Llevan razón los que dicen que el tiempo en El Hierro se mide en Bajadas, porque basta ver el ajetreo inusual que se produce cada vez que se espera la llegada de la Patrona de El Hierro, la Virgen de los Reyes. El despertador que levanta a los herreños está a punto de sonar. En el almanaque está remarcado el día, porque cualquier herreño tiene claro que es el primer sábado del mes de julio y cada cuatro años. El azar ha querido en esta edición que sea un 1 de julio y que coincida con la onomástica del día de Nuestra Señora de la Luz, posiblemente porque la Virgen de los Reyes sea la que alumbre el camino a todos y cada uno de los herreños, no solo durante este mes de julio, sino durante todos los días.

Los cuatro largos y esperados años ya han pasado, un período temporal que todos los herreños tienen claro, "aquí en El Hierro, y en La Palma cada cinco", eso lo dice mucha gente. Desde 1741, año en el que se redactó el Voto de 1741, y que forma parte del porqué de la Bajada, hay un único origen y destino a la vez, un camino de ida y vuelta con retorno que, como la vida misma, marca una pausa en los quehaceres cotidianos de los habitantes de la Isla del Meridiano. Porque ... "haya o no urgente necesidad", tal y como reza el contenido del Voto a la Virgen de Los Reyes, "la conducirán a la Villa de Valverde". Esa es la principal esencia sobre la que se sustenta la mayor y mejor herencia conservada en el patrimonio de El Hierro, su Bajada de la Virgen. Un legado material e inmaterial que une y no divide, con el que nadie discrepa y al que todos, y sin ningún tipo de diferencias, hacen suyo y respetan. Las tradiciones las definen los tiempos y por eso se hace necesario contarlas desde principio a fin, y los caminos tienen un punto de partida y otro de llegada que vamos a intentar descubrir a partir de este relato llano, como lo es la personalidad del pueblo herreño.

Los corazones de las almas tempraneras que acudan al Santuario de La Dehesa aumentarán su ritmo cardiaco al llegar las cinco de la mañana de este ansiado 1 de julio, cuando la modesta campana de la ermita inicie su primer repique festivo, el que llama a misa a los más madrugadores y a los pocos que tendrán la suerte y el privilegio de entrar en el diminuto templo para contemplar dos momentos culmen: el primero, la entrada del grupo de tocadores y bailarines de Sabinosa al santuario, quienes por tradición hacen la primera "venía" acompañada de música de pitos tambores y chácaras a la Virgen que hacen vibrar las gruesas paredes del recinto sacro; y el otro, el final de la música seguido de un contenido silencio, solo interrumpido por el levantamiento del "Corso" con la imagen sagrada protagonizado por cuatro pastores, un acto que simboliza el inicio de un camino con un origen y un destino final en la Villa de Santa María de Valverde, capital de El Hierro.

La secuencia posterior está escrita, la patrona herreña, primero de los pastores, es entregada a las autoridades en el arco de salida del Santuario de La Dehesa, quienes en procesión silenciosa la conducirán a la Piedra del Regidor. A continuación, se produce uno de los momentos cumbre de esta tradición y es cuando en los primeros momentos del alba (06:30 horas) el pueblo gabetero de Sabinosa, representado por su grupo de tocadores, bailarines y "abanderado", levantarán la imagen al son de los pitos, chácaras y tambores. Es un momento muy emotivo que puede ir acompañado o no de "loas" espontáneas a la Virgen y, que para los herreños, representa el comienzo de la Bajada. Es el momento en el que las autoridades, de manera simbólica, entregan la imagen al pueblo, el verdadero depositario del Voto.

El primer tramo del recorrido es un pronunciado ascenso por un camino tradicional pastoril inmerso en las laderas del Cres, hasta el mirador de La Gorona, donde la imagen descansará durante unos minutos y se despedirá del pueblo de Sabinosa, ya que desde este mirador natural el Corso de la Virgen ve en la lejanía el pueblo más al occidente de España.

Continuaremos ascendiendo hasta la Cruz de los Humilladeros, donde descansará la Virgen y los romeros aprovechan para desayunar. En este momento, habremos superado un desnivel de 300 metros en ascenso y con un grado de dificultad alto. Cuando se levanta la imagen, tras el desayuno, los portadores del Corso giran la Virgen hacia La Dehesa para que vea por última vez el Santuario, su casa, donde volverá el 5 de agosto, día de la Subida. Desde la Cruz de los Humilladeros hasta La Raya de Binto el desnivel será menor que el anterior, pero, aun así, seguiremos en ascenso. Transcurriremos por Los Llanos de Binto y comenzaremos a disfrutar de espectaculares vistas de la vertiente sur de la Isla.

En La Raya de Binto, sobre las 09:45 horas, se producirá el primer intercambio entre los pueblos de Sabinosa y El Pinar. Momento espectacular que volverá a repetirse a lo largo de las seis "rayas" restantes (El Cepón, La Llanía, La Mareta, Cruz del Niño, Cuatro Esquinas y Tejegüete). En torno a las rayas existe una gran carga cultural, religiosa, de relación con el ancestro pastoril de la isla y donde la música se convierte en la mejor manera de transmitir el sentir por la Patrona.

El ascenso continúa hasta que alcancemos la cota más alta del Camino en Malpaso, el pico más alto de la Isla, con 1.501 metros. Estamos en una zona con gran carga simbólica para los herreños, reflejo de la lucha tenaz de este pueblo por progresar y mantener al mismo tiempo su idiosincrasia y valores culturales y paisajísticos. Descenderemos por su ladera hasta llegar a la Cruz de los Reyes, gran punto de encuentro para las miles de personas que cada cuatro años quieren cumplir con este Voto ancestral. Aquí tendremos tiempo para disfrutar de la comida. Veremos la famosa "tendida de manteles", que representa la unión y el reencuentro para los herreños. En torno a un gran mantel, las familias herreñas se reúnen para festejar juntas el momento y compartir con amigos y vecinos.

Pero momentos antes de este almuerzo de fraternidad, y en lo que se denomina "ecuador de la Bajada" por ser la mitad de un camino tradicional, el de la Virgen, con unos 28 kilómetros, se escenifica otro momento de especial grandeza, "la Venía general", una especie de encuentro entre pueblos en el que cientos de bailarines acompañados por sus cuerpos de tocadores unifican su baile con incesantes entradas y salidas, y un destino final, la gran Cruz y el corso de la Virgen, ante el que los bailarines se arrodillan a la vez que se levantan a la orden de un grito emocionado y desgarrador con un mensaje simple en su pronunciamiento pero completo en su contenido: "Viva, la Virgen Viva", que incita una y otra vez a que aumente el ritmo y la contundencia de los sonidos de los tambores, pitos y chácaras. Un espectáculo de música y color que levanta pasiones y emociones a propios y extraños.

Las rayas (limites jurisdiccionales entre pueblos determinados por la entrega de la imagen y recepción entre cada uno de ellos) se suceden en todo el recorrido, y lo que pareciera una secuencia monótona finalmente se convierte en espectáculos distintos entre sí, porque cada pueblo, y sus gentes, tiene sus propias peculiaridades, respecto a ritmos musicales, ejecución de bailes, a lo que se unen además contrastes bruscos de escenarios paisajísticos. Cabe destacar que en el buen desarrollo del Camino de la Virgen, tiene especial importancia la figura de los pastores, que llegan a tener condición de "máxima autoridad" en el buen transcurrir de un camino que bajo ningún pretexto puede interrumpir su desarrollo.

La pronunciada orografía de la Isla con perfiles ascendentes y descendentes, al igual que en un vehículo queda definido por el uso de sus marchas, en el caso de la Bajada de la Virgen se explican en los distintos "toques" de baile por parte de los grupos de tocadores, todo ello con el fin de no agotar a bailarines y a comitiva en un camino polvoriento, ya de por sí difícil. Por eso y según por donde transcurra el paso de la misma, escucharemos toques con distintas ejecuciones lentas o rápidas según la dificultad del camino por el que se pase, así hay una diversidad de ritmos como el redondo, el tajaraste, la huyona o "juyona", los Santo Domingo, el paso cumbre, los canqueos o el propio Baile de la Virgen.

Siempre hemos dicho que El Hierro es un minicontinente, y, sin lugar a dudas, la mejor manera de comprobarlo es con el Camino de la Virgen porque nos permitirá traspasar terrenos de secano, bosque de pinar canario, laurisilva, paisajes volcánicos, y atravesar microclimas distintos solo distanciados por escasos kilómetros, lo que convierte a esta senda mariana en un camino exclusivo y único de color, belleza y tradición amenizado por ritmos musicales ancestrales.

Si antes hacíamos referencia a la salida emocionante de La Dehesa, hay otro momento espectacular, y sin duda es la llegada de la Virgen de los Reyes a su destino final y temporal, la Villa de Santa María de Valverde, dejando atrás un vertiginoso camino de emociones contenidas. Si antes fue la oscuridad de la madrugada en su Santuario, ahora el misterio lo ofrece la tiniebla de la noche solo rota por el alumbrado público y los destellos de incesantes flashes de cámaras que intentan desesperadamente inmortalizar la entrada de la Patrona por las estrechas calles y callejuelas de la Villa. La multitud se concentra en sus aceras, y solo los más madrugadores tendrán el privilegio de verla llegar a la iglesia Matriz de la Concepción y escuchar el incesante repique festivo de campanas que anuncia que la patrona de El Hierro les va a acompañar durante un mes largo, fecha en que de nuevo regresará a La Dehesa, no sin antes hacerle el Novenario, parte fundamental del Voto de 1741.

Creo que para terminar lo mejor es referirse a la definición magistral que hace de ella el poeta herreño Valentín Padrón Espinosa diciéndonos: "toda esa teoría de emociones, toda esa sucesión de sentimientos, lo que en verdad se llama BAJADA DE LA VIRGEN en El Hierro, lo que nace espontánea y libremente del corazón del pueblo, sin que nadie lo haya organizado ni se haya comprado con dinero ...". Así es amigos y amigas la tradición cuatrienal de El Hierro. Para todos, sin excepción, y tanto para los que están, para los que vienen y para los que estuvieron y hoy no están ¡Viva la Virgen, Viva!. Feliz Bajada de la Virgen de Los Reyes 2017.