Solo uno de cada cuatro beneficiarios de la Prestación Canaria de Inserción (PCI) en edad de trabajar consiguió un empleo durante 2017. De los 13.255 que solicitaron la ayuda el año pasado, 3.333 lograron un contrato, según datos de la Dirección General de Políticas Sociales del Gobierno de Canarias. La mayoría, además, optó a trabajos temporales, una vía que no les permitió salir del contexto de precariedad en el que subsisten.

La necesidad de reformular esta ayuda para lograr una inserción "real" de los solicitantes será analizada nuevamente esta semana en el marco de la mesa de concertación social auspiciada por el Gobierno de Canarias, según adelantó Reyes Henríquez, directora general de Políticas Sociales. La titular del área puso especial énfasis en la labor que hay que desarrollar con este colectivo, ya que los demandantes de esta prestación "han desistido en su empeño de conseguir un empleo" y es necesario hacer "un refuerzo de la persona" antes de poner el foco en su cualificación y la adquisición de habilidades profesionales. "Si cualquier persona puede encontrarse con problemas a la hora de encontrar un empleo, en perfiles de PCI se triplican esas dificultades", lamenta.

En su opinión, "la clave" está en "reforzar los itinerarios de inserción sociolaboral que van vinculados a la PCI". Para ello, el Plan Estratégico de subvenciones en el área social incluye un programa nuevo para impulsar itinerarios de inserción de perceptores de la PCI o experceptores en extrema necesidad.

Los itinerarios de inserción se basan en que la persona recupere sus habilidades y ganas de trabajar, pero también en recualificarlas o conseguir que obtengan certificaciones profesionales.

"La contratación que sale es temporal". Solo el 6,3% de los que encuentran trabajo lo hacen con una vinculación indefinida. Eso significa que los perceptores "vuelven otra vez a reanudar la PCI -si no la han percibido durante dos años, el tiempo máximo en la actualidad- o solicitan otras ayudas de emergencia en sus municipios. "Es un reto que estamos trabajando".

Por sexos, la inserción laboral de hombres y mujeres es prácticamente idéntica. Algo más de la mitad de las personas beneficiarias de la PCI que consiguen firmar un contrato -50,5%- fueron mujeres. En términos absolutos, la cifra asciende a 1.866 mujeres frente a 1.649 varones. El sector donde obtienen empleo estas personas son, "fundamentalmente", el de servicios. La limpieza es una de las áreas que "contrata bastante".

"En temporada de vacaciones, Navidades, por ejemplo, es cuando más los contratan", explica la directora. Esa demanda puntual hace que "tengan que volver a reanudar la prestación, si no la han agotado". En caso contrario, "tienen que optar por otras ayudas sociales básicas, de emergencia".

La tendencia con respecto al demandante de PCI se mantiene estable en lo que va de año. "Tenemos jóvenes y mayores de larga duración, mujeres con cargas familiares... Pero estamos detectando que el parado de larga duración, hombre o mujer mayor de 50 años, es un perfil que está creciendo. Es algo que vamos a tratar ahora en la mesa de concertación social".

La inserción, un reto más allá del empleo

El objetivo de la Prestación Canaria de Inserción (PCI) es que los beneficiarios consigan un empleo, pero no es el único. Hay perfiles más complejos, explica Reyes Henríquez, en los que hay que favorecer una inserción distinta, por ejemplo, cuando se trata de "personas con discapacidad o mayores de 65 años". "Estos perfiles son más minoritarios -la PCI trabaja más con personas que pueden insertarse laboralmente-, pero hay que trabajar con ellos otra integración social", promoviendo "la vejez activa" o a través de "programas ocupacionales para personas con discapacidad", plantea la responsable del área. "Normalmente estas personas están desconectadas de las ofertas que existen y viven en una situación de aislamiento", advierte Henríquez. En este sentido, insiste en la importancia de desarrollar itinerarios de inserción más especializados.