Las aduanas están entorpeciendo el trabajo de muchos investigadores sanitarios. Especialmente cuando se trata de colaboraciones en estudios internacionales o del ámbito nacional, si hay muestras biológicas que deban llegar a un laboratorio canario, las retenciones causan que se echen a perder incluso antes de aterrizar en el destino.

Esta denuncia se ha llevado a cabo por diversos investigadores del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín, pero no descartan que también esté afectando a los trabajadores de otros hospitales de referencia en Tenerife y Gran Canaria.

Mayte Gómez, hematóloga del centro hospitalario, alertó de este hecho y aseguró que no hay lugar en el mundo "que funcione igual". Muchas de estas muestras son cedidas gratuitamente desde distintos lugares de Europa, pero cuando llegan a España se quedan en la aduana, y son los propios científicos quienes deben correr con el cargo. "Una muestra que salga de Australia llega antes a Alemania que una que salga de Canarias", remarca la hematóloga.

Otro investigador afirma que ha llegado a pagar 400 euros por desbloquear la mercancía en aduanas para que pudiera llegar a tiempo. Una suma de dinero que suele salir de sus bolsillos o de la beca que les han concedido para realizar el estudio, lo que, finalmente, merma la capacidad de investigación de estos profesionales.

En Canarias, cualquier producto fitosanitario, de sanidad o farmacia debe pasar por los trámites aduaneros ordinarios. Es decir, no están sujetos a la reforma que el Gobierno de Canarias puso en marcha el año pasado bajo el procedimiento "DUA simplificada".

Una de las empresas transportistas, Correos, explica en su página web que en estos casos "el destinatario deberá asumir el pago de los tributos devengados por la importación". Es decir, el impuesto comunitario de la Unión Europea, el IGIC, AIEM y RM correspondiente a la importación.

Para los profesionales la solución podría radicar en que la Consejería de Hacienda "haga un contrato diferente para el tratamiento de estos paquetes".

El problema que generan las aduanas ha llegado hasta el punto de que algunos investigadores han optado por contratar "curiers" o transportistas individuales, para poder asegurarse de que las muestras lleguen en perfectas condiciones a Canarias. Mientras, otros, ante el hartazgo que les provoca la situación, han decidido dejar de realizar investigaciones, ya que a muchos no les compensa.

Los precios para que los animales de investigación se transporten hasta Canarias son "desorbitados". Así lo contempla un veterinario de la Unidad de Investigación del Hospital Dr. Negrín que prefirió no hacer público su nombre.

A este respecto, el investigador mencionó el revuelo que se formó en marzo de 2016 , cuando las compañías Iberia y Air Europa se negaron a transportar animales de laboratorio en sus aviones. Las compañías sustentaron su decisión en que "en el caso de que se fugue un grupo de estos roedores, podría ocasionar daños en el cableado del avión y afectar a la operación del vuelo". Tras un año de negociación, las aerolíneas cedieron y volvieron a transportar animales a las islas. Sin embargo, los precios que impusieron para transportarlos son inasumibles para muchos científicos.

El veterinario afirmó que ha llegado a pagar hasta 5.200 euros por el transporte de 90 animales de laboratorio, "unos 5 o 6 bultos". Teniendo en cuenta que la cuantía máxima de las becas de investigación oscila entre los 25.000 y los 27.000 euros, tan solo el pago del transporte puede representar el 20 por ciento del presupuesto total de un investigador.

A esto se le añade que, en algunas ocasiones, los animales no son cedidos por otros investigadores, sino que hay que pagar una cantidad por ellos. Por ejemplo, el precio de 8 ratas de laboratorio ronda los 60 euros. Una cuantía mucho más fácil de asumir por sus colegas de la península, ya que ellos no deben depositar más dinero por el transporte, que en este caso se hace de forma terrestre.

La solución a corto plazo ha sido la de establecer una cría de animales en el propio hospital. Sin embargo, los costes de mantenimiento siguen siendo altos.