Las perspectivas de la economía canaria para 2018 continúan siendo favorables pero apuntan hacia una desaceleración en el ritmo de crecimiento que pudiera dejar éste en el entorno del 2,7 por ciento, pues se aprecian síntomas de agotamiento en algunos indicadores.

Estos son los datos de síntesis que arroja el último Boletín de Coyuntura Económica de la economía canaria, correspondiente al IV trimestre del año 2017 y patrocinado por CaixaBank, informa la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife en un comunicado.

En el estudio se indica que la economía canaria creció un 3,1% interanual en el cuarto trimestre de 2017, una tasa que se modera levemente respecto a los dos trimestres precedentes y que es igual al crecimiento medio experimentado por el conjunto del país.

El cuarto año consecutivo de crecimiento, que situó el PIB corregido de efectos de estacionalidad y calendario del Archipiélago en el cuarto trimestre de 2017 en los 11.508,85 millones de euros, una cifra histórica que supera en un 7,3% el PIB alcanzado a finales de 2007.

El elevado ritmo de crecimiento también se tradujo en un balance positivo en términos de generación de puestos de trabajo que se acerca a los niveles de ocupación existentes a comienzos de la crisis, a pesar de lo cual no ha sido posible reducir, en la misma medida, el número de parados ni la tasa de paro (22%), debido al crecimiento de la población activa y a los déficits estructurales que arrastra el mercado de trabajo de las islas.

La continuidad del impulso económico y de la fase expansiva han permitido corregir algunos de los desequilibrios de la economía canaria, como los elevados niveles de endeudamiento de las familias, las empresas y las administraciones públicas, además de mejorar la competitividad.

Un crecimiento mucho más equilibrado del que han participado el conjunto de sectores de la economía, incluso el que peor lo pasó durante la crisis, la construcción, cuyo crecimiento relativo anual fue el más elevado al cierre del cuarto trimestre de 2017 con una variación interanual del 1,6%, según se desprende el último informe de contabilidad trimestral elaborado por el Instituto Canario de Estadística.

Respecto al agotamiento de algunos indicadores, el presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Sesé, apunta a que "estamos obligados" a buscar nuevos estímulos económicos que mantengan los ritmos de avance, aporten una mayor fortaleza a la economía, que aún acusa elementos de fragilidad que es necesario corregir cuanto antes, para estar preparados ante cualquier adversidad.

La recuperación siguió apoyándose en una combinación de factores. Por un lado, el extraordinario crecimiento del sector turístico y la mejora del resto de sectores económicos, ya apuntada, que han aportado un mayor equilibrio a la recuperación, un aumento de la confianza empresarial y un crecimiento de la inversión.

Del mismo modo el crecimiento del empleo, las favorables condiciones financieras y la recuperación progresiva de la confianza de los consumidores han estimulado el consumo, tal y como reflejan los incrementos en las ventas de los comercios minoristas o la matriculación de turismos.

Un crecimiento que a juicio de Santiago Sesé, a pesar de que comienza a ser más equilibrado, aún le queda camino por recorrer, no solo con un mayor incremento en la actividad de los sectores tradicionales, sino descubriendo y propiciando nuevos nichos de actividad en el marco de una economía más digitalizada y conectada, menos dependiente de las energías fósiles y más formada, para conseguir con ello un desarrollo económico más competitivo.

"Tenemos que aprender de los errores del pasado y de las lecciones aprendidas durante la crisis", afirma.

En esta misma línea y atendiendo a los retos de futuro, el presidente cameral destaca que durante este año habrá aspectos que jugarán a favor de la recuperación, como los derivados de unas políticas públicas expansivas, aupadas por los importantes incrementos de presupuestos con los que van a contar las administraciones públicas.

Pero también persistirán algunos riesgos como el aumento de la oferta de destinos turísticos competidores, el devenir que pueda tener para Canarias el Brexit, el déficit en infraestructuras o la inaplicación de unas buenas políticas de simplificación administrativa, una de las grandes reformas estructurales que aún tiene pendiente el país.