La Universidad de La Laguna necesita 16 millones de euros para llevar a cabo las obras mínimas que garanticen la seguridad, salubridad y accesibilidad de sus instalaciones. La cuantía es resultado de un plan de choque elaborado por el propio centro y que ha sido remitido al Gobierno de Canarias.

"Hemos trasladado este estudio al Ejecutivo para significar la grave situación en la que se encuentra nuestra Universidad", admitió el rector del centro, Antonio Martinón, que ayer hizo una "radiografía" de la institución en el discurso que pronunció ante el claustro. La situación es "extrema", subrayó.

Según el documento, solo la partida para obra civil ascendería a 14,5 millones, la renovación de las instalaciones eléctricas obsoletas supondría un millón y las técnicas, otro. Dentro de todas estas actuaciones se incluyen, además, diferentes medidas transversales para garantizar la accesibilidad, todas ellas valoradas en cinco millones.

Las universidades canarias llevan años sin fondos para acometer las obras mínimas que requieren, algo que en La Laguna es muy evidente por la antigüedad de muchas instalaciones. "Es esencial que contemos con un plan de mantenimiento racional y eficaz", señaló. A pesar de los graves recortes, el centro ha conseguido tener un pequeño superávit, reflejado en la memoria económica de la ejecución presupuestaria de 2015. Así y todo, la crisis ha pasado factura. El envejecimiento de los docentes del centro, ya evidente desde hace años, ha seguido intensificándose. El curso pasado se produjo un alto número de jubilaciones, lo que ha hecho que solo el 2% del personal docente e investigador (PDI) tenga menos de 35 años, frente al 9% de la media estatal, y que el 20% supere los 60, algo que solo ocurre con el 13% de la plantilla en el resto del país.

Mientras se producía este retroceso originado por la crisis, ha ocurrido otro fenómeno: el aumento del número de universidades privadas. "Se trata de un ataque directo a los centros públicos, porque es solo aquí donde se garantiza la igualdad de oportunidades. Además, esta situación es también un riesgo enorme para la investigación libre, que no debe estar sujeta a ataduras empresariales", sostuvo Martinón. "Estamos ante un discurso, que va calando, en el que se utiliza con ligereza el verdadero papel de la Universidad. Las universidades privadas han aumentado desde el año 2000 a razón de una cada año, mientras que las partidas peor paradas son las destinadas a becas y ayudas a los estudiantes".

Martinón: "Estamos lejos de ser una mala Universidad"

La investigación que se hace es de calidad, aparece reflejada en revistas de impacto y tiene colaboración internacional. El problema es el volumen: pocos docentes deciden enfrascarse en la aventura de investigar.

Esa desproporción tiene que ver con la edad del profesorado, una de las más altas de todo el país, explicó Martinón ayer tras la publicación del ranquin del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y el BBVA, que coloca a las universidades canarias en el vagón de cola. "Bajamos cuando la productividad se analiza en función del número de profesores", explicó.

Para transformar esta realidad, Martinón consideró imprescindible poder "fichar" a docentes de prestigio, que puedan liderar grupos de investigación en La Laguna.

"A medio plazo debemos orientar toda nuestra actividad a conseguir estar en las 500 mejores universidades del mundo, y a largo plazo a situarnos entre las 250 mejores", marcó como reto. "No somos una universidad extraordinaria, pero estamos lejos de ser mala", dijo con franqueza.

Nuevo ofrecimiento para acoger a refugiados

El Claustro de la Universidad de La Laguna, en línea con la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), expresó ayer de nuevo su preocupación por el drama de la población refugiada siria y reiteró su compromiso para facilitar el acceso a la institución de los estudiantes y profesores refugiados que sean universitarios en su país de origen. Además, promoverá acciones de solidaridad entre los universitarios, en colaboración con otras administraciones y agentes, especialmente en aquellas disciplinas más directamente relacionadas con este drama social.

Escenario económico

La situación económica no es buena, pero el centro ha conseguido tener superávit. La gerente Lidia Perera, que llegó asumió el puesto a mediados del año pasado, admitió que los principales problemas detectados al acceder al cargo fueron el estado de las infraestructuras y el pago de impuestos municipales, lo que suponía un alto volumen de deuda tributaria para el centro. Los esfuerzos de la gerencia se han centrado en la exención tributaria (IBI) y en negociar con el Gobierno un marco de financiación económica. Por parte de los estudiantes, el grupo claustral AMEC tildó de opaco el documento de memoria presupuestaria por su difícil comprensión y la poca claridad de su contenido.

Los estudiantes, en pie de guerra

En la ULL están acostumbrados a los intentos fallidos de reforma de sus estatutos. Lo han intentado en varias ocasiones sin éxito. Ayer se volvió a plantear en el Claustro la apertura de las negociaciones. Los alumnos no parecen estar muy por la labor. Temen que en la reforma pierdan una convocatoria de exámenes de las tres que actualmente tienen. Así lo manifestaron ayer los representantes estudiantiles de los distintos grupos, que acordaron llevar una postura común al claustro. El rector aseguró que abrir las negociaciones no tiene por qué implicar una pérdida de derechos.

Cierres vacacionales

Parte del personal de administración y servicios (PAS) sugirió ayer la posibilidad de "repensar" los cierres vacacionales de la Universidad ante el anuncio de que el centro ha logrado tener superávit. "De esta forma podremos volver a conciliar nuestras vacaciones con las de nuestras familias", expuso uno de los representantes.