No se trata de evitar el sol, pero sí de tener una relación saludable con él. Un respeto que podría evitar el aumento de la prevalencia de los cánceres de piel, que crecen un 20% cada año y que ya se han convertido en una epidemia a nivel mundial. Hablamos de prevención con protección, aunque no solo con crema.

Gorro, ropa protectora, evitar el sol en los momentos de mayor calor y, sobre todo, una fotoprotección adecuada? son algunas de las recomendaciones que los dermatólogos se hartan de hacer a la ciudadanía cada vez que llega el verano. No obstante, aquí en Canarias, con nuestra situación "privilegiada", el cuidado de la piel se debe convertir prácticamente en un hábito diario.

Al fin y al cabo, se trata de evitar que los rayos ultravioleta provoquen quemaduras en nuestra piel. "Cuando hay una quemadura se genera una agresión al núcleo de nuestras células, es decir, donde está la información genética", explica el dermatólogo Agustín Viera, coordinador de Ivalia Clínica Dermatológica. Por esta razón, una exposición solar que termine con quemaduras y se repita en el tiempo puede generar finalmente el desarrollo de un cáncer de piel, ya sea un melanoma o algún tipo de carcinoma.

En ocasiones se aboga por el uso de cremas con principios activos de aloe vera o, incluso, la planta de aloe vera, sin embargo, la realidad es que una vez quemado, nada puede revertir la agresión a las células. "El aloe vera, así como otras cremas, pueden ayudar a reducir la inflamación que surge como consecuencia de la quemadura, pero esta ya se ha producido", explica Viera.

En esta línea, la dermatóloga del Hospital Universitario de Canarias (HUC) Marta García añade que estos geles "refrescan", pero también secan la piel. Por tanto, remarca que "lo mejor es una crema adecuada para después del sol o aplicar paños fríos de agua de manzanilla, que es un remedio casero muy efectivo".

"Nunca hay que bajar la guardia, ni cuando estamos morenos", recuerda García, quien resalta que el bronceado no siempre es bueno. "Existe la falsa creencia de que estar moreno es signo de protección de los efectos negativos del sol pero, como hemos dicho, el bronceado solo nos protege de las quemaduras pero no de los efectos tardíos relacionados con la exposición crónica como son el envejecimiento o el desarrollo de cánceres cutáneos", afirma.

"Tomar el sol no solo es estar en una tumbona en la playa", insiste García. Y es que el sol nos llega siempre que caminamos, hacemos ejercicio al aire libre o nos tomamos una cerveza en la terraza del bar.

Por esta razón, aplicar protector solar, incluso en días nublados, se recomienda persistentemente ya que la "piel está en riesgo" incluso en estos periodos, como aclara Agustín Viera. "En los días nublados, la radiación ultravioleta atraviesa completamente las nubes, pero la infrarroja, no, por lo que no tenemos sensación de calor que nos hace de alarma", añade la dermatóloga del Universitario.

¿Cómo elegir la fotoprotección adecuada? Los dermatólogos suelen abogar por no utilizar una crema que tenga menos de un factor de protección solar 30. No obstante, Viera insiste en que la protección debe ser "personalizada" y depende del tipo de piel, pues cada persona es distinta. Además, como incide Marta García, hay que tener en cuenta dos conceptos: el FPS (factor de protección solar) y la resistencia al agua. "El grado de protección frente a las radiaciones UVB indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al eritema (enrojecimiento)", incide la dermatóloga. Por su parte, la resistencia al agua está relacionada con la eficacia del producto. Si son "water resistant", el fotoprotector no perderá su capacidad protectora tras 40 minutos de inmersión en el agua, mientras que los "waterproof" consiguen mantener esta protección hasta 80 minutos de habernos bañado.

Los adolescentes corren más riesgos

Los adolescentes son los que corren más riesgos a la hora de exponerse a la radiación solar. Como afirma el dermatólogo Agustín Viera, los padres de los niños están concienciados de que estos necesitan protección, pero cuando son adolescentes ganan una mayor libertad. Esa libertad se traduce finalmente en un aumento de las quemaduras solares, que según el dermatólogo el año pasado no bajaron del 70% en esta franja de edad.

Blancas y con lunares, las pieles con más riesgo

Hay pieles, y pieles. Para la correcta protección ante el sol hay que conocer cuáles de ellas tienen un mayor riesgo. De todas, las blancas y las que tienen lunares se llevan la palma al ser las que poseen una mayor predisposición para crear un cáncer. También deben tener más cuidado las personas con antecedentes familiares de cáncer de piel y, sobre todo, tener en cuenta que la piel "tiene memoria" y todas las quemaduras de la infancia se traducirán en un mayor riesgo de desarrollar estos tumores en la etapa adulta.