Las loceras se refiere a una técnica alfarera muy antigua que se conserva en La Gomera, practicada ya por los aborígenes que vivieron en la Isla antes de la llegada de los conquistadores y tiene un parecido con la cerámica del norte de África.

Este oficio tradicional es realizado exclusivamente por mujeres y se transmitía de madres a hijas.

Estamos, por lo tanto, ante una tradición casi extinguida que ha llegado hasta la actualidad a pesar de haber perdido poco a poco su importancia en el tejido social y productivo de la Isla.

Nunca tuvo gran prestigio social, a pesar de ser una labor fundamental para los habitantes de la Isla, ya que se abastecían de tiestos, tallos y todo tipo de recipientes, cada uno con una función cotidiana específica (recopilar la leche del ordeño, para cuajar la leche o para amasar gofio).

Las loceras del barrio de El Cercado, en la población de Chipude, son en la actualidad el último vestigio de producción alfarera que queda en La Gomera, en donde han sabido mantener el legado de sus antepasados, manteniendo una tradición con piezas únicas elaboradas minuciosamente a mano, sin ayuda de moldes o tornos. Todas ellas con fondos planos pequeños, de los que parten las formas circulares u ovoides que dan lugar a la estructura.

Una técnica que empieza con la dura labor de la preparación del barro con técnicas tradicionales (majado con palos, amorosado o curtido y amasado a mano) y que puede llegar a requerir casi un mes hasta obtener la pieza final, contando las etapas de elaboración: preparación del barro, amasado, raspado, alisado, almagre (si se quiere darle un tono rojizo), horneado y diferentes fases de secado.

El 1 de agosto de 2009 fue inaugurado el Centro de Interpretación Las Loceras en el barrio de El Cercado del municipio de Vallehermoso, en el contexto de las fiestas patronales que en honor a la Virgen del Pino se celebran en esta localidad. Jaime Noda, alcalde de Vallehermoso, señaló que "el objetivo de una instalación de estas características es el de la valorización de los visitantes de un patrimonio que las loceras de El Cercado mantienen y que ha ido moldeando desde la llegada del ser humano a la Isla hasta la actualidad".

En el centro se ha establecido un espacio expositivo que ofrece la información necesaria sobre la actividad que realizan las artesanas a través de paneles informativos y la exposición de una importante colección de piezas, para informar y formar a los visitantes de este emblemático barrio sobre el pasado histórico, los procesos de elaboración y las formas cerámicas además de reforzar el conocimiento de la alfarería. También es un punto de información turística que atiende las necesidades informativas de los visitantes de la infraestructura y de la zona.

La apertura y puesta en marcha del centro de interpretación es solo una actividad más dentro de un plan integral dirigido a la alfarería de El Cercado, que comenzó en el año 2004, y que pretende seguir ahondando en la mejora profesional, emotiva y técnica de las artesanas de la cerámica gomera.

Los alfares gomeros de ayer y de hoy

El Cercado, identificado hoy con la voz guanche Chipude, es un caserío del municipio de Vallehermoso, isla de La Gomera, donde sobrevive el más importante foco alfarero precolonial de la Isla. La historiadora Natacha Seseña citaba en 1997, como extinguidos, otros seis: Benchijigua, El Gato, Alajeró, Erque, La Fortaleza y Arure. La misma autora anota cinco alfares en activo, todos arcaicos (técnicas pre-hispánicas) y femeninos. Aunque técnicamente superado, es interesante el estudio publicado en 1944 por Antonio Mederos Sosa. Por su parte, Guerrero Martín, en su visita a Chipude a finales de los 80, censó quince loceras: Guadalupe Niebla Chinea, Rufina González Niebla, Marcela Ramos Negrín, Vicenta Barrera Vera, Guadalupe Barrera Barrera, Isabel González Torres, Paula Navarro Navarro, Guadalupe González Chinea, María y Eleuteria Negrín Barrera, Candelaria, Carmen y Delia Niebla Negrín, y Carmen Rosa Negrín Barrera. Su trabajo tiene pequeñas particularidades: al barro, aquí se le dice masapé. Los utensilio son escasos: una piedra de callao y un trozo de latón. La pieza más típica de El Cercado es el carabucho, similar al tofio majorero, usado para ordeñar cabras, pero con dos asas.