El Parlamento de Canarias reconoció hoy con estricta justicia la labor de los pioneros del autogobierno, al entregar las medallas de oro a los cuatro presidentes de la Junta de Canarias: Fernando Bergasa, Alfonso Soriano, Vicente Álvarez Pedreira y Francisco Ucelay.

Estas fueron las palabras que el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, pronunció tras la entrega de las medallas, en los dos últimos casos a título póstumo, en un acto el que añadió que la Cámara enaltece con los medios que tiene la generosidad y el esfuerzo de cuatro canarios.

Antes de las palabras de Antonio Castro, el primero de los presidente de la Junta (abril de 1987), Alfonso Soriano y Benítez de Lugo, recogió la medalla y destacó que en aquellos años se sabía arreglar las diferencias hablando, para añadir que se trata de un reconocimiento a muchas personas que hicieron posible la transición política.

Alfonso Soriano dijo que quienes pretenden revisar la transición como un pacto vergonzante que se hizo bajo la presión de los fusiles están equivocados, porque eso es algo que no coincide con la verdad, aunque reconoció que fueron momentos muy difíciles, en los que elogió las figuras del Rey Juan Carlos I y del presidente del Gobierno y de su partido, Adolfo Suárez.

Fernando Bergasa, presidente de la Junta preautonómica en dos periodos (9.06.1979-9.06.1980 y 12.06.1981-12.06.1982) expresó el honor que suponía recoger la medalla de manos de los representantes legítimos de los ciudadanos, y también elogió la figura de Adolfo Suárez.

La medalla de Vicente Álvarez Pedreira la recogió su viuda, Leonor Gil, mientras que su hijo Vicente recordó los muchos obstáculos que se sortearon en aquellos tiempos, en los que su padre fue presidente de la Junta entre el 19 de junio de 1980 y el 12 de junio de 1981.

En nombre de Francisco Ucelay recogió la medalla su viuda, Olga Ruiz, y fue su hijo Joaquín quien aseguró que su padre, que fue presidente de la Junta preautonómica del 16 de junio de 1982 al 11 de diciembre del mismo año, era un político de vocación.

Tras las palabras de los galardonados y sus familiares, el presidente del Parlamento canario pronunció su discurso, en el que también dijo que los galardonados eran cuatro canarios que con fe frente a la indiferencia y con tesón ante las dificultades interpretaron los anhelos de los ciudadanos del Archipiélago cuando la democracia recién conquistada ofrecía inquietantes zonas de sombra.

Como presidente del Parlamento de Canarias, que integra y representan a dos millones de ciudadanos, Antonio Castro expresó en alta voz su satisfacción y orgullo por haber trabajado codo con codo con políticos de raza, personas de distinto carácter y estilo, pero poseedores de un acendrado patriotismo que es el primer valor de los servidores públicos.

Durante la junta preautonómica, que duró cuatro años, ocho meses y quince días, Antonio Castro recordó que se sucedieron avances y parones, desencantos y alegrías y, finalmente, contra inmovilistas y agoreros, se cumplió el cometido de preparar el tiempo nuevo.

El presidente del Parlamento de Canarias destacó que fue imprescindible la disposición, vehemencia y sacrificio democrático de Alfonso Soriano, así como el rigor organizativo y la constancia de Fernando Bergasa, la voluntad dialogante y conciliadora de Vicente Álvarez y el carácter emprendedor de Francisco Ucelay.

Antonio Castro subrayó que en ese tiempo se consiguió un modelo político que, respetando el acervo económico y fiscal, ha permitido disfrutar de los programas europeos y que en la era de la globalización ha deparado ciclos de bonanza y oscuras horas de crisis.

Desde entonces se ha sufrido una amenaza golpista contra el derecho, contra la democracia pacíficamente conquistada y la voluntad de los ciudadanos, recordó Antonio Castro, quien añadió que un consejo permanente defendió la legalidad constitucional sin fisuras ni dudas.