Desde hace cinco meses preside un comité de expertos que está edificando los cimientos sobre los que debe crecer una Canarias más sostenible. Miembros de la comunidad universitaria del Archipiélago trabajan para buscar respuestas a las amenazas agitadas por el cambio climático, la rentabilidad de las energías renovables y el futuro que ya se está escribiendo en torno a la economía circular y azul. "Los datos científicos son los que son y este comité debe aislarse de las posibles presiones políticas", comenta Aridane González sobre una nueva manera de afrontar cuestiones que son vitales para la supervivencia de un territorio que debe acometer grandes retos. "Quedan muchos asuntos por resolver, pero obviar ejemplos como el de El Hierro es negar una evidencia que tiene una enorme trascendencia mundial", afirma el presidente del Comité de Expertos del Cambio Climático.

¿Cuál es la razón de ser de este comité de expertos?

Es un órgano libre que trabaja para transformar los datos científicos en acciones concretas que se diseñan con el objeto de resolver problemas que, en este caso, tienen una conexión con el cambio climático y Canarias: traducir toda la ciencia que se hace en las universidades y sus diagnósticos para que puedan ser de utilidad a la administración pública. Eso, a diferencia de otros comités, se hace a partir de la libertad que te proporciona la ciencia.

¿Qué extensión tiene esa libertad de movimientos?

La que nos permita hablar sin interlocutores con todos los agentes socioeconómicos, es decir, con la totalidad de los partidos políticos, con asociaciones, con investigadores, con empresas... De lo que se trata es de buscar acciones que puedan llevar a Canarias a ser más sostenible y, a su vez, sea una referencia a nivel internacional, especialmente para regiones ultraperiféricas, en materia de cambio climático, economía circular y azul.

Esa autonomía de la que habla debe ser el ADN de una comunidad científica, ¿no?

Es vital. Nosotros hemos enviado una invitación a los representantes de los grupos que tienen representación parlamentaria -tanto a los portavoces como a sus presidentes- para reunirnos. Algunos de esos encuentros ya se han celebrado y otros están pendientes de fijar una fecha. Una cosa que debe quedar clara de una vez por todas es que en Canarias en materia de medioambiente, cambio climático y sostenibilidad no pueden existir colores políticos. Todo lo que sea discordia e intercambio de titulares con un trasfondo partidista lo único que hace es frenar las acciones que pueden posibilitar soluciones a los problemas climáticos o ambientales que afectan a este archipiélago.

¿Aquí no vale escorarse a la derecha, anclarse al centro o irse a la izquierda?

Los datos científicos son los que son y este comité tiene que aislarse de las posibles presiones políticas. Nuestro objetivo principal es formar una red de conocimiento de Canarias. Los especialistas en todos los ambientes de las Islas son bienvenidos a este comité para que propongan acciones, pero siempre hechos que estén basados en el conocimiento. En las reuniones hablamos de ciencia y desarrollo, no de batallas políticas. La discordia lo único que hace es retrasar las decisiones que hay que tomar en materia de sostenibilidad.

¿Pero en un foro científico en el que por lo menos existen siete voces la divergencia de posicionamientos está asegurada?

Ese tipo de discusiones no son internas, sino que están abiertas a otros entendidos en la materia que invitamos a debatir con nosotros. Desde finales de febrero ya se han celebrado más de 40 reuniones de las que salieron los informes que trasladamos al Gobierno de Canarias para que sea este quien determine qué consejería tiene las competencias en el tema que se ha tratado. Aquí nos podemos sentar a hacer informes y más informes sin dar ni una solución o aportar vías de solución a unas acciones que, en este caso, vamos a discutir en un pleno que se celebrará a mitad de este mes. Enfollonar el patio no es una herramienta científica. Sobre todo, si se hace con motivos ocultos.

¿Nos equivocaríamos muchos si pensáramos que alrededor de este comité, y no me centro solo en las personas que están dentro, puede darse un choque de egos?

Por eso es importante generar una libertad de discusión alrededor de un problema y no imponer un criterio personal que no siempre es el más adecuado... En todas las reuniones en las que yo he participado se buscó el interés general; nadie vino a decir "qué bueno soy y por esa razón tengo que patentar mi idea". Aquí se viene para resolver los retos que tiene Canarias como sociedad, no a lucir currículum. Este es un comité integrado por gente joven que se ha formado y trabajado fuera, que ha vuelto a casa y que tiene otra manera de trabajar y pensar. Criticar siempre es mucho más sencillo que aportar soluciones. Aquí, además, se valora la opinión de los más de 70 integrantes del Observatorio Canario del Cambio Climático.

¿Existe el riesgo de que se produzca un choque de intereses entre la posición del comité que usted preside y el Observatorio Canario de Cambio Climático?

Son dos organismos independientes que comparten asuntos relacionados con el medioambiente, pero que articulan sus posiciones por separado. Digo esto porque últimamente he visto cosas publicadas que no se ajustan a la realidad. Yo he participado en más de una docena de reuniones con investigadores de todas las mesas de trabajo: con la del medio marino nos sentamos para intercambiar informaciones cuatro veces y con las otras en dos ocasiones. El pleno está convocado para esta semana y va a coincidir con la asistencia de la ministra. En encuentros de ese calado es donde se deben poner sobre la mesa los proyectos que estamos desarrollando en materia de medioambiente. No salir en la prensa no significa que haya una inacción por parte de este comité. Lo que no se puede es construir una realidad sobre un informe elaborado en 2017 con una metodología que no es la que está aplicando este comité de expertos. Aquí no hay intereses ocultos, sino un grupo de científicos de las dos universidades que está trabajando con el Observatorio por el bien de Canarias. Hay dos formas de trabajar: o nos dedicamos a hacer informes en los que no se aportan soluciones, o tratamos de aprovechar el conocimiento de la comunidad científica para cambiar las cosas.

¿Se han aprendido de los errores del pasado, por ejemplo, a la hora de no ocupar los cauces de los barrancos?

El pasado está repleto de errores, aunque no solo en este archipiélago sino en Europa en general. Yo sé lo que es vivir cinco años en Francia y no crea que los problemas son muy distintos a los que tenemos aquí. El desarrollo crónico promovió que se construyera en sitios que hoy son una seria amenaza para la ciudadanía. En ocasiones no nos damos cuenta de que habitamos unas islas y que el territorio es limitado. Creo que cada vez se conocen mejor las líneas que hay que trabajar en esta comunidad y, sinceramente, se está realizando un gran esfuerzo para que se produzca ese cambio de mentalidad que debemos tener con respecto al medioambiente. Yo estoy convencido de que no hay políticos que sabiendo que hay una amenaza natural en ciernes no actúan para mantenerla controlada. Este comité es una apuesta valiente del Gobierno de Canarias porque a partir de ahora tendrá que escuchar lo que se está haciendo bien y lo que marcha mal en base a la interpretación de unos datos.

¿El problema, quizás, sea que las malas noticias se digieren peor?

Es verdad que quedan muchos asuntos por resolver, pero obviar ejemplos como el de El Hierro es negar una evidencia que tiene una enorme trascendencia mundial. La población canaria debe asumir que no solo puede llegar a ser un referente mundial en materia de cambio climático, sino en economía circular y azul. Lo somos porque contamos con los ingredientes necesarios para generar un sistema de innovación perfecto: tenemos la mezcla del desarrollo tecnológico con el conocimiento universitario, disponemos de las conexiones para transferir esos avances a la ciudadanía, contamos con bancos de ensayos... Ese potencial está, ahora solo hay que trabajarlo.

Si recurrimos al ejemplo de El Hierro nos encontramos con una aventura científica de gran calado internacional, es decir, que no todo se ha hecho mal.

Claro que se han hecho muchas cosas bien, no solo en la isla de El Hierro. Hace unos días, sin ir más lejos, pusimos en funcionamiento el aerogenerador que está en la Plataforma Oceánica Canarias (Plocan) y que es el primero de estas características que se activa en el territorio español. Una gran parte de esa instalación se ha construido en esta comunidad y con profesionales canarios: eso no puede ser nunca un lastre o estar sujeto a la crítica fácil.

¿Captar energía desde el mar es una alternativa a los campos de aerogeneradores terrestres que ya existen en todas las Islas?

La energía "offshore" debe ser la producción eólica del futuro por lo que ya hablábamos antes: estamos sobre un territorio limitado y las posibilidades de crecimiento están mar adentro. En el norte de Europa hace tiempo que están trabajando con este modelo y Canarias quiere apostar claramente por él (la torre del prototipo MLRT pesa 273 toneladas y su rotor tiene 132 metros de diámetro). El Gobierno ya está estudiando los fondos marinos para ver dónde se pueden instalar estos aerogeneradores. Uno de esos aparatos genera 5 megavatios (Mw), es decir, que 20 molinos con las mismas características pueden producir la energía que se produce en la Central Hidroeólica de Gorona del Viento.

¿Qué se puede hacer en la gestión de residuos sólidos?

Hay varias mesas de debate en torno a una problemática sobre la que Europa ha puesto sus ojos. Eso implica que hay que resolver esa situación sí o sí. La alternativa es trabajar el modelo de economía circular en Canarias. En los últimos 20 años únicamente se desarrolló un modelo de economía lineal que lo único que ha propiciado es producir residuos. Necesitamos un modelo más sostenible en el que la producción primaria genere un producto del que se pueden sacar valores para otras aplicaciones. Los plásticos, por citar uno de los ejemplos más graves, suponen una gran amenaza porque se fabrican elementos de un solo uso en cantidades que no podemos asumir. La administración está preocupada por la gestión de residuos, pero a su favor tiene una sociedad que ya está evidenciando unos síntomas de preocupación significativos: lo correcto es poner a su alcance las herramientas adecuadas para que el compromiso se convierta en una realidad.

Es un término que lleva sonando desde hace un tiempo, pero todo parece indicar que será clave en el futuro más inmediato. ¿Ya no se puede vivir de espaldas a la economía circular?

Cada vez que ofrezco una conferencia incido en el hecho de que nuestros antepasados eran unos expertos en economía circular porque todo los que hacían era sostenible: nuestros abuelos reutilizaban todo lo que tenían en casa hasta que el desarrollo desplazó un modelo al que debemos volver para cuidar algo más este territorio. Todo es aprovechable.

Hace unos días se presentó el proyecto Santa Cruz Verde 2030, una iniciativa que cambiará la fisonomía de la ciudad en los terrenos que hoy ocupa la Refinería. ¿La sostenibilidad implica que las cosas no pueden cambiar de buenas a primeras?

Cada paso que se da para cambiar un modelo energético o el desarrollo de una ciudad ayuda, pero esas mutaciones hay que verlas con una perspectiva de futuro. Santa Cruz de Tenerife acaba de dar un paso de gigante para tener una ciudad mucho más sostenible. No se pueden cambiar las cosas de hoy para mañana, porque los proyectos que se planifican sin colocar unos cimientos sólidos suelen fracasar. Los gestores de hoy deben tomar decisiones para el futuro, aunque ellos no las vean. Hay que anticiparse a los problemas para que estos no estrangulen la economía y el bienestar de la sociedad. Eso implica racionalizar los conflictos, aunque los costes sean mayores.

¿De vuelta al presente, y atendiendo a la interpretación de los datos que se tienen, podemos esperar un verano más tranquilo en el litoral después de lo que sucedió en 2017 con las microalgas?

Los informes sobre cianobacterias que se hicieron el pasado verano han servido para tener monitorizados episodios tan abundantes y llamativos como los que se dieron entonces. Ya tenemos unos datos que pueden tener una utilidad a la hora de gestionar una secuencia que solo se da con unas condiciones específicas: en Canarias el verano pasado fue atípico porque hubo una ausencia de vientos, un exceso de calima y una temperatura del mar bastante elevada. Con esos condicionantes se habló de la presencia masiva de microalgas en nuestras costas. Esos fenómenos naturales deben ser explicados a la sociedad porque las probabilidades de que se vuelvan a repetir en el futuro existen. Este año las condiciones previas han sido distintas y, por lo tanto, hay datos científicos que indican que no vamos a vivir algo parecido. Eso no significa que tengamos que olvidarnos de una realidad que está en nuestro entorno.

Al principio de la entrevista habló de buscar puntos de confluencia con consejerías específicas, una de ellas está vinculada con el crecimiento turístico. ¿Estamos preparados para seguir ocupando el terreno con ese tipo de complejos o hay que ir hacia un uso más racional de las infraestructuras ya existentes?

La masificación del litoral, que es uno de los espacios preferidos que pretende ocupar el sector turístico, tiene una relevancia especial en todas las mesas de trabajo de este comité. Cuando abordamos este asunto no nos quedamos solo en el número de edificaciones que existen en la zona de costa, sino en el impacto que tiene el turismo en el desarrollo medioambiental y sostenible de Canarias. Tenemos que buscar fórmulas para que los turistas que vienen a este archipiélago no supongan un perjuicio para el territorio. Hay acciones concretas en las que se están trabajando para buscar un equilibrio entre la economía y la gestión de esos flujos turísticos.

Principales retos en materia de sostenibilidad

"Canarias necesita series temporales de datos que le permitan tener una mayor capacidad para resolver problemas. Hay muchas zonas en España y Europa que carecen de esas series. En el Archipiélago hay algunas, pero no son suficientes".

"Las Islas tienen un problema grave con el tratamiento de residuos. Canarias cuenta con un déficit en los vertederos, con los plásticos que se acumulan en las playas y en zonas de medianía y con el vertido de aguas residuales que se está solucionando".

"La biodiversidad y tropicalización de las especies es un escenario en el que debemos invertir horas de investigación. Tenemos que medir el impacto que tiene sobre Canarias el aumento de las temperaturas y hay que afrontar nuevos retos en el sector de la agricultura".

"La pesca, concretamente su escasez, es otro de los temas que hay que abordar con carácter de urgencia porque hay datos que indican que el riesgo de agotamiento de esos recursos es una gran amenaza que no está demasiado lejos.

"No nos podemos parar a la hora de trabajar un modelo energético porque no se puede seguir quemando 100.000 barriles de petróleo diarios. Hay que buscar un sistema concreto y apostar claramente por él".

"Es verdad que en los últimos tres años hemos duplicado la producción de energías renovables, pero eso no es suficiente. Hay que buscar incrementar esos valores para favorecer una sostenibilidad aún mayor".

"No estamos hablando de unas soluciones inalcanzables, aunque en muchos casos implica tomar unas medidas drásticas o impopulares como, por ejemplo, establecer unos periodos de pesca. Hay que hablar mucho menos y actuar más.