El Hogar Escuela es un centro escolar, pero un centro escolar "diferente": trabaja para conseguir la excelencia educativa en todas las etapas y al mismo tiempo funciona como una familia capaz de adaptarse a los cambios. El equipo docente promueve las relaciones de afecto y cordialidad entre los alumnos -pone especial énfasis en la enseñanza en valores- sin olvidarse de introducir metodologías educativas emergentes en las aulas. Para las Salesianas, que son quienes dirigen esta institución, la certeza de que el cerebro necesita emocionarse para aprender no es algo nuevo, sino una lección que descubrió San Juan Bosco hace dos siglos y que guía su labor diaria.

El centro, que se encuentra en el barrio de El Toscal y acoge a unos 800 alumnos, es el único ubicado en el centro de Santa Cruz que ofrece una oferta educativa tan completa: va desde Educación Infantil hasta Formación Profesional. Esta última etapa formativa se incorporó hace un año. "Es nuestra manera de decirles a los padres que aquí sus hijos tienen toda el futuro por delante", explica la hermana Sandra Gutiérrez González, directora pedagógica de la institución. El 7 y el 26 de febrero, las Hermanas Salesianas han organizado jornadas de puertas abiertas para que las familias que estén buscando un centro para sus hijos puedan conocerlo.

"Tenemos un ideario muy concreto, que proviene de la idea de dar una educación integral cristiana de la persona. Más allá de la parte académica, también inculcamos valores humanos y promovemos la implicación de las familias en todo el proceso educativo", completa su compañera María Pilar Santana, directora titular. "En definitiva, ayudamos a los niños a crecer académicamente, pero también como personas y como cristianos; queremos que sean felices".

Quizás por eso es normal no solo que muchos padres matriculen a todos sus hijos en el centro, sino que padres que de pequeños estudiaron en centros de salesianos, en otros lugares de España o incluso en Latinoamérica, lleguen al Hogar Escuela buscando ese espíritu familiar que echan en falta.

Javier García Hernández, jefe de estudios y responsable del área de innovación, destaca la apuesta que el centro hace por situarse a la vanguardia en innovación educativa. Más allá de la incorporación de ipads o de proyectores y pizarras digitales, el centro, igual que tiene como bandera la enseñanza en valores, también ha incorporado el aprendizaje colaborativo como parte de su identidad.

Una visita rápida por las aulas de Infantil demuestra que ese lema es cierto. Aunque hay varios grupos de alumnos, no están tan diferenciados como antes: hoy las aulas se comunican entre sí. Esa forma de entender la relación entre alumnos y docentes - "estamos convencidos de que se trabaja mejor en red"- se mantiene a lo largo de todos los cursos. "El profesor hoy es más un guía", explica.

La gamificación o el aprendizaje-servicio (los alumnos revierten su conocimiento en la sociedad) son algunas de las modalidades de enseñanza que ya están funcionando en el centro. Así, además de incorporar aspectos lúdicos a las clases, hay alumnos que llegan a practicar el voluntariado en organizaciones como Cáritas acompañando a mayores que viven solos. Lo hacen dentro de su tiempo libre, pero como complemento a su formación.

Aunque no es un centro totalmente bilingüe, la inversión en idiomas es decidida. Se fomenta el speaking -se da una hora semanal de conversación-, y, además, hay asignaturas que se imparten totalmente en la segunda lengua, como Educación Física o Psicomotricidad.

La misión y los valores de las Salesianas se perciben también en la apuesta que han hecho por la Formación Profesional.

En su oferta incluyen ciclos de cocina e informática, pero también FP básica general y para alumnos con necesidades educativas especiales. Estos estudios, diseñados para aquellos estudiantes con muchas dificultades para titular en Educación Secundaria o Bachillerato, permiten que los chicos obtengan habilidades -y un certificado de profesionalidad- que les permita encontrar un empleo en el futuro. Además, aprovechando el conocimiento de alumnos de los distintos ciclos, el centro ha habilitado un comedor pedagógico abierto al público. Unos alumnos hacen menús creativos y otros los sirven, en función de la profesión para la que se están capacitando. Y siempre con el mismo espíritu: el de una gran familia que colabora y avanza.