó y se desentubó solo, estaba consciente, dijo su nombre y nos conocía. Pero el infarto cerebral del día 26, hace pronto cinco meses, agravó el cuadro médico", subrayan.

Alex está afectado en el lado derecho de su cuerpo y a nivel neuronal en el habla y la comprensión. "Abre los ojos pero no sabemos hasta qué punto razona o si nos entiende", afirman sus progenitores que añaden: "La rehabilitación neuronal en el primer año resulta crucial. Es joven y hay posibilidades de recuperación. Pero no aquí donde la que recibe es motora". Están muy agradecidos a los profesionales del HUC porque "lo salvaron, pero para avanzar necesita estímulos", apostillan.

La primera opción es una clínica especializada en Madrid donde sería derivado, aunque la familia tiene sus esperanzas puestas en el Guttmann "sin descartar en paralelo la otra posibilidad. Pero cada día es clave para el futuro de Álex".

De ahí que hayan decidido a dar el paso de recaudar fondos para llevarlo a Badalona, donde se ubica el centro de referencia para al tratamiento del daño cerebral adquirido. Apelan a la solidarida "aunque sea con un euro porque" un mes en el Guttmann cuesta la friolera de 21.700 euros, 685 al día. No saben cuanto tiempo tendría que pasar allí. Pero lo primero es conseguir el dinero.

Juan Luis y Vanessa solo viven desde el 22 de julio de este año para la recuperación de su hijo. Les ha cambiado la vida pero mantienen la esperanza porque la sociedad ha respondido y lo sigue haciendo. Desde los anónimos a la lotería solidaria impulsada por la Comisión de fiestas de Mesa de Mar pasando por la del mundo del automovilismo al que Alexander era muy aficionad. El número de cuenta para las aportaciones en el BBVA es este: ES26 0182 6140 2402 0160 9067.