Cuántas veces lo ha dicho, cuántas escuchado: "Los vinos canarios son muy buenos, pero, ños, un poco caros si se comparan con los Rioja, los Ribera, ¿no?". Una frase muy habitual en cualquier cadena grande o no tanto de supermercados, pero que, desde ahora y gracias a un proyecto que reúne a Mercadona, la bodega Mocanero (de la denominación Tacoronte Acentejo) y el viticultor Romeo Rodríguez, acaba desmontándose. Por 3,95 y 3,75 euros, cualquiera podrá adquirir dos vinos tintos, uno joven y criado en roble y otro de maceración carbónica (más afrutado), en la red de Mercadona bajo el nombre de Secreto de Antonika y con una relación calidad-precio tan competitiva y aplastante que sus impulsores están más que convencidos de su éxito absoluto.

La iniciativa parte de Mercadona, que previamente sondeó a sus clientes sobre lo que quieren. Tras probar, con éxito, la idea con pescadores del Sur de Tenerife en un proyecto general denominado CASPOPDONA para impulsar el sector primario sostenible, la empresa se ha lanzado ahora al siempre competitivo subsector vinícola y buscó una bodega.

Apareció entonces la compañía Mocanero que, a su vez, colaboraba desde hace 4 años con Rodríguez tras concluir que debían cambiar las dinámicas por los nuevos hábitos de compra. Este productor explota la mayor finca de vid del norte tinerfeño (16 hectáreas) desde 1995, ubicada en Tegueste y arrendada a la familia orotavense Machado Salazar. Ya estaban las tres patas y el resultado son dos botellas que, seguro, le llamarán la atención al pasar por el pasillo de vinos de cualquier establecimiento de Mercadona por su precio, pero, sobre todo, al disfrutarlas, tranquilo, en su casa.

Esa es la convicción de Ismael Díaz, uno de los dueños de Mocanero, quien no solo resalta que nunca se ha desarrollado una operación en Canarias de este calibre por el volumen de botellas (100.000 anuales por cada uno de los "Secretos"), sino que afirma sin duda que son los mejores tintos isleños a precio tan irresistible.

Igual de convencido del triángulo empresarial se muestra Rodríguez, quien, tras su bagaje en plátanos y tomates, se pasó hace más de dos decenios a la uva con creciente éxito. Una trayectoria no exenta de mucho ensayo y error y análisis de otros cosecheros, "pues la vid es tan delicada como un niño y tiene también una especie de protocolo pediátrico". Así, cree haber ido logrando cada vez una mejor calidad y que, ahora, Mocanero le compre el 100% de su producción y que acabe en los expositores de Mercadona y en miles de hogares.

Su finca (San Gonzalo) ocupa gran parte del valle situado entre El Socorro, San Gonzalo, El Infierno, El Borgoñón, Los Llanos de San Ignacio y La Padilla Baja. La evolución en su trabajo le llevó a una reconversión varietal de 7.000 plantas de negramoll y variedades mejorantes y tradicionales isleñas (majuelo, malvasía...) a la misma cifra de tempranillo, que se une a otras 7.000 de listán negro. "El viñedo a esta escala -recalca- es una máquina de hacer dinero, pero obliga a trabajarlo cuando debe hacerse, ya que, a destiempo, el gasto extra te come el beneficio porque estamos muy justos".

Su gran objetivo, para el que cuenta con 3 trabajadoras fijas, es rentabilizar al máximo su apuesta depurando las técnicas de cultivo. Puede presumir de tener la finca más mecanizada de Canarias en este ámbito, según un estudio de Asaja, entre otras cosas por usar tractor. Además, y por sus dimensiones, cada año es inspeccionada por la Comunidad y otras órganos, toda una garantía de calidad, control y seguridad que aprecia la bodega y, por supuesto, Mercadona. Según subraya, y porque la viña depende mucho de que haya estaciones marcadas y buen clima, el productor solo tiene un margen de acción "de un 5%, pero, claro, no te equivoques porque, si no, estás perdido". He ahí la clave, el valor añadido: el salto de calidad.

Díaz, heredero junto a sus hermanos de la sapiencia bodeguera de su padre, que estrenó empresa en 1989 y la modernizó en 1998, entendió hace años que el futuro del agro canario debe ir ya por estas colaboraciones dados los evidentes cambios de consumo "para que todos seamos recompensados". "Para mí y mi familia, antes era inverosímil que compráramos limones, perejil o huevos en grandes cadenas, pero ya lo hacemos. O el sector primario entiende esto o está muerto", advierte.

Ante la oferta de Mercadona, no lo dudó y ahondó en su confianza en Romeo, entre otras cosas porque no tienen ni que seleccionar la uva, dado el buen trabajo previo y su calidad. Su bodega no le va a la zaga y es la única de Tenerife que posee la ISO 22.000, garantía de seguridad alimentaria.

La bodega, que cuenta con 5 trabajadores, registró la marca Secreto de Antonika y solo se le venderá a Mercadona. Además, trabaja en un proyecto similar con la cooperativa de San Miguel para un vino blanco que ya se vende en Gran Canaria y, en unos días, en Tenerife. En total, operará con 200.000 kilos de uva en el norte y hasta 250.000 en el sur, entre 150 a 200 hectáreas de viñedo.

Y el último eslabón: la compra. Para este reportaje, y sin saberlo, Mercadona propició que José Manuel, consumidor habitual, buen conocedor de los vinos y profesor que inculca los matices olfativos y del gusto a sus alumnos, admitiera, ante EL DÍA, que unos tintos canarios de esta calidad y precio no los hay, sobre todo porque uno se ha criado en madera y pega muy bien con carne y, el de maceración, con pasta o ensaladas. Sin duda, un triángulo ideal de éxito "seguro".