El incendio que afectó el lunes al servicio de Urgencias pediátricas del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria (HUNSC), presuntamente causado por una usuaria, ha reabierto el debate sobre las medidas de seguridad en los centros sanitarios y hospitalarios. Tanto la Asociación Profesional de Directores y Consultores de Seguridad (Aprodise) como el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) advirtieron ayer de la necesidad de que estas instalaciones cuenten con sistemas que garanticen la seguridad de trabajadores, enfermos y familiares.

"Los hospitales deben tener planes de seguridad específicos, más completos que los planes de autoprotección normales", expuso Gustavo Rubio, vicepresidente de Aprodise. En declaraciones a este periódico, Rubio se remitió a la Ley de Protección de Infraestructuras Críticas, aprobada en 2011, que prevé la adopción de medidas especiales para las dependencias que prestan servicios esenciales, una categoría en la que, remarcó, encajan los centros hospitalarios.

Este colectivo admite que los comportamientos individuales son de difícil control, lo que complica evitar que sucedan hechos como los que, supuestamente, dieron lugar al siniestro del HUNSC. "Lo que sí podemos hacer -matizó su vicepresidente- es prevenir y organizarnos para actuar de la mejor manera posible si algo ocurre".

A juicio de la asociación, los hospitales han de contar con un director de seguridad y con un plan detallado que recoja las medidas necesarias, entre ellas sistemas que aseguren un control de acceso "efectivo". En la actualidad, apuntó Rubio, una clínica privada es la única instalación de esta naturaleza que dispone de un plan y de las medidas apropiadas para afrontar estos sucesos.

Por su parte, el Sindicato de Técnicos de Enfermería afirmó que el incendio de La Candelaria "pone en evidencia la falta de seguridad existente en este servicio de Urgencias, particularmente, pero también los riesgos a los que los profesionales sanitarios se exponen diariamente en el desempeño de su trabajo".

A través de un comunicado, el SAE instó a las "distintas administraciones" a tomar conciencia de estos peligros "reales" y de "todos los tipos de agresiones, físicas y verbales, a las que los profesionales y usuarios están expuestos". La organización demandó a las instituciones que "empiecen a trabajar en protocolos reales que garanticen la seguridad, la salud y el bienestar en los centros asistenciales".

Intersindical Canaria (IC) puso el acento en el papel desempeñado durante el incendio por los profesionales sanitarios, muchos de los cuales acudieron al centro fuera de su turno y sin ser llamados. A juicio del sindicato, la "lealtad humana" evitó que se produjera "una gran catástrofe".

No obstante, Intersindical añadió que lo ocurrido el lunes "tendrá que servir para que el Servicio Canario de Salud (SCS) se replantee la necesidad urgente de dotar presupuestariamente las acciones de un verdadero plan de urgencias que reduzca las presiones que se viven en estos servicios a diario y que mejore la calidad de la asistencia".