La Universidad de La Laguna (ULL) hizo ayer un segundo intento de aprobar sus nuevos estatutos después del fracaso cosechado por el Claustro hace dos meses, cuando el proyecto presentado por el equipo de gobierno y posteriormente acordado por una comisión de claustrales no saliera adelante al no contar con la mayoría absoluta requerida.

Al cierre de esta edición se desconocía aún el resultado de la votación, pues las urnas permanecían abiertas hasta altas horas de la noche. El Claustro debía votar dos textos: el consensuado por los grupos que participaron en la comisión extraordinaria y otro que incluía las enmiendas aprobadas en la sesión celebrada el 12 de abril. Sin embargo, en el debate de ayer se repitieron las críticas de los grupos más disconformes con el texto: Programa, del sector del profesorado; Eupas, del personal de administración y servicios; y AMEC, del alumnado.

El principal reproche que mereció el documento fue que se trataba "del mismo texto, sin el más mínimo cambio" que se presentó en la sesión de abril, afirmó la portavoz de Programa, Carmen Rosa López, que sostuvo que no se aprecia en el grupo de gobierno "ni un atisbo de querer alcanzar un consenso". Este grupo reiteró que prefiere los actuales estatutos modificados según la reforma de la Ley Orgánica de Universidades, la norma que obliga a la reforma de los estatutos.

Por Eupas, Cecilia Loaisa recriminó al equipo de gobierno de la ULL su resistencia a "acatar" el pronunciamiento del Claustro de abril, al tiempo que insistió en que, en lo que respecta a la representación del PAS en los órganos de Gobierno, el texto supone una "frustración".

"Si estos estatutos son aprobados serán los suyos, no los nuestros", indicó Adán González, portavoz de AMEC, que discutió la necesidad del consenso, que, a su juicio, representa "el abandono de mejores alternativas, el camino hacia la nada".

Al inicio de la sesión, el rector, Eduardo Doménech, justificó la iniciativa de volver a votar los estatutos en su viabilidad jurídica y en la percepción de que "hay margen para un esfuerzo que permita lograr la mayoría necesaria". En caso de no alcanzarse, advirtió, no se volverá a abrir un proceso de reforma, por lo que la aprobación de un nuevo texto deberá esperar al siguiente mandato (el suyo concluye a mediados del próximo año).

"Quienes quieran jugar a la política de confrontación y desgaste sobre los estatutos de la Universidad, que lo hagan. En ellos recaerá la responsabilidad", sentenció Doménech.