La Gomera condensa en una superficie que roza los 370 kilómetros cuadrados la mayor riqueza de especies de flora endémica de Europa en relación a su extensión. Su vegetación natural abarca más de 50 especies que solo se encuentran en la Isla, lo que además de un lujo, trae aparejado el reto de mantener a estas especies para garantizar su supervivencia. En esta minuciosa tarea se emplean diariamente técnicos y especialistas que trabajan con esmero por los cuidados de estas joyas.

El presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, es consciente de que para tal labor se deben emplear todos los esfuerzos posibles, pues, según indica, "vivir en un espacio privilegiado como este desde el punto de vista natural, conlleva la obligación de respetar al máximo estos valores". Curbelo aclara que no sólo es de suma importancia el trabajo que se desarrolla desde la Institución insular por preservar el espacio natural sino la sensibilización de los residentes para que contribuyan a los cuidados que demandan tanto el entorno rural como el urbano. "Es necesario crear conciencia colectiva para que se transmitan estos valores y nos aseguremos de que las generaciones futuras preserven el medio ambiente", comenta. Por ello, explica que el Cabildo ha puesto en marcha numerosas acciones formativas en los centros escolares.

La joya de la corona es sin duda el Parque Nacional de Garajonay, que ostenta con orgullo la mejor representación de laurisilva de Canarias. No obstante, esta vegetación endémica aún pudo alcanzar una mayor extensión, ya que según las investigaciones arqueológicas, en la Isla existieron pinares y formaciones de dragos que desaparecieron casi en su totalidad durante la época aborigen.

Para el director del Parque Nacional, Ángel Fernández López, la mejor herramienta para luchar contra el riesgo de extinción de las especies "pasa por conocer nuestros paisajes y entonces enseguida seremos lo suficientemente conscientes de la necesidad de protegerlos y defenderlos". El director lo planteó así en el transcurso de una conferencia ofrecida en junio coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente y cuyo título fue "Naturaleza amenazada de La Gomera".

En septiembre, Fernández López participará en una reunión técnica en Madrid, que se enmarca en los cursos de la red de parques naturales españoles. Estas jornadas servirán para el intercambio de experiencias como instrumento para abordar la gestión de las especies de flora amenazadas.

Las principales amenazas actuales para la biodiversidad insular son la aparición de herbívoros tales como ovejas y cabras asilvestradas; así como conejos y depredadores, como los gatos, hurones y ratas, que devoran y pisotean las plantas de forma dictatorial. El fuego no es un factor menor. Luego están las especies invasoras, parecidas a las tuneras que han ocupado los territorios costeros. Plantas que llegaron de Méjico y que resultan muy útiles para el ser humano pero que también implican un alto coste para el medio natural. No menores son los efectos del cambio climático, un problema de ámbito global del que no escapa La Gomera. La irrupción del ser humano con la introducción de depredadores como los gatos o ratas trajo consigo que especies autóctonas como el lagarto gigante tuviera que replegarse a los lugares más escarpados de la Isla. No ha sido hasta hace unos años, gracias a la labor desarrollada por el Cabildo, cuando se han dado los primeros pasos para que empiecen a aflorar las esperanzas de que en un futuro más o menos inmediato pueda salir de la lista de especies en extinción.

En Canarias, y en La Gomera, se concentran ecosistemas muy diferentes a los del resto del mundo e incluso de los continentes próximos. El mar ha supuesto una barrera que ha dado lugar al aislamiento y propiciado formas de vida diferentes, incluso entre especies comunes a las que se pueden ubicar en otros lugares.

La Gomera cuenta con los elementos necesarios para sentarse en los foros mundiales y demandar una atención especial a la hora de garantizar la conservación de su privilegiado ecosistema. Aunque cuenta con los mejores y más amplios palmerales del Archipiélago, su superficie se ha reducido de forma importante.

El programa Life + Garajonay Vive, puesto en marcha por el Cabildo, a través del parque nacional, en cooperación con el Gobierno canario y la Unión Europea, persigue la restauración ecológica del parque y hace especial hincapié en la recuperación de las especies vegetales. A finales de año, un congreso analizará los resultados de esta iniciativa durante los últimos cuatro años. En los dos primeros, se hizo una cuidadosa planificación de las labores en un vivero para la producción de las nuevas plantas, preparación del suelo, siembra, mantenimiento, selvicultura preventiva, apoyo en la recuperación de especies amenazadas y control de las exóticas y un programa de seguimiento ecológico. El saldo es que se han conseguido plantar 8.000 ejemplares sujetos a estrictos controles para conocer su evolución en función de la técnica de plantación usada, como se hace con las más de 50.000 plantas sembradas en 160 hectáreas dañadas por el fuego.