Demasiado pasado, algo de presente y unas cuantas pinceladas para un futuro que la mayoría ve lejano. En el debate sobre el estado de la nacionalidad, celebrado ayer, hubo tiempo para que sus señorías usaran todos los tiempos verbales. El presidente Fernando Clavijo puso las luces largas durante su intervención y decidió hablar de lo que viene: solo utilizó 50 minutos de los 120 disponibles, pero detalló una batería de medidas a medio y largo plazo que incluyen un plan de bilingüismo que culminará en 2032. A juzgar por las reacciones de la oposición, se trata de un calendario demasiado amplio. "Parece un discurso de investidura", coincidieron Noemí Santana (Podemos), María Australia Navarro (PP) y Román Rodríguez al término de su discurso. Patricia Hernández (PSOE) fue más allá: "Podría ser el discurso del debate del próximo año".

No fue el único desajuste con el tiempo. La conveniencia de si este "debate sobre el estado de las cosas" debía ser sobre el pasado, el presente o el futuro del Archipiélago fue un tema recurrente. Por la tarde, una vez digeridas las propuestas de Clavijo, llegó el turno para su exsocia. Patricia Hernández (PSOE) se plantó en el atril del hemiciclo de la Cámara con un completo listado de los despropósitos que, a juicio de su grupo, protagonizó Coalición Canaria cuando aún eran compañeros de gobierno. Eligió el pasado como eje de su discurso y fue contundente. No sirvió que Clavijo aplaudiera los logros compartidos y agradeciera los avances en servicios sociales. La exvicepresidenta le echó en cara lo que se le quedó en el tintero -el progreso en el cumplimiento de la Ley de Dependencia o la ausencia de listas de espera para recibir la prestación canaria de inserción (PCI)- y, por supuesto, el ataque a la sanidad pública que, denunció, supuso el cierre presupuestario. Y zanjó: "El proyecto que lidera Fernando Clavijo es un nacionalismo rancio con el que se vuelve a los años 80 del siglo pasado y se destroza la apuesta por la unidad".

Pero el problema del tiempo no fue solo por el ajuste de cuentas que, a ratos, protagonizaron Clavijo y Hernández. Fue por la falta de concreción sobre la actualidad, algo que usó Asier Antona (PP) para arrogarse el derecho a "reinaugurar" el debate cuando le llegó el turno. Cansado de escuchar hablar de hipótesis de futuro y de "trastos" del pasado, puso el presente sobre la mesa. Insistió en la necesidad de pasar página, de superar un divorcio que ya suma tres meses, de no "tirarse enfermos a la cabeza" y de tomar decisiones que afecten ya a la realidad que viven miles de canarios. Vendió su propio programa de gobierno para "hoy" y encontró comprador. Clavijo cogió buena nota de sus sugerencias.

Con Noemí Santana las diferencias, como de costumbre, fueron muchas; también en lo que al tiempo se refiere. "La serie Cuéntame cómo pasó evoluciona más rápido en el tiempo que los gobiernos de Coalición Canaria. Y mientras el tiempo pasa -aunque no lo parezca- los servicios de urgencias continúan en caída libre".

Clavijo, a pesar de las críticas sobre esa agenda que se ha marcado, con propuestas a 15 años que también tendrá que cumplir otro presidente y otro equipo de gobierno, siguió defendiéndolas. "Es verdad que hay que gestionar la inmediatez, pero si no administramos el futuro, ¿qué dejaremos? No me vale que el que venga detrás que apechugue".