¿Cabo Verde no pertenece a Portugal? ¿África tiene su propio Hollywood? ¿Cuántos idiomas se hablan en el continente? Coumba Diallo y Djeniffer Suleika llegaron hace unos meses a la Universidad de La Laguna procedentes de Senegal y Cabo Verde gracias a una beca de la Fundación Mujeres por África. La primera vino a estudiar un máster en Estudios de Género y Políticas de Igualdad y la segunda, uno en Biomedicina -saben que la igualdad y la ciencia ayudarán al progreso de sus pueblos-, pero durante los meses que llevan en la Isla no solo han ampliado sus conocimientos, también han respondido a dudas de sus compañeros sobre sus países, que están a solo 1.600 kilómetros de Canarias pero no se conocen.

Coumba y Djeniffer apenas han cumplido 23 y 24 años, pero tienen algunas cosas muy claras. Primero, que para contribuir al desarrollo de sus países deben aprovechar todas las oportunidades para formarse, pero que quieren regresar y ser protagonistas del cambio. Segundo, que en sus viajes tendrán que seguir explicando que África no es un país, sino un continente diverso y complejo.

"Cuando alguien me pregunta qué pasa en África me dan ganas de reír. No puedo saberlo: África es el segundo continente más grande después de América. Hay muchas culturas, muchas historias, muchas realidades", explica Coumba, que estudia en Senegal Lenguas Aplicadas.

"Creo que tenemos una ventaja con respecto a los pueblos de América Latina. Ellos perdieron lenguas y cultura, nosotros no", explica Coumba. "La gente no lo sabe, pero solo en Senegal, además del francés, se hablan muchos idiomas, como el wolof o el fulani. Y si hay tantas lenguas en un solo país, imaginemos cuántas puede haber en el conjunto de África. Es algo increíble que no se ve en ningún otro continente", dice con orgullo. Las lenguas que domina esta joven son el resultado de su propia historia. Habla cinco: francés, inglés, español y dos africanas. La colonización ha hecho que hoy el francés sea idioma oficial en Senegal, pero el fulani es su lengua materna.

"La importancia de salir y conocer a gente nueva es que tú también puedes cambiar su forma de ver las cosas. Por ejemplo, en mi clase yo soy la única persona que viene de fuera. Ahora estamos dando un curso sobre descolonización y yo pienso: esto me concierne. Al principio me quejé de que en las clases lo centraran todo en Europa. Sé que estamos en España, no voy a decirles que tienen que cambiar sus asignaturas, pero el mundo no es solo Europa o América. Yo no me puedo ver a través de sus realidades".

La senegalesa, sin embargo, es optimista: "Pienso que aquí pueden aprender algo de nuestra visión, no este año, sino los próximos. La gente de aquí esta muy centrada en Europa. Para mí, eso es una forma de ignorancia".

En Cabo Verde ocurre algo similar. La lengua oficial es el portugués -también herencia de la colonización-, pero cada isla habla "su criollo". "Quisieron oficializar el criollo, pero solo el de Praia (la capital), y el resto corría el riesgo de perderse", recuerda Djeniffer.

La joven piensa que el desconocimiento hacia su país va más allá de las lenguas, que cuenta casi como algo anecdótico. Cabo Verde fue zona de paso de muchos europeos que iban a conquistar América, pero apenas se conoce, insiste. "Se creen que solo hablamos portugués, pero también hay gente que no sabe que somos un país y tenemos 41 años de independencia. Somos un país libre", dice. Pero cuenta que, al mismo tiempo, cada vez que habla de Cabo Verde sus compañeros "se quedan encantados".

Djeniffer quería ser neurocirujana, pero no pudo estudiar Medicina porque cuando tuvo edad para entrar en la Universidad la carrera no existía. La facultad se abrió hace un par de años. De hecho, los alumnos de primer curso vinieron en 2016 a La Laguna en el marco de Campus África. Aquí vieron por primera vez un cadáver e hicieron prácticas reales de anatomía. "La universidad allí es pequeña; los laboratorios no son muy sofisticados. Si quiero ser investigadora y ayudar a mi país a desarrollar la investigación allí, debo formarme bien", destaca. Se matriculó en Biología, pero orientó su formación hacia la sanidad, porque aspira a doctorarse en Enfermedades Tropicales. "Allá sufrimos mucho por los mosquitos. Quiero ayudar, desarrollar mi país".

Coumba y Djeniffer son conscientes de que no todos los africanos tienen las mismas facilidades que ellas para salir de sus países. "Con la inmigración hay mucha hipocresía. Es muy simple: cuando tú vienes con tus diplomas, tus licenciaturas, te abren las puertas, pero cuando vienes porque necesitas venir, te hacen regresar a tu país", dice Coumba.

"En Cabo Verde viven 500.000 personas, pero seguramente somos muchos más fuera. Eso es porque buscamos vidas mejores. Vivimos de la agricultura y del turismo, y ahora estamos sufriendo la sequía. La cosa está peor", lamenta la joven.

Pero tienen muy claro que la solución para todos no es irse. "Si todo el mundo se va, ¿quién va a mejorar nuestros países?". La pregunta la plantea y la responde la estudiante senegalesa. "Si tienes algo que ofrecer a tu país de acogida, nunca van a dejar que te marches. Habrá muchas oportunidades para que te quedes. Es un ciclo eterno", señala. "Por eso es tan importante que el Gobierno de Cabo Verde esté desarrollando las universidades, para que todos los alumnos puedan formarse y no tengan que marcharse", completa su compañera.

Coumba y Djeniffer han venido a aprender, pero enseñan sin proponérselo. "Europa es muy pequeña; la gente no sabe lo grande que es África", subraya Coumba. "En clase estudiamos el papel de la mujer en los procesos de descolonización, muchas veces invisibilizadas. Es muy bueno que aquí se sepa que en África hay mujeres feministas haciendo grandes cosas", aunque a Occidente apenas haya llegado la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie gracias a que la cantante Beyonzé la popularizó. "Es otro estereotipo más".

Djeniffer Suleika

estudiante de cabo verde

Coumba Diallo

estudiante de senegal