"Yo ya no sé lo que es el apetito ni lo que es disfrutar de la comida. Lo rechazo todo, pero yo mismo me obligo a comer porque, de lo contrario, me moriría", explica Celio Fernández, un vecino del santacrucero barrio de La Salud de 77 años que espera por un prueba médica que le dé una solución a su problema digestivo desde junio del año pasado.

"Fui a mi médico de cabecera y le conté que no podía comer nada porque me provocaba y que con cualquier cosita chica me quedaba lleno, así que me mandó a hacerme una gastroscopia. Me la hicieron pronto, el 28 de mayo de 2010, y me detectaron que tenía una estriación transversal visible en ciertas fases de peristaltismo y una lesión sobreelevada recubierta de cuatro milímetros de aspecto anodino. Con esos resultados volví al médico, que me remitió al Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria (HUNSC) el 11 de junio de 2010. Desde entonces estoy esperando a que me den una cita para que me hagan una endoscopia", relata.

Celio Fernández admite que ha llamado, e incluso ha ido, al servicio en "multitud de ocasiones" para que le dieran información sobre cuándo le citarían.

"Lo único que me dicen es que tengo que seguir esperando y que es la jefa del Servicio quien decide la prioridad de los casos todos los días. Se ve que considera que el hecho de que yo sólo coma líquidos durante el último año no es nada importante y que tengo que seguir esperando", manifiesta con ironía antes de explicar que "las endoscopias solo se hacen semanalmente, así que debe haber un atasco monumental".

Por su parte, desde el HUNSC evitan reconocer este retraso y se remiten a la última publicación oficial de datos sobre listas de espera que aparece en la página web de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, donde se refleja que la demora de más de seis meses afectaba, a fecha 31 de diciembre de 2010, a 292 pacientes, mientras que la de menos de seis meses acumulaba 1.158 personas.

No obstante, lo que más le preocupa a Celio Fernández es que ni siquiera haya sido incluido en una lista de espera.

"Si yo ni siquiera tengo una fecha para que me hagan la endoscopia, no creo que me puedan estar contabilizando y mucho menos si llevo más o menos de seis meses", sospecha.

Mientras tanto, Celio asegura que para él "la hora de la comida es un suplicio". "Me obligo a comer porque verdaderamente no tengo ninguna gana. No hay nada que me apetezca y cualquier cosa la tengo que moler para que me pase mejor y no provocarme. De todas maneras, con dos cucharadas ya me quedo lleno".

Este tinerfeño se queja "del poco caso que le hacen, pese a ser una persona enferma" y explica que su salud "es muy delicada", puesto que además de las dificultades que tiene para ingerir alimentos, también padece diabetes, artritis reumatoide y arritmia por fibrilación articular.