Dos años pueden ser mucho tiempo, o no ser nada. Como cualquier aspecto de la realidad, todo depende de la óptica desde la que se observe. El 15-M, el movimiento social que tomó como referencia esa fecha del año 2011, no es ajeno a ese análisis. El paso del tiempo ha dejado tras de sí un aparente panorama de incertidumbre. Sin embargo, quienes lo vivieron en primera persona, lo analizaron después y lo sufren ahora se esfuerzan en valorar el cambio que supuso en y para la sociedad.

Uno de esos protagonistas, que continúa ahora la lucha a través de la Plataforma por la Dignidad de las Personas, Eloy Cuadra, sostiene que el gran objetivo del 15-M "se cumplió". ¿Por qué? "La ciudadanía española despertó y se empezó a hablar de temas que eran casi tabúes, como la monarquía o la reforma de la ley electoral", asegura. Pero no todo se logró con el gran despertar que supuso el 15-M. Faltó dar el "segundo paso". ¿Cuál? "No hubo un cauce para cambiar realmente las cosas", precisa. "Todavía hoy, dos años después, se habla de dar el salto al ámbito político", añade.

En este sentido reconoce que pudo existir "cierta desilusión" por parte de aquellos que esperaban que algunos "siguieran tirando para adelante". "Y eso no se dio", matiza.

"Después de aquel movimiento ha habido varias elecciones y el 15-M no ha podido influir en ellas como muchos confiaban", lamenta. "La mayoría absoluta del PP vino a demostrar que el descontento que había en la calle no pudo traducirse en una alternativa de gobierno", sentencia el portavoz de la Plataforma por la Dignidad de las Personas.

En esta línea, otro de los activistas del 15-M en las Islas, Carlos Guilarte, afirma que los objetivos del 15-M, que surgieron "sobre la marcha" se concretaron en base a un eje específico: "la apertura de los procesos participativos al conjunto de la sociedad". "Se llegó a todos los municipios y barrios con el proceso asambleario como elemento central de participación", recuerda. Por ello, considera que "se rozó" el objetivo.

No obstante, y con la perspectiva que da el paso del tiempo, Guilarte reconoce que el movimiento se "desinfló" en cuanto desapareció el núcleo dinamizador. "Es un balance positivo y negativo a la vez", resume.

En este sentido, Carlos Guilarte ensalza la importancia que los medios de comunicación llegaron a tener en el 15-M. Es más, asegura que fue un movimiento "apadrinado" por los medios que, en el fondo, se convirtió en un "experimento sociológico y político" que, como cualquier ser vivo, tuvo origen, su trascendencia y su final. "Pero no desapareció del todo", se apura precisar. "Se disolvió la esencia del fenómeno mediático y lo hizo en una marea de grupos, unos que ya existían y otros que nacieron al amparo del 15-M. Ellos dan continuidad al núcleo principal del movimiento: el asamblearismo como empoderamiento popular", asevera.

Y un fenómeno así no pasa desapercibido para un experto universitario. Francisco Déniz, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna (ULL) se muestra rotundo: "el 15-M tuvo éxito". ¿Por qué? "Los movimientos sociales, a diferencia de los partidos políticos convencionales, no miden su éxito términos electorales. Van mucho más allá", explica. "Pretenden lograr un debate en la ciudadanía, aportar claves de interpretación en el sentido de justicia e injusticia", aclara. Y por eso considera que el 15-M fue un éxito. "Las claves que ellos iniciaron las ha interiorizado la población, aunque a ello ha contribuido también el contexto sociopolítico y económico", apunta.

El profesor de la ULL sostiene que el 15-M tiene "un fuerte calado cultural", y ha contribuido a "dinamizar" a importantes colectivos sociales. Es más, remarca que, en la actualidad, estamos asistiendo a las consecuencias de aquel fenómeno. "En parte, también han marcado la agenda política", incide.

¿Y qué opinan algunos de los que, en cierta medida, propiciaron el 15-M, los políticos? Varios se muestran tajantes. Por ejemplo, el consejero regional de Presidencia, Justicia e Igualdad, de quien depende el área de Participación Ciudadana, Francisco Hernández Spínola (PSOE), considera que fenómenos como el 15-M han supuesto "un revulsivo impresionante" en la democracia española.

"Estos movimientos suponen un auténtico aldabonazo. Protagonizan la política en España, llevan la delantera, marcan la pauta", asegura Hernández Spínola. "Los partidos políticos van muy por detrás de estos movimientos", asevera. "No se les puede obviar desde la política. Hay que tenerlos presentes", añade. "En esta etapa y en este contexto en el que vivimos no se puede gobernar de espaldas al a gente", concluye.

Y en esta línea, su compañero de partido Manuel Fajardo considera que movimientos como el 15-M, del que, a su juicio, "sigue existiendo su espíritu, son "un toque de atención" a la clase política en general.

Mientras, José Miguel Ruano, de Coalición Canaria, subraya que ese movimiento fue una expresión social de "cierto agotamiento" de las formas del proceso democrático en España. "Es un movimiento plural y diverso que presenta todavía muchas incógnitas", señala el dirigente nacionalista, quien, no obstante, asevera que es "una expresión clarísima, abierta y espontánea, de insatisfacción ciudadana".

Y en este sentido, aclara que el "desafío" que presenta este tipo de movimientos para quienes están en la política es saber cómo se da respuesta desde las instituciones públicas desde las que se trabaja desde el principio de "representación.

Las asambleas ciudadanas se convirtieron en el mejor ejemplo de participación que escenificó el 15-M. Carlos Guilarte se muestra satisfecho de la repercusión que tuvo el movimiento, que se extendió a todos los municipios y barrios de las Islas. La pena: que se desinflara en cuanto desapareció el núcleo dinamizador.

Escraches, ¿sí o no?

Hay quienes ha querido ver en los escraches -manifestaciones pacíficas cerca de los domicilios de autoridades- una prolongación del 15-M. Y no han faltado los que han aprovechado para criminalizarlos. A juicio del profesor de Sociología, Francisco Déniz, los escraches son un recurso que se ha puesto en práctica por la "crudeza" de la situación. Según Déniz, tienen incluso algo de "humor y fiesta". "Son impactantes en tanto en cuanto señalan y alteran la intimidad", precisa el experto universitario, quien reconoce producen un efecto de "desconcierto" en las instituciones. El consejero de Presidencia, Francisco Hernández Spínola, por el contrario, cree que "restan" al movimientos social. "Hay un límite, la violencia, y todo lo que concierne a ella es negativo", concluye. Y José Miguel Ruano remarca que "no son una buena manera" de llamar la atención. "Hay que respetar a las personas en su intimidad personal y familiar", añade. Carlos Guilarte, por el contrario, cree que sería "cínico e hipócrita" querer censurar estas movilizaciones espontáneas, pues no son más que un dedo responsable que "señala" frente a situaciones muy desoladoras.