Los niños de los cayucos que cumplen 18 años y salen de los centros de acogida del Gobierno canario, pero deciden quedarse en las Islas, han formalizado la Asociación de Jóvenes Africanos con el fin de apoyarse ante las dificultades que encuentran para salir adelante, sobre todo ante el crudo panorama de encontrar trabajo.

Precisamente la búsqueda de empleo es su prioridad, porque de eso depende que puedan renovar sus permisos de residencia, que van ligados al trabajo.

Una vez que los chicos cumplen la mayoría de edad y abandonan los centros de acogida del Gobierno salen con unos "papeles" que les acreditan su residencia en España durante un tiempo, algunos sólo para tres meses, y, según la legislación de Extranjería vigente, están obligados a encontrar un contrato de trabajo, de un año como mínimo, para que puedan renovar su estancia y así año tras año hasta cumplir un lustro.

Este es el verdadero problema para estos chicos que tras dejar los centros de acogida se tienen que buscar la vida como pueden.

Sólo Cáritas y Cruz Roja cuentan con algunas infraestructuras para acoger a los extranjeros que no tienen techo, pero entre ambas entidades suman muy pocas plazas y llevan años totalmente ocupadas.

El resto se ve en la obligación de vivir con sus compatriotas. En pequeños grupos se juntan para alquilar un piso, mientras su objetivo principal es encontrar un trabajo.

Algunos se han apuntado en los cursos del Servicio Canario de Empleo para personas en paro, lo que les permite tener el tiempo ocupado y además recibir una pequeña ayuda por el transporte.

No obstante, el futuro es incierto para todos estos chicos. Ellos han decidido quedarse en el Archipiélago, pero están en contacto con otros compañeros de centro que han salido hacia la Península o a otros países de Europa y saben que la situación es similar, "todo está muy difícil", explica Mohamed.

La nueva asociación cuenta con un presidente, un vicepresidente y un tesorero, que se encargan de la burocracia y de comunicar las novedades a los asociados.

Como inauguración de la asociación, el pasado fin de semana celebraron la Fiesta del Cordero, en Santa Cruz, donde los miembros de la entidad aportaron 20 euros para sacar adelante un día lúdico, que les llevó a su África natal, gracias a la música y los bailes tradicionales, así como por la comida.

Allí, los jóvenes africanos volvieron a encontrarse "con los compañeros de centro", a los que hacía tiempo que no veían. También les acompañaron algunos de sus antiguos educadores.