La calle José Batán, en el barrio chicharrero de Valleseco, registró desde primera hora de ayer una inusual actividad. Medio centenar de personas mantenían un riguroso orden para poder acceder al reparto de alimentos delante de la sede de la ONG Sonrisas Canarias. En unas horas, más de 350 usuarios recibieron 4.000 kilos de comida procedente de fondos europeos. Normalmente, se hace los jueves pero hoy es festivo. Tampoco es habitual en estas fechas con los almacenes en período de inventario. No había ganas de hablar en la cola aunque la gente se conozca de otras veces. Hay que recoger rápido lo básico y partir pronto a casa. La cesta casi es como un tesoro.

Media centena eran habituales "repetidores". El resto adquieren ahora la categoría de nuevos beneficiarios, derivados por los Servicios Sociales de media isla: Tacoronte, La Matanza, Santa Cruz, La Laguna... Tanto adultos como menores o niños.

Luis Febles y su gente, del veterano Juan Pedro -"cada bolsa en tres minutos porque si no, empezamos de día y acabamos de noche"- a Laura, "la cortadora del jamón serrano", se afanaban en responder a la demanda. Lo primero, registrarse y luego recibir la bolsa. Pasta, conservas, leche para los niños - "el Hospital de La Candelaria ha contribuido con comida para bebés", asegura Febles-, alubias, aceite...

Juan Pedro alecciona a los suyos para coger según las etiquetas colocadas sobre los productos: 5 de pasta, 4 de arroz, 3 de aceite o 10 de atún. Al final de la cadena humana, las cestas están completas.

En este ciclo sin fin, ya hay nueva fecha: el próximo día 16 cuando se descargarán los 39.400 kilos de la segunda fase del FEGA. De momento, ayer Luis coordinaba todo el proceso, mientras el voluntario Clayton reflejaba la estadística de otra jornada de solidaridad. Esta vez en Halloween.

Mónica, cinco hijos y en paro

"No tengo ninguna vergüenza, yo no le he robado a nadie. Saque usted mi cara sin problemas". Lo decía la mañana de ayer Mónica -es su nombre verdadero, esta vez no hay que cambiar nada- en la sede de Sonrisas Canarias en Valleseco. Tenía el número 53 y esperaba para recibir una compra mensual que, asegura, "es la vida para mí, pero sobre todo para mis cinco hijos menores que viven conmigo y a los que mantengo, pese a estar en el paro hace tiempo". Tiene apenas 37 años, aunque, incluso, aparenta menos. El más pequeño de sus vástagos ha cumplido nueve años, mientras los otros son chicos ya adolescentes de 17, 15, 14 y 13". Todos seguiditos y pudieron ser más porque "perdí mellizos en un parto". Mónica ya es conocida por los voluntarios del reparto. Es una habitual que viene desde La Matanza, donde reside, "cuando alguien me trae porque no tengo coche". Está derivada para ser atendida por los Servicios Sociales del municipio norteño, cuyos trabajadores han elaborado el preceptivo informe. Ese es el salvoconducto junto al DNI y la firma en el registro para recibir la bolsa de comida.

Mónica no quiere terminar sin relatar su particular calvario: "Llevo pidiendo una vivienda desde el año 2001, estoy apuntada en la lista del Gobierno de Canarias, pero no hay manera, a mí no me toca nunca. Por eso vivo de alquiler y pago 600 euros al mes, casi todo lo que gano".