A las administraciones de Canarias les espera un arduo trabajo para que la bicicleta se convierta en un medio de transporte habitual. El Archipiélago es la comunidad autónoma que menos uso hace de este vehículo y también es la región donde más residentes no saben montar.

El dato, procedente del Barómetro de la Bicicleta en España de 2017, figura en el Plan Director de la Bicicleta de Canarias 2018-2025, un documento que ofrece un diagnóstico sobre la utilización de este medio de transporte en las Islas y proporciona a cabildos y municipios directrices para promover y facilitar su uso.

El plan -publicado ayer por la Consejería de Obras Públicas y Transporte del Ejecutivo autonómico y elaborado por la consultora de movilidad Alomon- asigna a la bicicleta un peso de la bicicleta sobre el total de desplazamientos que se realizan en Canarias de solo el 1% y se propone elevar esta proporción al 4%.

Según el diagnóstico, la "escasa y dispersa" información disponible ha permitido concluir que el uso de este vehículo es, en términos generales, "relativamente marginal" y que la cada vez mayor disposición de los ciudadanos a utilizarlo se topa con obstáculos relacionados, principalmente, con la falta de infraestructuras.

Pese a que los cabildos y algunos ayuntamientos han diseñado planes de movilidad que contemplan la bicicleta, el desarrollo de esta "no responde en muchos casos a una planificación previa" y se materializa en actuaciones ejecutadas por distintas administraciones, lo que dificulta la articulación de redes. Como indica la lógica, la infraestructura es más completa en los territorios más llanos y costeros y en las aglomeraciones urbanas cercanas a la costa.

El plan advierte de que invertir es "fundamental" para impulsar el uso de la bicicleta y de cambiar un modelo de movilidad terrestre que "no es sostenible", así como de la importancia de regular mediante ordenanzas municipales y planes de ordenación.