El hijo de Matilde, David, de 23 años, tiene una parálisis cerebral: (ambos nombres son ficticios para preservar su intimidad). Desde hace años, acude regularmente y en la modalidad de centro de día al Centro de Atención A Minusválidos Psíquicos (CAMP) La Cuesta, situado en el municipio de La Laguna. En junio de este año, David sufrió una salmonelosis, una enfermedad infecciosa generada por enterobacterias que produce una gastroenteritis aguda.

Matilde considera que la infección, que normalmente es causada por ingerir agua y alimentos contaminados, se produjo en el centro, a pesar de que la directora del mismo, Jovita Rodríguez, niega rotundamente dicha acusación. "Si en nuestros informes hubiera visos de que pudiéramos tener dicha bacteria, hubiéramos sido los primeros en correr", afirma la directora, que insiste en que cada tres meses se realiza una inspección interna.

Según Rodríguez, David ingresó en el CAMP de La Cuesta con una plaza interna un par de días antes del brote, por lo que "no pudo haberse contagiado allí". Sin embargo, según su madre, Matilde, el joven se tuvo que quedar mucho antes, ya que ella se vio obligada a ingresar en el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria el 16 de junio de este año al sufrir tres ictus. A partir de ese momento, argumenta, nadie podía hacerse cargo de David, debido a la cantidad de medicación que debe tomar a diario, por lo que tuvieron que solicitar al centro que se quedara con él mientras la madre se recuperaba. "Ese mismo sábado (el 16) pernoctó en el centro", afirma rotundamente la madre.

El día 22 de junio, mientras Matilde seguía hospitalizada, David también ingresó en La Candelaria, aunque llevaba ya dos días (desde el 20 de junio) con fiebre, diarrea y crisis de ausencia, según los informes médicos. Una vez allí, le hicieron pruebas y comprobaron que padecía una salmonelosis.

El alta de Matilde y de David llegó el mismo día, el 27 de junio de 2018. En todo este tiempo, no dejaron a la progenitora acercarse a su hijo ni le explicaron lo que le pasaba por miedo a que le pudiera ocurrir de nuevo un evento cerebrovascular como el que acababa de soportar.

Ella regresó a su casa, y el joven volvió al CAMP durante un mes más. Cuando acabó ese mes y Matilde estuvo más estable, su hermana, quien había hecho el papel de tutor legal de David durante ese tiempo, le contó todo lo que había sucedido. El chico sufrió una diarrea grave que se complicó hasta sufrir convulsiones. Durante su estancia en Urgencias estuvo en el cuarto de parada 3 veces . "Esa infección casi le cuesta la vida a mi hijo", afirma.

La madre siguió visitando a David durante un tiempo más en el CAMP y relata que "cuando iba a verle siempre estaba sucio, mojado de orín". El 14 de agosto, la afectada solicitó a Salud Pública una inspección sanitaria al centro. Un procedimiento que se demoró porque en agosto hay menos inspectores y que actualmente se encuentra "en curso", según información proporcionada por el área de Salud Pública.

La dirección del centro asegura, por su parte, sentirse "sorprendida" por la denuncia de esta madre, ya que ella no hizo ninguna reclamación allí. Un hecho que Matilde razona: "No lo hice porque no quería que se prepararan para la inspección". A pesar de todo, Jovita Hernández defiende al CAMP asegurando que de 65 usuarios, solo 1 ha sufrido esta enfermedad.