La música es escuchada y creada cada día para disfrutar, bailar y hasta mejorar la concentración, pero su utilización terapéutica -la musicoterapia- también puede ayudar a liberar tensiones. Es lo que están logrando algunos niños del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, en su mayoría procedentes del servicio de oncología pediátrica, gracias a sesiones semanales que reciben a cargo de una docente y que, desde hace un mes, se realiza de manera "oficial".

La pedagoga musical María Elina Valenzuela es la encargada de llevar a cabo una dinámica que combina dos aspectos: el "lúdico" y el "musical". Asegura que a través de los ritmos y los sonidos los niños pueden aliviar un poco el estrés que producen las extracciones de sangre o los tratamientos que requieren. Para ello, la especialista selecciona las canciones en función de las circunstancias personales de cada paciente. Así, cuando tienen que ver las agujas, les coloca alguna melodía que los serene. En general, las canciones pueden ser suaves, pero también hay lugar para la improvisación: los pacientes pueden crear melodías a través de la manipulación de cajas musicales.

En ocasiones, los menores deben estar aislados durante un determinado tiempo o han tenido alguna intervención que les afecta emocionalmente. Estas terapias los animan y ayudan a mejorar su autoestima, dice Valenzuela. Subraya, además, que "son chicos que necesitan un refuerzo de sus defensas, tanto físicas como afectivas, para enfrentar la situación que tienen delante. La terapia funciona como un revulsivo". Además, los niños no solo juegan, cantan y tocan algunos instrumentos tradicionales, sino que también disfrutan con los instrumentos que construye Valenzuela para ellos, como maracas y guantes con cascabeles.

La participación de los pacientes varía en función de las actividades que tenga programadas y de los pacientes que haya ese día. De esta manera, la sesión -que se realiza de manera conjunta- puede tener entre siete y once asistentes.

Asimismo, especifica que siempre debe coordinarse con los trabajadores sanitarios para que determinen si se puede visitar el menor. Sin embargo, añade que "lo pasan muy bien y esos 20 minutos, media hora o una hora les ayudan mucho".

Las sesiones se realizan en una habitación con tres camas grandes. No solo los niños que están en el área de oncología disfrutan de esta terapia, puesto que "los médicos propusieron invitar a los pacientes que tienen hermanos menores" e incluso hacen actividades con los padres de los menores. "En la terapia, a veces, somos un poco escandalosos, pero la respuesta es muy cálida por parte de los niños y papás", reconoce.

"Tenía la ilusión, sentía como una necesidad de servicio", dice la pedagoga cuando explica por qué decidió embarcarse en esta aventura. Con el tiempo y la experiencia ese interés ha tenido repercusión fuera: ha logrado exponer en congresos de musicoterapia las actividades que también realiza en un colegio de Güímar, donde se ha demostrado que hay un vínculo entre los la música y el rendimiento.

Aunque la musicoterapia lleva años desarrollándose en varios centros educativos, fue en enero de este año cuando la Consejería de Educación aprobó el proyecto "La alegría de hacer música jugando", que ha permitido llevar de manera oficial esta técnica a menores que son atendidos en el Hospital de La Candelaria, especialmente a los de oncología. Esta profesora de Música agradece a su sindicato,ANPE Canarias, el "gran esfuerzo" para que la Consejería entendiera la importancia de esta terapia y la incluyera como horario lectivo de la docente, que hasta ahora hacía voluntariamente. El acuerdo llega hasta junio de 2018. Entonces se evaluará para decidir si continúa y se aumentan las sesiones.

Para llevar a cabo esta actividad, Valenzuela cuenta con el apoyo de los trabajadores sanitarios y ONG que también realizan actividades en el centro.

Melodías que mejoran la salud... no solo para niños

Valenzuela resalta que los efectos positivos se evidencia también en los padres al ver la alegría de los niños. Además, explica que este tipo de terapia no solo es positiva para los pacientes, también lo es para los cuidadores de personas mayores que tienen alguna enfermedad como alzhéimer. Así, tanto el enfermo como su acompañante pueden liberar tensiones a través de las dinámicas que se emplean en la terapia.

La tradición en Canarias

En España, para poder especializarse en esta temática hay que cursar un máster, asegura la especialista, y añade que en su mayoría quienes cursan estos estudios vienen de una carrera musical. No obstante, resalta que Canarias, a pesar de su condición insular, cuenta con 13 musicoterapeutas y una asociación llamada Aemucan que vela por evolución de esta terapia en las Islas, algo que considera muy importante.