Los permanentes intentos de diversificar el sector hortofrutícola de Canarias en busca de alternativas que eviten apostarlo todo a una única carta han favorecido un auge de las frutas tropicales, impulsado también por la prohibición de importar por razones fitosanitarias. El aguacate se ha convertido en uno de los indiscutibles productos estrella, reclamado para las nuevas tendencias gastronómicas, objeto de la codicia de los amigos de lo ajeno -abundan las noticias sobre robos, y eso que buena parte de ellos no se denuncia- y motivo de comentarios por los elevados precios que ha llegado a alcanzar este año.

De postre o golosina -quienes tengan una cierta edad recordarán comerlo con azúcar y limón- a ingrediente de ensaladas, bocadillos y especialidades orientales, el aguacate se ha visto impulsado en el Archipiélago por las buenas condiciones que en él encuentra su cultivo. "Siempre se ha dado muy bien en Canarias. Tiene unas propiedades organolépticas (sabor, textura, color...) espectaculares. Producimos cuando es invierno en Europa y, además, el producto que exportamos tiene muy buena aceptación en la Península y el extranjero", resume Ángela Delgado, presidenta de Asaga (Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias).

Las idóneas condiciones que ofrecen las Islas para su cultivo han coincidido con el "boom" que vive el producto. "Se ha puesto de moda y tenemos que aprovecharlo", anima Delgado. El reto para conseguirlo es avanzar en la profesionalización, puesto que muchas de las explotaciones de aguacate son de pequeño tamaño y de carácter familiar. De momento, los datos indican que su expansión es una realidad: la superficie ganó 506 hectáreas entre los años 2006 y 2016, según datos de la Consejería de Agricultura del Gobierno regional citados por Asaga.

No obstante, la expectativa que ofrece el cultivo de aguacate en el Archipiélago es superior, por el momento, a la capacidad real. Hay "muchísimas hectáreas" plantadas, pero algunas de ellas no empezarán a producir hasta pasados unos años. Unido al tiempo que ha reinado este año -con un verano tardío-, este es uno de los factores que explican los altos precios que ha llegado a marcar la fruta en estos meses -hasta nueve y diez euros el kilo- y que Asaga espera que remitan cuando muchas explotaciones empiecen a producir. "Se puede pensar que los agricultores se están hinchando, pero no es verdad. Lo que ocurre es que no hay suficiente producción", argumenta la presidenta de la organización empresarial del sector primario.

Los elevados precios y la escasez que ha caracterizado la producción este año han propiciado una práctica que Asaga ha tratado de atajar mediante un llamamiento a los agricultores: la recogida de la fruta de forma prematura, antes de que llegue a su punto ideal de maduración, debido a las prisas por ponerla en el mercado. "Trabajamos en contra de nosotros mismos si se transmite la idea de que el aguacate canario no tiene la suficiente calidad. No podemos crearnos mala fama". La "advertencia cariñosa" lanzada por la organización parece haber sido bien recibida por el sector.

El temor a ser víctima de un robo también pudo incentivar esa recolección demasiado temprana del aguacate. Es muy complicado cuantificar cuántas toneladas de la fruta han sido sustraídas en los últimos dos años, entre otras cosas porque algunos de los propietarios -de pequeñas parcelas, en su mayoría- no se deciden a presentar denuncia.

Delgado confía en que la bajada de precios -que ya empieza a notarse- desanime a estos cacos, que venden el producto en las calles o a pequeños comercios. Pero al margen de esa expectativa, Asaga insiste en la necesidad de que se garantice una trazabilidad "correcta", que se sepa con certeza de dónde procede el producto y qué camino ha recorrido hasta llegar al punto de venta. Los vendedores, además, deben "acostumbrarse" a medir los grados brix del aguacate -que permiten calcular su nivel de maduración- y así confirmar que este se encuentra "en condiciones".