Hay asignaturas que tienen más caché que otras. Sacar buenos resultados en Matemáticas o Lengua puede colocar a toda una comunidad en mejor posición en el ranquin de PISA, pero ¿y sacar nota en hábitos de vida saludable? ¿Es posible innovar y motivar al alumnado en cualquier clase? La profesora tinerfeña Lucía Quintero, que da clase en el IES Punta Larga, se convirtió el miércoles en la mejor profesora de Secundaria de toda España, y lo hizo desde una disciplina poco acostumbrada a los reconocimientos: la Educación Física. "No me importa que sea mi nombre el que aparezca, lo importante es el valor que se le da a la materia".

Lucía fue nominada por padres y alumnos a los premios Educa Abanca por su labor el curso pasado en el IES Güímar, donde estuvo tres años antes de conseguir su plaza definitiva en este instituto de Candelaria. Solo que la comunidad educativa la propusiera para el galardón fue un premio. "Es un orgullo". El segundo fue conseguir ser finalista entre más de mil docentes de toda España (entre ellos, tres canarios más). El miércoles se enteró de que había quedado primera mientras daba clase: se lo dijeron sus propios alumnos. Ese día, sin habérselo propuesto, ganó otros dos premios: el que siente que ha conseguido al colocar la disciplina como una materia con mayúsculas, y el poder decir, sin complejos, que en Canarias hay muchos docentes de primera división.

Lucía nació en Güímar, tiene 40 años, dos hijas y está sacándose su segundo doctorado. Su pasión es la docencia y siempre saca tiempo para renovar sus conocimientos. "Seguir formándome en lo que me gusta tanto es un hobbie", dice entusiasmada. Empezó utilizando los móviles en el aula y ha acabado apoyando su enseñanza en la gamificación, una metodología que usa los procesos lúdicos para favorecer el aprendizaje.

El año pasado diseñó la evaluación de un cuatrimestre a partir de una distopía: planteó un futuro en el que la raza humana ha perdido la movilidad por el mal uso de las tecnologías y han aparecido los "estatics". Para aprobar -y que ese escenario no se haga realidad-, los chicos deben superar "misiones", a veces con ayuda de sus familias. Aprenden a usar adecuadamente las tecnologías al mismo tiempo que mejoran su movilidad, explica. Hay misiones de todo tipo; incluyen el ejercicio pero también otras competencias transversales: desde limpiar el litoral hasta hacer desayunos saludables en familia o practicar yoga.

Comprometer al resto de la familia con estas tareas no solo mejora su implicación en el centro, también promueve una "transferencia de la actividad física fuera del aula", apunta la docente. En una comunidad como Canarias, con un índice tan alto de obesidad, sobrepeso o diabetes, ser más activos y conscientes de la importancia de los hábitos saludables es un reto que va más allá del aula. "Está demostrado que en las familias en las que los padres son más activos también lo son los hijos. Mis alumnos pueden hacer ejercicio en mis clases, pero ¿y después?".

Aunque Lucía tiene motivación de sobra, no es ajena a las carencias que presenta el sistema educativo público. Cree que falta tiempo para que el profesorado se forme y espacios para compartir buenas prácticas, pero no echa balones fuera. "Que la educación vaya mal no es culpa de nadie en concreto, pero solucionarlo es responsabilidad de toda la comunidad educativa; no compete solo a los políticos, y tampoco solo a padres o a docentes", reivindica.

Una de las áreas en las que también se está formando Lucía es la igualdad, y ya tiene repercusión sobre sus alumnos. Algunos -cuatro chicas y dos chicos- participaron en noviembre en el encuentro Mujeres y Deporte, organizado por la Universidad de La Laguna. Una de sus alumnas del Ciclo Superior de Animación y Actividades Físicas Deportivas, Elena Lemes Gallardo, lamentaba ayer el desigual trato que recibe la mujer en el deporte de élite y el hecho de que las competiciones no permitan equipos mixtos. Para Lucía es importante que sus alumnos concluyan su formación con esa perspectiva. "La educación es un motor de cambio social".

Los premios de esta semana -y los piropos de los alumnos de Lucía- demuestran que es posible esa transformación. "Canarias ha logrado tener a cuatro finalistas en estos premios, eso es una pasada. Muchas veces parece que vamos a buscar lo bueno fuera, y lo bueno también está en casa", defiende Lucía.