Hubo varias situaciones que chirriaron, como la música del "Saber que se puede" usada por CC desde 2003. Sin embargo, Pedro Sánchez demostró anoche en La Laguna que cuenta con mucho apoyo en las bases del PSOE y que, como le ocurrió a Borrell en 1998, tiene sobradas cartas para vencer a la candidata del aparato (Susana Díaz), por mucho que ahora haya una tercera vía con Patxi López.

La sala principal del espacio Aguere (400 personas) se quedó más que pequeña para acoger a militantes y simpatizantes (no todos votarán). De hecho, tanto el salón del bar como las escalinatas y otras áreas estaban llenas de frustrados socialistas que, simplemente, no cabían en esa sala, aunque pudieron seguir las intervenciones por pantallas. Unas alocuciones que dejaron en el preludio a los jóvenes Natalia y Emilio reivindicando un PSOE de izquierdas. Es más, el edil portuense fue aplaudido varias veces con su sentido alegato a favor de recuperar ese espacio y un partido de la militancia que no obligue a un secretario a dimitir como le pasó a Sánchez.

Estas ideas fuerzas fueron subrayadas luego por un exsecretario convencido de que el PSOE necesita mirar al siglo XXI y dar soluciones a los nuevos retos, que poco tienen que ver con los de la España y Europa de hace 35 años. Como si esta cifra le brotara del inconsciente, la reiteró para subrayar que la vieja guardia, que los dirigentes o exgobernantes claves que apoyan a Díaz, le respaldarían a él si tuvieran 35 años menos, en un claro choque pasado-futuro.

En un discurso más denso de lo esperable, tuvo tiempo para hacer ucronía y preguntar qué España habría hoy si Podemos le permite presidir y sin la abstención del PSOE ante Rajoy: seguramente, con una reforma laboral "derogada", un pacto en contra de la violencia machista, pensiones revitalizadas y opciones para los jóvenes. Hasta abogó por eliminar el concordato, reivindicó al Pablo Iglesias de principios del XX (no el otro) por convocar a las bases y apoyó a Canarias como RUP, pero con otro sistema de financiación y electoral.

Se despidió cantando la Internacional puño en alto y esto dejó imágenes curiosas: a una Gloria Gutiérrez entusiasmada, un Aurelio Abreu evocando estrofas (brazo quieto) y otro Abreu (Javier) en igual pose, pero remarcando que él, frente a los ediles locales presentes y socios de CC, sí votará a Sánchez. También se vio a Segura, José V. González y Yanes, así como carteles contra las gestoras, de agrupaciones y de Militantes en Pie.