El Diputado del Común, exministro de Educación y de Administraciones, dos veces presidente regional y exalcalde de Las Palmas, Jerónimo Saavedra, abrió ayer el proyecto "Historia vivida y contada", que acoge el Parlamento canario, con una conferencia sobre la transición española, que vivió como uno de sus protagonistas, sobre todo en lo relativo a la lucha por la libertad sindical y el derecho a huelga. Según lamentó, en España y Canarias, con alusiones a la ruptura del pacto sobre los órganos dependientes, se ha diluido el espíritu y los logros del diálogo y el consenso, aflorando mucho más la "demagogia" y, por ende, "los populismos".

En una disertación corta, pero densa y muy clarificadora, Saavedra trató de desmontar, sobre todo, ese "mito" de que la Transición española, que sirvió de referente para otros países con "diverso éxito, fue fruto del acuerdo entre el rey, Suárez y Carrillo". Frente a esto, y con él participando en todo lo relativo al Derecho del Trabajo por su condición de profesor universitario, remarcó que, en realidad, el paso pacífico de un régimen a otro se dio por la intervención de en torno a un centenar de personas de los aperturistas del franquismo y la llamada Junta Democrática de los partidos. Así, se avanzó sobre sindicatos, huelga, sistema fiscal, electoral, relaciones con la Iglesia... Esto acabó en la Constitución del 78 y en los pactos de La Moncloa, aunque más centrados en afrontar la honda crisis económica, con una inflación del 28% en 1977.

Saavedra tiene claro que el día de la muerte de Franco era imposible salir a la calle a exigir democracia, "como algunos critican ahora", y recuerda que, en Portugal, fue el Ejército el que la trajo. Además, indicó que, tras el golpe de Estado del 23F, la UCD de Calvo Sotelo y el PSOE pactaron un atemperamiento del desarrollo autonómico con dos velocidades y que, seguramente, la transición se cierra con la entrada en la CEE.

Sobre la actualidad, apuesta por eliminar el término provincia y que el personal de las diputaciones pase a las regiones, así como reformar y limitar el Senado a 30-50 miembros que no repitan lo que hace el Congreso. También se opone a blindar en la Constitución el trabajo o la vivienda y alerta de que se rechacen los inevitables y crecientes flujos migratorios a Europa, que debe tener claro que su futuro será interracial y, para ello, prepararse con la educación.